¿Somos los únicos mamíferos que continuamos tomando leche después de la lactancia? «Sí, pero también los únicos que cultivamos la tierra para comer vegetales, entre otros», suele responder Luis Collado, director del Departamento de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), cuando tiene que desmentir la «leyenda negra» que acompaña a uno de los alimentos más básicos de cualquier cesta de la compra: la leche. Un producto, por cierto, polémico desde los tiempos de griegos y romanos, que consideraban que era propio de bárbaros y clases rurales, como relata el periodista Mark Kurlansky en su libro ‘ Milk! A 10,000-Year Food Fracas’ (‘Leche: 10.000 años de polémica’). El último capítulo de los litros de tinta que se han escrito sobre el consumo de lácteos lo firma la Organización Mundial de la Salud (OMS), que alertaba de que la creciente popularidad de las alternativas vegetales en detrimento de la leche está contribuyendo a que la ingesta de yodo sea cada vez menor (e insuficiente) en los países europeos. Noticia Relacionada estandar No Tres mitos sobre la soja que se han hecho más populares que sus beneficios Raquel Alcolea La creencia popular atribuye a la soja un efecto perjudicial sobre la salud en tres casos: hipotiroidismo, antecedentes de cáncer de mama y hombres. La Dra. Isabel Viñas explica por qué no es ciertoEn España, explica Collado, esta falta de yodo no sería un problema, ya que en nuestra dieta la principal fuente de este mineral es el pescado. Pero nuestro país tampoco es ajeno a ese abandono progresivo de la leche de vaca en favor de alternativas vegetales. En 2023, el último año completo analizado, los españoles bebimos 62,9 litros per cápita , mientras que hace dos décadas superábamos los 91, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Solo en momentos de crisis, como la del año 2008 y la pandemia repuntó este alimento básico en cualquier cesta de la compra, que supone el 3,55% del presupuesto que dedicamos a alimentos y bebidas. Los que más se resisten a dejar de beber leche son las parejas con hijos de todas las edades y los jubilados , que tienen el récord de consumo per cápita: 92,68 litros anuales. Por categorías, la semidesnatada sigue siendo la reina de nuestros carros (46% del volumen total) aunque destaca el crecimiento (14,4%) de variedades aún muy minoritarias como la de cabra (0,16 litros per cápita).«En el fondo, la demonización de los lácteos tiene que ver con intereses comerciales. Realmente su consumo es recomendable a lo largo de todas las etapas de la vida, y no solo en el caso de los niños», apunta Collado, también director de la Cátedra UCM/CLAS (Universidad Complutense de Madrid e Instituto Central Lechera Asturiana). «Se ha vendido que son perjudiciales por la famosa intolerancia que se dice que tiene hasta el 30% de la población aunque no hay estudios serios que lo demuestren. Tampoco hay análisis serios y concluyentes que vinculen el consumo de leche con algunos tipos de cáncer. Luego está la idea de que engorda, pero tampoco es cierto. De hecho ayuda a proteger contra enfermedades cardiovasculares, hipertensión y diabetes . En cuanto a su relación con algunos tipos de cáncer». Basta ver la campaña de Central Lechera Asturiana #Yobeboleche para ver que los esfuerzos comerciales de las grandes compañías buscan ensalzar todo el producto y no solo su marca.Un alimento muy completo«La leche es un alimento muy completo, tiene casi de todo, además de ser el rey del calcio: vitaminas del grupo B, A y D en cantidad variable y proteínas. Se ha demonizado su consumo, pero más allá de la alergia no hay una razón para no tomarla. Incluso si tienes intolerancia hay opciones sin lactosa. Se ven mensajes muy escandalosos que inducen a adultos sanos que se cuidan a cambiar la leche por bebidas vegetales. Esto se da mucho y no tiene fundamento . Estas alternativas no tienen los mismos nutrientes, aunque las deficiencias