Algo se quebró en la mañana de este miércoles en el ánimo del presidente del Gobierno. A primera hora Pedro Sánchez envío un mensaje al núcleo duro, algunos ministros pero no todos. Necesitaba reflexionar. Y a las 9 de la mañana acudió a la sesión de control en el Congreso de los Diputados. Allí se le vio con un gesto torcido, especialmente cuando salió del hemiciclo y se subió al coche: ahí ya estaba mascullando seriamente la posibilidad de dimitir, pero en algún momento de esa mañana desde su equipo se le convenció para que se diera un tiempo. Cinco días.Después de la sesión de control el presidente estuvo trabajando en La Moncloa para redactar la carta de cuatro folios en la que se declaró enamorado de su mujer y se presentó como una víctima de campañas de «fango». Y a las 19.09 publicó la «carta a la ciudadanía», un hecho insólito, especialmente porque nunca antes un presidente se ha dado públicamente un plazo de cinco días para meditar su continuidad: «Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena».«Es una decisión personal », insiste un ministro importante, en línea con lo que se desvela desde su núcleo duro. «Nos enteramos unos minutos antes», asegura otra fuente muy cercana. En el Gobierno y en el PSOE hay un enorme desconcierto, porque no se vislumbra una buena salida a la decisión que tome Sánchez el lunes.Noticia Relacionada estandar Si El PSOE se prepara para cualquier escenario: «Hay mucha incertidumbre. Nadie tiene ni idea» Víctor Ruiz de Almirón La formación multiplica las reuniones de sus órganos internos. Todo el partido muestra adhesión al presidente pero el temor a lo desconocido opera con fuerzaLa trascendencia del debate interno en el que se sumergió este miércoles Sánchez está en que previamente a publicar la carta le comunicó al Rey su decisión : cancelar agenda y meditar su continuidad. El hecho de comunicarlo eleva la trascendencia política del trance en el que está el presidente del Gobierno.Su núcleo duro se enteró unos minutos antes, y varios de ellos dejaron todo lo que estaban haciendo para reunirse en La Moncloa, pero sin el presidente. Fueron la vicepresidenta María Jesús Montero , los ministros Félix Bolaños y Óscar Puente y el número tres del PSOE, Santos Cerdán . Según ha podido saber ABC, allí se habló de todo, pero especialmente del estado emocional del presidente, de cómo podían ayudarlo. Sobre los escenarios que se abren, en La Moncloa saben que ninguno es bueno. Empezando porque como consecuencia de la carta la prensa internacional está hablando «del caso de corrupción de la mujer del presidente Sánchez», tal vez la mejor prueba de queEn La Moncloa se trabaja para buscar una salida a la decisión del presidente. Tres portavoces han dado la cara: María Jesús Montero, Félix Bolaños y José Luis Rodríguez Zapatero . Los dos primeros apelan a la decisión personal y al ruego de que continúe. María Jesús Montero ha dicho esta mañana en la Ser que el Gobierno «ahora mismo estamos todos muy concentrados en que la decisión que tome el lunes sea la de continuar al frente de un proyecto imprescindible para este país».El expresidente ha salido al rescate, como ya hizo después el mismo momento en el que en la mañana del lunes 29 de mayo se enteró de que Sánchez había decidido adelantar las generales. Ha llamado a la movilización, dice que «no nos podemos quedar quietos, pido a los simpatizantes que se movilicen en favor de la democracia». Una afirmación que enlaza con la interpretación que se hizo ayer desde el PP: «es el primer acto de campaña». Tratándose de Sánchez toda hipótesis es plausible y esto es algo que barajan tanto en el PP como en el PSOE.El líder socialista ha construido un personaje político basado en la resistencia, en el aguante. Ayer por la mañana algo se quebró en su ánimo. Pero incluso siendo verdad lo que puso en la carta sobre su estado de ánimo, no es toda la verdad, y en el Gobierno maneja un hecho indiscutiblea: el Gobierno nacido de las elecciones del 23 de julio es un Gobierno débil que no acaba de arrancar . Sánchez logró la investidura, pero no la gobernabilidad. Y esto, admiten fuentes cercanas, también desgasta y contribuye a la reflexión del presidente.
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