Francia vive un cambio histórico: «La decisión de Macron nos lleva al caos»

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Francia vive un cambio histórico: «La decisión de Macron nos lleva al caos»

49.332.709 electores están convocados a elegir este domingo, en la segunda vuelta de unas elecciones legislativas anticipadas, a los 577 diputados de una Asamblea Nacional llamada a consumar un cambio sin precedente en la historia de Francia , con grandes repercusiones para Europa. Agrupación Nacional, el partido de extrema derecha de Marine Le Pen , se cotiza como primera fuerza nacional, sin tener asegurada una mayoría absoluta. Detrás, el Nuevo Frente Popular, que agrupa a todas las izquierdas, desde La Francia Insumisa hasta el Partido Socialista, pasando por los comunistas y los verdes, emerge en segundo puesto como una mera alianza electoral. No es una alianza gubernamental.El partido y los aliados políticos de Emmanuel Macron, por su parte, son víctimas del rechazo popular contra el jefe del Estado, mientras que la derecha tradicional de Los Republicanos vive la crisis del conservadurismo que fundó la V República.Noticia Relacionada estandar Si El partido de Le Pen se aleja de la mayoría absoluta Juan Pedro Quiñonero | Corresponsal en París La violencia racista, las posiciones radicales de los candidatos y el vínculo con Putin son algunas de las causas del retroceso de la primera fuerza política francesaUn campo de minasEse paisaje, comparable a un campo de minas, es el reflejo esperpéntico de la paulatina descomposición del panorama político francés. Todas las fuerzas políticas de izquierda y derecha que forjaron la historia nacional, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, han desaparecido o están en crisis. La extrema derecha solo gobernó Francia entre 1940 y 1944, con el mariscal Philippe Pétain como jefe del Estado y aliado de Hitler. Pétain fue condenado a cadena perpetua por el general Charles de Gaulle. Ochenta años más tarde, la ‘heredera’ de Pétain podría gobernar desde el lunes. Y los sucesores de De Gaulle se hundirán aún más en la decadencia.Los franceses viven esta evolución histórica con una angustia que un médico de familia, el doctor Roussel, resume de este modo: «Se han hundido todas las referencias. El salvajismo ha crecido de modo vertiginoso. Las creencias son motivo de chanzas y risas. Todas las grandes instituciones sociales, de la familia al orden público, están en crisis. Las antiguas creencias son motivo de chistes groseros en radio y televisión. En política triunfan los populismos radicales y sin escrúpulos».En una farmacia, se ofrece otra versión de la misma crisis: «Los tranquilizantes y las pastillas para dormir se venden de manera espectacular. La gente busca algún remedio contra la ansiedad, el miedo, la angustia…».J. P. QuiñoneroDesde una fachadaA las puertas del metro République, en el corazón histórico de París, discurre una manifestación del Nuevo Frente Popular (NFP) contra Le Pen, donde se descubre una gran pintada sobre una fachada que dice: ‘Mort aux fachos’. ‘Muerte a los fachas’ . Una señora de cierta edad, con su bolsa de la compra, comenta: «Lleva ahí desde hace una semana. Nadie se atreve a borrarla».Próximas al corazón de la manifestación, dos jóvenes que reparten ‘L’Humanité’, diario oficial del Partido Comunista Francés. A sus espaldas, una pintada dice «fóllate a un facha». «¿Qué les parece?», pregunto. Y, sin responder, rompen a reír. Un chico pasea una pancarta aún más expeditiva. Unos metros más lejos, otra joven de apariencia delicada lleva otro letrero con la frase «Bardella, tu existencia justifica el aborto».De vuelta a Saint-Germain-des-Prés, este corresponsal se encuentra con una antigua conocida, Madame Victoire, residente en la rue de Seine, calle legendaria en el mercado parisino del arte. «Querías a Le Pen, pues tendrás a Le Pen», bromeo. Y ella replica: «¡Hay que echar a Macron! Si por mi fuera lo colgaría en un garfio de carnicero». Todo esto dicho por una señora bien.Sin salir del barrio, asisto a la fiesta de aniversario de un amigo, piloto de Air France. Un cuarteto de jazz ‘new Orleans’ anima el ambiente. Un señor alto y grande canta temas de Louis Amstrong. Le felicito y cambiamos impresiones. «Sabe –dice–, soy partidario de ayudar a los musulmanes creyentes para que puedan ir a reunirse con Alá. Cuando un moro joven se salta un semáforo, en las afueras de París, sin problema: se saca el pistolón y ‘¡pum!’. Al cielo. Uno menos, con Alá, tan contento».Un joven sostiene un cartel que dice «Marine, fóllate a tu padre» J. P. QuiñoneroDías antes, en Hénin-Beaumont, el feudo electoral de Marine Le Pen, una residente de la localidad me había comentado: «Este fue un pueblo comunista, hace mucho… Pero los comunistas y las izquierdas nos fueron abandonando. Y apareció Marine Le Pen. Nos hemos quedado con ella».Esos alaridos de tensión y profunda angustia social también son el reflejo de una histórica crisis de identidad de Francia. Jérôme Fourquet, sociólogo, autor de varios ensayos de referencia, pone la situación actual en perspectiva: «La tensión es muy fuerte en todo el país. Y puede crecer, si gana Le Pen. En 2007, cuando Sarkozy ganó las elecciones, hubo tres noches de disturbios en la periferia de las grandes ciudades. Luego, la crisis se prolongó durante varios meses. Hoy la situación es peor».«Una joven sostienen un cartel que dice «Bardella es una prueba de que el derecho al aborto es importante» J. P. QuiñoneroFuerzas antagónicasMichel Winock, especialista emérito de la historia política de Francia, resume de este modo el alcance histórico de estas elecciones: «Honradamente, no veo ningún paralelo en la historia de Francia, que ha conocido revoluciones y golpes de Estado. Ahora estamos viviendo algo muy distinto. Las elecciones tienen por función algo así como un principio pacificador. En esta ocasión, la decisión personal del presidente de la República amenaza con el caos o la imposibilidad de gobernar Francia, divida por fuerzas antagónicas, incapaces de entenderse».Nicolas Baverez, historiador eminente, biógrafo y discípulos de Raymond Aron, patriarca del pensamiento liberal, tiene una visión igualmente pesimista: «Estamos viviendo cuatro décadas de declive, retroceso y riesgo de decadencia de Francia, que no ha atravesado una crisis tan grave desde los años 30 del siglo pasado, cuando las deudas, déficits y cuentas del Estado se encuentran en un estado lamentable». Ante Marine Le Pen, Macron se presentaba como un «muro» contra el caos. Le Pen le ha respondido diciendo que el presidente es el principal responsable del caos en el que se encuentra Francia.

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