Del estupor y el shock de las primeras horas a la incertidumbre y al temor a una «decisión drástica» . Así evolucionó este jueves el estado de ánimo en el Gobierno y en el PSOE, en el primero de los cuatro días de «reflexión» que se ha impuesto Pedro Sánchez, como explicaba en la carta dirigida a los españoles a través de las redes sociales del pasado miércoles, donde amagaba con dimitir. Todo por lo que considera una campaña de acoso contra él y su familia, después de la decisión de un juez de admitir una denuncia contra su mujer, Begoña Gómez, por presunto tráfico de influencias . Un asunto que ha recorrido toda la prensa internacional, poniendo a España en el foco y no precisamente para bien. Y así lo han podido comprobar los miembros del Gobierno con responsabilidades internacionales, ante las preguntas de algunos de sus colegas sobre el caso.Varios dirigentes socialistas de peso, en el partido y en el Consejo de Ministros, utilizan esa expresión, la de «decisión drástica» casi como un eufemismo de otra palabra mucho más inequívoca, y de la que no quieren oír hablar, la de «dimisión». Aunque muchos se resignan a que eso sea lo que finalmente ocurra. Anunciar la convocatoria electoral siendo él el candidato o dimitir ungiendo un nuevo liderazgo que debería pasar por una nueva sesión de investidura. En el PP, por cierto, se malician de que esto último sea lo que realmente ocurra cuando el propio jefe del Ejecutivo en su misiva, comparecerá en La Moncloa ante los medios para comunicar su decisión. Una operación para renovar el liderazgo de todo el bloque progresista desde el poder.elecciones_correo_0679 Elecciones por correo ABC te ofrece la jornada de la campaña electoral catalana en 5 minutos NoLo que sí parece consolidarse es la idea de que no hacer nada no es una opción. «Yo le conozco, y no da un paso así, un órdago de ese calibre, si no lo va a llevar hasta el final. No creo que rectifique», explica uno de los dirigentes consultados. Hay coincidencia en que la decisión final no sería la moción de confianza, una de las posibles salidas que tendría la situación actual, y que dados los posicionamientos escuchados este jueves en boca de los socios parlamentarios no tendría excesivos problemas en superarse en el Congreso de los Diputados, donde Sánchez necesitaría una mayoría simple para verse ratificado. En un primer momento fue uno de los movimientos más comentados en el partido . Y dadas las circunstancias sería la opción mayoritariamente preferida por una dirigencia socialista que respalda a su líder, que le comprende y que cree que es víctima de la campaña que denuncia. Pero la sensación de las últimas horas es que no terminan de verse claras las ganancias de someterse a esa votación.Noticia Relacionada estandar Si El PSOE se prepara para cualquier escenario: «Hay mucha incertidumbre. Nadie tiene ni idea» Víctor Ruiz de Almirón La formación multiplica las reuniones de sus órganos internos. Todo el partido muestra adhesión al presidente pero el temor a lo desconocido opera con fuerzaLos socialistas salieron este jueves en tromba a resolver la duda que el propio Sánchez planteaba en su escrito, la de si «merece la pena» continuar en el cargo. «Claro que merece la pena, Pedro», le espetó esta mañana en una entrevista en la Cadena SER el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, convertido de nuevo en brújula moral de los socialistas. Desde el mismo miércoles se repiten las adhesiones en las redes sociales. Este jueves se sumó a ellas, entre otros, el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, y lo hizo citando un célebre verso de Joaquín Sabina: «Que ser valiente no salga tan caro, que se cobarde no valga la pena», rematado con un sentido «un abrazo muy fuerte, querido Pedro». Esa forma de dirigirse en público al presidente de uno de sus más estrechos colaboradores desde que llegó en junio de 2018 a La Moncloa no es baladí, y sirve de termómetro del momento. El responsable de la Presidencia, que trabaja en el edificio Semillas del complejo presidencial, muy cerca físicamente del presidente, evita expresamente cualquier referencia institucional, y opta por un mensaje de carácter estrictamente personal, incluso utilizando el nombre de pila del presidente, algo poco habitual entre sus colaboradores, que incluso en su ausencia se refieren siempre a él con un escrupuloso ‘el presidente’ o, como mucho, ‘el jefe’.Un movimiento personalEl golpe al tablero de