Benjamin Netanyahu , primer ministro de Israel, se presentó ayer ante una sesión conjunta de las dos cámaras del Congreso de EE.UU. y allí no estuvo Kamala Harris . La vicepresidenta ostenta a su vez el cargo de presidenta del Senado , por lo que asiste a las sesiones importantes de la Cámara Alta o cuando necesita usar su voto de calidad para un desempate en una votación. Pero Harris, candidata demócrata de facto a la presidencia de EE.UU., que busca ser la comandante-en-jefe de la primera potencia mundial, optó por unirse al boicot de un sector de los demócratas al líder del socio fundamental de su país en Oriente Próximo.Mientras miles de personas se manifestaban en Washington contra la visita de Netanyahu, Harris se excusó por una cuestión de agenda: viajó a Indianápolis para un encuentro con una fraternidad universitaria femenina de estudiantes de la minoría negra.El desaire de Harris a Netanyahu -no parece un compromiso imposible de deshacer cuando se trata de asistir a un discurso de un aliado clave en medio de una guerra que afecta a la estabilidad de Oriente Próximo- será compensado con un encuentro en persona hoy en Washington con el primer ministro israelí.Noticia Relacionada estandar No Kamala Harris sale al ataque: «Es una elección entre libertad y caos» Javier Ansorena La vicepresidenta dio este martes su primer mitin en Milwaukee, la principal ciudad de Wisconsin, uno de esos estados clave que decidirán la elecciónEs imposible separar la decisión de la candidata demócrata, sin embargo, con un cálculo político de cara a noviembre que evidencia la fractura en el Partido Demócrata sobre la política hacia Israel. Y apunta a la posibilidad de un cambio de rumbo sobre Israel, si Harris llega a la Casa Blanca, respecto a la política del actual presidente, Joe Biden .La guerra en Gaza , la operación militar dura del Gobierno de Netanyahu y la factura humanitaria que ha provocado en la Franja han dividido a los demócratas en los últimos meses. La posición de la Administración Biden ha sido mantener el «apoyo inquebrantable» a Israel mientras mediaba, sin éxito, para conseguir un alto el fuego duradero y la liberación de los rehenes en manos de los terroristas de Hamás. Esto ha provocado una oposición fuerte de los sectores izquierdistas , entre quienes se impulsó un movimiento de voto-protesta en las primarias que consiguió medio millón de votos ‘no comprometidos’ con Biden. El descontento amenazaba con provocar una desmovilización del voto joven e izquierdista y una movilización del voto ‘anti Biden’ en los electorados árabes y musulmanes, que son minoritarios pero que pueden ser decisivos en algún estado clave, como Michigan, donde las fuerzas entre republicanos y demócratas están muy parejas.Harris ha sido en los últimos meses una voz discordante en la Administración Biden sobre la situación en Gaza, la primera que pidió un «alto el fuego inmediato».«Mientras Israel se defiende, importa cómo lo hace», dijo en diciembre, cuando condenó que «han muerto demasiados palestinos inocentes». En marzo, defendió que la situación en la Franja era «devastadora» y que era una «catástrofe humanitaria». Ese mismo mes, segun la cadena NBC, el Consejo de Seguridad Nacional tuvo que rebajar la agresividad de uno de sus discursos contra las actuaciones de Israel en el territorio palestino.Ahora, como candidata del partido, tiene que hacer equilibrios electorales para simpatizar con esos electorados enfurecidos con su Gobierno, pero sin crear dudas en sectores más amplios demócratas sobre el compromiso de una hipotética Administración Harris con Israel.La realidad es que, escudándose en ese compromiso en Indianápolis, Harris se sumó a las decenas de demócratas que boicotearon el discurso de Netanyahu. Entre ellos, por supuesto, los estiletes del sector izquierdista, como la diputada Alexandria Ocasio Cortez, que ha llamado a Netanyahu «criminal de guerra»; o su compañera Rashida Tlaib, la primera diputada de origen palestino, que ha defendido que Netanyahu «debería ser arrestado y enviado al Tribunal Penal Internacional». Pero tampoco estuvieron figuras de peso más centristas, como Nancy Pelosi, la expresidenta de la Cámara, que optó por reunirse con familias israelíes afectadas por los ataques de Hamás del pasado 7 de octubre. También participaron en el boicot varios senadores demócratas, como la presidenta ‘pro tempore’, Patty Murray.La ausencia de Harris provocó una cascada de críticas de los republicanos. «Para mí es intolerable e inexcusable que Kamala Harris lo esté boicoteando»; dijo el presidente de la Cámara Baja, Mike Johnson, sobre el discurso de Netanyahu. «La idea de que los demócratas hagan cálculos políticos cuando un aliado está en peligro, peleando por su supervivencia, es inconcebible».Su compañero de partido John Cornyn , senador por Texas, calificó la decisión de Harris de «escandalosa y bochornosa» y le acusó de «consentir a los elementos extremistas» de su partido.La campaña de Harris ha dicho que la candidata comunicará hoy a Netanyahu su visión de que «es hora para que acabe la guerra de una forma en la que Israel mantenga su seguridad, se libere a todos los rehenes, acabe el sufrimiento de los civiles palestinos en Gaza y el pueblo palestino pueda disfrutar de su derecho a la dignidad, la libertad y la autodeterminación». De puertas adentro, según ‘Politico’, la vicepresidenta considera que EE.UU. debe ser «más duro» con Netanyahu y «más contundente a la hora de buscar una paz duradera y la solución de los dos estados».

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