Análisis de la carta de Sánchez: de su puño, de su rosa y de su letra

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Hace tiempo que andaba preguntándome cuál sería la última carta de Sánchez y nunca hubiera imaginado que fuese la que le mandó el miércoles a España. Si no utiliza la rueda de prensa, el atril de Moncloa o la tribuna del Congreso para decir lo que dijo es porque cualquiera que saliera ahí con ese rollo parecería un demente. La epístola concede un grado de intimidad, de distancia y solemnidad al mismo tiempo que hace posible algunos discursos infumables. En la misiva de Sánchez casi lo escuchaba susurrándome al oído en una intimidad que a mí me daba mucho alipori. Después está el remango de escribir una carta como de ajustar cuentas . La carta abierta siempre me pareció un ejercicio pretencioso pues implica que todo el mundo lea lo que se le va a decir a otro como si estuvieran en la intimidad.MÁS DESPUÉS ‘NAIDE’ noticia Si Regreso a Abaltzisketa noticia Si Dejar de fumar con Pedro Sánchez noticia Si Curro, hoy siempre es ayer noticia Si Koldo, el koldismo y la koldosferaParece probado que en carta se pueden decir las mismas majaderías que en otros formatos. Cuentan que el presidente escribió esta de su puño, de su rosa y de su letra, y casi lleva prendido su perfume, su temblor y también su manera de sembrar las comas, por qué no decirlo. Hay que creer que esto fue así porque cualquier asesor, por pirado que estuviera, hubiera metido la cabeza en el horno antes de dar luz verde a semejante locura. Yo, por si le sirve a alguien, para comprobar si un texto es ridículo, lo leo con voz de actor de telenovela y así identifico si, firmándolo, estoy pareciendo un carajote. El presidente se preguntaba por su presidencial labor –«¿Merece la pena?»– y a sí mismo se respondía: «No lo sé», y se producía ese diálogo interior característico de las personas que no tienen facilidad para expresarse y usan este discurso de hablarse y responderse a sí mismas y se resultan elocuentes, también a sí mismas. Yo, si me preguntan, creo que todo lo que se ha arrastrado y nos ha arrastrado a nosotros, a su país, a su partido, efectivamente no merece la pena, pero eso es otro tema, porque yo he venido a hablar de la carta y del psicodrama que pone en escena con no sé qué fines, pero me los puedo imaginar. Noticia Relacionada estandar No De bolero a heavy metal: la IA convierte la carta de Pedro Sánchez en canción Usuarios de las redes sociales componen tonadas a partir de la misiva del presidente del Gobierno donde avisa que podría dimitir este lunesDesde el 28 de mayo pasado, Sánchez mantiene con España una bronca de novio a las cuatro de la mañana y por eso va del amor al muro contra el fascismo. Ahora se pone misivo-agresivo, un poco en ese lance de pegar puñetazos a la pared, portazos, llorar diciéndole a ella que la quiere, que no entiende por qué le trata así y cómo no le sacó la cara delante de su hermano aquel día. Ya se sabe, el típico pegar un portazo y llamar al telefonillo y pedir «vamos a arreglarlo» con los mocos colgando y temblándole la barbilla. Yo creo que Sánchez aquí es uno de esos que coge la puerta y se queda, pero puedo equivocarme. En todo caso, ojalá no recibamos más epístolas. Parafraseando la escena de ‘Quo Vadis’ en la que Petronio moribundo le pide a Nerón: «Martiriza a tu pueblo, pero no lo aburras», a Sánchez le aconsejaría que martirice a su pueblo, pero no le mande más cartas.

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