El verano es la estación más terrorífica para las personas que sienten un miedo irracional al sol . Como vampiros modernos, los que sufren este trastorno suelen ocultarse de los rayos UVA hasta el final del día y si, por fuerza mayor, tienen que exponerse, lo harán protegidos de pies a cabeza. Se conoce como tanofobia y es lo opuesto a la tanorexia , que sería la adicción al sol y a broncearse. Ninguno de los dos términos existe dentro de la comunidad científica, aunque la tanofobia comienza a ser cada vez más habitual en las consultas y ya hay psicólogos, como Ángel Fernández, que estiman que representaría un 5% de las fobias que se diagnostican en España. El psiquiatra Néstor Szerman, que es presidente de la Fundación Patología Dual, cree que se trata de un problema anecdótico que afecta mayoritariamente a mujeres y que suele venir asociado a la hipocondria y a otras fobias. «Son, por lo general, personas muy sufridoras y que llevan una vida social muy restringida, que se esconden y mantienen las distancias», indica Szerman.Este profesional recuerda que en los últimos tiempos se ha detectado una creciente carencia en la población de vitamina D , que se sintetiza gracias al Sol. Sin embargo, dice, aún es pronto para valorar si el trastorno de la tanofobia está relacionado con este descenso. Según la experiencia de Almudena Nuño, que es dermatóloga del Instituto de Medicina y Dermatología Avanzada, estos problemas de vitamina D vendrían de la mano de una mala alimentación y un estilo de vida de oficina , que hace que cada vez recibamos menor radiación solar. Pero, por supuesto, es otra de las derivadas del miedo irracional al astro que posibilita la vida en la Tierra. «Además de los problemas físicos, es conocido que el sol es un antidepresivo natural y la ausencia del mismo se asocia con estados de ánimo de mayor abatimiento», afirma Vanesa Fernández, psicóloga especializada en fobias. Los tanofóbicos no suelen acudir a la consulta y no se les debe confundir con las personas fotosensibles , que tienen algo parecido a una alergia al sol y, por tanto, un miedo racional al mismo. Según dice Fernández, la tanofobia siempre se la ha encontrado «en cuadros más complejos». Aún así, es más fácil su autodiagnóstico que el de las personas con tanorexia que «a pesar de tener una piel cuarteada, destrozada por el sol, nunca tienen suficiente y terminan desarrollando problemas de percepción sobre sí mismos».Noticias Relacionadas estandar No Casos disparados La OMS teme otro brote global de viruela del mono con una variante más agresiva Nuria Ramírez de Castro estandar No Estas son algunas de las fobias más raras, ¿tienes alguna de ellas? Marina OrtizTambién en invierno Esta psicóloga relata el caso de una de sus pacientes con miedo irracional al sol, a la que ni se le ocurre preguntar si accedería a mantener una conversación con este diario: «Si tiene miedo al sol, imagínate a una entrevista y a una cámara. No sale apenas de su domicilio y a cada propuesta que le hago siempre me dice « ¿Que si me apetece ir a la piscina? Nunca » Esta fobia se hace extraordinaria en verano». Sin embargo, esta psicóloga indica que este trastorno también persiste en invierno. ¿A qué se podría deber este incremento de tanofóbicos en las consultas para tratar problemas de salud mental? A pesar de que no hay datos solventes que posibiliten un estudio pormenorizado de las causas, Fernández desliza que «está de moda tener pavor al sol» y matiza que «está muy bien ser cauto, protegerse y evitar quemarse. Pero de ahí a creer que el sol es sinónimo de cáncer de piel hay un paso. Su ausencia puede acarrear problemas de huesos , eso tampoco podemos olvidarlo». «Recuerdo ir a la playa de pequeña con camiseta y pantalón de neopreno y, eso, normal, normal no era»En esta línea, el psiquiatra Néstor Szerman añade que «los mensajes de precaución pueden generar miedos si se lanzan a personas vulnerables». «En mi caso, del miedo, he pasado a un efecto rebote», confiesa a este periódico Beatriz Silvestre, una joven albina. «Recuerdo ir a la playa de pequeña con camiseta y pantalón de neopreno y, eso, normal, normal no era», relata. Pero ella no tenía poder de decisión sobre la ropa que llevaba durante las vacaciones en la costa. Padres de niños albinos Silvestre opina que los que, por su experiencia, podrían sufrir tanofobia son los padres de niños albinos : «Lo he visto en mi familia y en otros muchos casos con los que he tenido relación en la asociación española de albinismo. Algunos padres se obsesionan con el sol y le cogen miedo, sobre todo cuando somos pequeños».
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