Están las canciones contra el verano, pura lógica de supervivencia ante el bombardeo de rayos gamma, sobacos al aire y socialización del sudor, y luego está lo de Carlos Ynduráin, plusmarquista del micropop y filósofo costumbrista, algo así como nuestro Stephin Merrit, capaz de firmar la canción definitiva de amor-odio estival. O, ya puestos, de odio-odio. Sin matices pero mucha guasa y aún más tino melódico. «Porque el verano no nos quiere / el verano no nos quiere ya / Habrá que hacerse con un yate / por la vía criminal / Habrá que ver el Tour de Francia / o el Mundial», canta el cabecilla de Los Lagos de Hinault desde ‘Vidas ejemplares’, su prodigioso debut de 2011. Y aunque este año hay Mundial y llegamos ya tarde para el Tour de Francia, aquí están, ahí mismo, los Juegos Olímpicos de París, que para el caso, y casi también para la rima, viene a ser lo mismo. Otro tópico veraniego de siesta y sobremesa que no desentonaría en esta anticelebración del estío; un magistral ejercicio de depuración pop que saca petróleo del resignado «si no puedes con tu enemigo, únete a él» y viene a sugerir que en realidad el puro verano no le sienta bien a casi nadie. ‘El verano no nos quiere’El verano no nos quiere…Habrá que hacerse tatuajesy aprender a derrapar,habrá que ir a festivales a bailar…Habrá que irse en un crucerode solteros/as,habrá que combatir la alergia tropical…Porque el verano no nos quiere,el verano no nos quiere ya…Habrá que hacerse con un yatepor la vía criminal,habrá que ver el Tour de Francia o el mundial…Habrá que hacer abdominaleso intentar no respirar,habrá que suspirar si llega una postal…Porque el verano no nos quiere,el verano no nos quiere ya…

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