o no van a depender del resto de la dieta», argumenta Rosa María Ortega, doctora en Farmacia y catedrática de Nutrición en la Universidad Complutense de Madrid, que recomienda tomar, en una dieta habitual, entre dos y tres raciones en el caso de los adultos y entre tres y cuatro en el caso de niños, adolescentes, embarazadas y mayores. Coincide con las recomendaciones dietéticas de la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) que en su última revisión de 2022 subraya la importancia de que esas raciones lácteas sean «sin azúcares añadidos y con bajo contenido en sal» e introduce el factor sostenibilidad: «Debido al elevado impacto ambiental de los productos lácteos se sugiere reducir el número de raciones diarias si consumes otros alimentos de origen animal». Según los últimos cálculos de Naciones Unidas, la ganadería es responsable cada año de la emisión de 6,2 gigatoneladas de CO2 , el equivalente al 12% de todas las emisiones que la actividad humana lanzó a la atmósfera en 2015. Ramón Artime, presidente de la sectorial láctea de Asaja, lamenta que se «demonice» su producto, sin poner el acento en otras industrias tan contaminantes como la suya. Con todo, asegura, los ganaderos son conscientes de que hay margen de mejora, aunque necesitarían ayuda de las administraciones para afrontar estas inversiones.El éxito de las alternativasEn opinión de Patricia Ortega, dietista y nutricionista especializada en alimentación vegetariana, hay también otras razones, más allá de las medioambientales, que llevan a sus pacientes a buscar alternativas a la leche: «Muchos cambian por la cantidad de información que existe sobre el trato de las vacas en las macrogranjas, porque las suelen digerir mejor , se pueden encontrar cada vez más en bares o padecen alguna patología que desaconseja su consumo».Un campo de soja ABCDesde 2017, cuando el Ministerio de Agricultura empezó a incluir en su anuario datos sobre estas bebidas vegetales –a nivel legislativo no es correcto llamarlas leche–, su penetración en los hogares españoles no ha hecho más que crecer, aunque sigue siendo minoritaria: en 2023 consumimos de media casi seis litros per cápita, un 8,1% más que en 2022 y un 15,4% más que en 2019. Conscientes de este auge, varias marcas de lácteos reconocidas han sacado también su línea ‘veggie’. «Los lácteos no son un grupo de alimentos imprescindibles en ningún tipo de patrón alimentario. Si se quieren consumir, dentro de una alimentación saludable y equilibrada, por supuesto que es adecuado. Pero, si por el motivo que sea, no se quieren incluir, esto no va a suponer ninguna carencia nutricional», puntualiza Ortega. «La leche de vaca se podría cambiar por bebida vegetal de soja fortificada en calcio y vitamina D. Con los quesos veganos hay que tener cuidado ya que, a nivel nutricional, muchos son ultraprocesados con grasas de mala calidad, exceso de sal y bajo o nulo aporte proteico».Desde la Federación Nacional de Industrias Lácteas subrayan que los lácteos y las alternativas vegetales son productos distintos a nivel nutricional y de mercado, donde la leche líquida sigue reinando: «España es uno de los países de la UE donde más se consume, algo que no sucede con el queso o la mantequilla», destaca el director general de la organización, Luis Calabozo, que señala que según sus análisis las ventas totales de lácteos fueron, pese a la inflación, similares a las de 2022. Sin embargo, piden al Gobierno un IVA superreducido también para los yogures y animan a los consumidores a que apuesten por los quesos nacionales. Con todo, ellos ven el futuro blanco y en botella.
![La 'leyenda negra' que perjudica a la leche y aúpa a las bebidas vegetales La ‘leyenda negra’ que perjudica a la leche y aúpa a las bebidas vegetales](https://ayuser.org/wp-content/uploads/2024/07/vacas-Re9VOXBxk6lH8ztCe2GnnpK-758x531@diario_abc-DhpWtA.webp)
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