Sánchez fue algo muy personal, con una carta en su perfil de las redes sociales casi sin formalidad institucional alguna. Muy pocos la conocían y de entre ellos lo supieron con escasísima antelación , incluido el núcleo duro que forman la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, Bolaños, el Secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, el ministro de Transportes, Óscar Puente o la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, quienes posteriormente sí estuvieron reunidos en una suerte de gabinete de crisis . Pasadas las horas, se van encajando las piezas del comportamiento de Sánchez en su última aparición pública el miércoles a primera hora, en la sesión de control del Congreso. Fue allí donde las fotos que este jueves inundaban las portadas dejaban ver un rostro con la fatiga asomando de manera indisimulada, donde en respuesta al portavoz de ERC, Gabriel Rufián, aludió lacónicamente a la decisión de un juez sobre su mujer, aunque fuera el mero inicio de investigaciones tras una denuncia presentada por el polémico sindicato Manos Limpias. Y fue allí, según pudo comprobar este periódico, donde el personal que se encarga de su seguridad y traslado aceleró la entrada del coche oficial en el patio del Congreso pocos minutos después de las nueve de la mañana y cuando Sánchez ya había contestado sus tres preguntas. Normalmente el jefe del Ejecutivo suele permanecer en el pleno al menos hasta que la vicepresidenta Montero contesta a sus preguntas. Pero esta vez le urgía la prisa por regresar a su residencia oficial , donde seguirá hasta el final del fin de semana para ultimar su decisión definitiva. «Está en reflexión total», precisan fuentes gubernamentales. «Está en un proceso de reflexión y hay que respetarlo. Será una decisión personal que adopte con su familia, con su mujer. Yo no sé qué decisión va a tomar el presidente», dijo este jueves Bolaños. En una línea similar se expresaba María Jesús Montero. Llegado este punto, no hay certezas sobre lo que ocurrirá. «Nadie sabe lo que va a hacer, y nadie es nadie» , sentencia un veterano colaborador del presidente desde su primera época. Un dirigente con fluida relación con Sánchez reconoce no haber tenido respuesta al mensaje que le envió.Un antiguo miembro del Consejo de Ministros sí se atreve a conjeturar que «la decisión está tomada, y ahora se está negociando cómo trasladarla» . En caso de que sea la más «drástica» que algunos se temen, queda por saber quién podría designar como sucesor, bien para encarar una nueva votación de investidura, como es preceptivo (tras la dimisión el presidente sigue en funciones, como ocurrió con Adolfo Suárez en 1981 hasta la investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo) o bien para liderar al PSOE en unas eventuales elecciones generales. Y tampoco ahí hay certezas excesivas. Hasta el punto de que hay quien afirma que el elegido ni siquiera tendría por qué ser miembro del actual Gobierno.El segundo día de reflexión del presidente llega este viernes con sólo una cosa clara, la de que este nuevo giro brusco a su carrera nace de una reflexión personal, y que únicamente en su cabeza está la decisión final que se conocerá el lunes . El sábado estaba ya agendado un Comité Federal que tiene previsto aprobar las listas a las elecciones europeas. La expectación es máxima. Y su ausencia llenará todo el espacio. Un eventual giro de guión para dirigirse a su partido es algo con lo que también especulan algunos cargos de la formación. «Hay mucho ruido y demasiada gente opinando», expresa un dirigente municipal. Un barón autonómico reconoce la «incertidumbre» y que «nadie tiene ni idea». Lo único seguro es que Sánchez sí ha logrado pertrechar en torno a su movimiento una sensación de adhesión y comprensión. El partido rumiaba desde hace tiempo lo «delicado» de los asuntos sobre Begoña Gómez por lo mucho que tensaba al presidente.El PSOE espera y apoya a Sánchez, aunque no sepa lo que eso significa en estos momentos. La cultura orgánica instaurada desde 2018 no deja lugar a otra cosa que no sea esperar a lo que Sánchez determine. Una tensa espera con la sensación creciente de que el presidente va en serio y que está dispuesto a renunciar. El momento entronca con el momento fundacional del sanchismo, cuando en 2016 accedió a volver a presentarse: «Van a intentar convencerlo hasta el final, como en las primarias».
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