A casi un año del fracaso del segundo proceso constitucional en Chile, el 88% de los chilenos espera cambios profundos en la sociedad que les permitan asegurar y mejorar su calidad de vida, pero expresan claramente, en un 57%, que desean esos cambios con gradualidad y por medio de acuerdos.Esta es una de las conclusiones que arroja en nuevo informe sobre Desarrollo Humano de Chile, elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que tras un intenso trabajo analizó la temperatura del país después del estallido social de 2019, la pandemia de 2020 y los procesos constitucionales fallidos del 2022 y 2023.El documento titulado ‘¿Por qué nos cuesta cambiar?: conducir los cambios para un Desarrollo Humano Sostenible’ fue entregado al presidente Gabriel Boric en un acto realizado ante ministros, dirigentes sociales, políticos y gremiales en el Centro Cultural Gabriela Mistral, ocasión en la que el mandatario señaló que de una primera lectura «a uno lo inunda el pesimismo».El extenso estudio recoge que un 59% de los chilenos considera que la situación del país ha empeorado en los últimos años y apunta a las insuficientes capacidades de las elites, los movimientos sociales y la ciudadanía de conducir esos cambios.Noticia Relacionada estandar No Boric revive el aborto y reformas laborales en su tercera cuenta pública para reencantar a su base María J. Errázuriz | Corresponsal en Santiago de Chile Mandatario chileno aseguró que su Gobierno logró estabilizar al país después de años convulsosEs llamativo que el 67% de las personas considera que los mayores obstáculos están en los liderazgos políticos, a los cuales convierte en «villanos». A su vez las elites consideran que la ciudadanía es individualista (49%) e inmediatista; es decir, cree que los problemas son de fácil solución (15%).La presentación del informe lo realizó la representante residente del PNUD en Chile Georgiana Braga-Orillard, quien aseguró que las personas «quieren cambios profundos y graduales; tienen una visión pragmática y diversa, con aspiraciones que son una mezcla de seguridad, derechos sociales y crecimiento económico, sin encajar en agendas unidimensionales de cambio».La funcionaria internacional manifestó que, para estar a la altura de esas expectativas, «es urgente construir las condiciones para que la sociedad chilena pueda conducir cambios exitosos».Diferentes liderazgosLlama la atención en el estudio el proceso de «villanización» que realiza la ciudadanía de los diferentes liderazgos existentes, ya sea políticos, económicos o sociales, quienes a su juicio obstaculizan los acuerdos (un 67% lo cree), priorizan sus intereses personales (23%), tienen poca experiencia (20%), no conocen los problemas de la gente (20%), privilegian ideologías políticas (19%) y no tienen voluntad de acuerdos (14%).Georgiana Braga afirmó que Chile enfrenta «una ventana de oportunidad» para realizar esos cambios demandados en matrería de derechos y protección social pues un 57% prefiere que los cambios sean graduales y un 70% de las personas apoyaría un liderazgo cuyas promesas tarden en concretarse si es que van en la dirección correcta. Solo un 21% de los chilenos dice preferir que las cosas vuelvan a ser como antes.Al comentar el informe entregado, el presidente Gabriel Boric indicó que lo inunda el pesimismo no solo por constatar lo difícil que es realizar cambios en Chile, sino que cuando se intenta hacerlo, estos se profundizan y aumenta la polarización e incentiva la irrupción de liderazgos «estridentes».También apuntó a la relación disfuncional que existe entre las elites con la ciudadanía y los movimientos sociales, así como el hecho de que las personas quieren cambios profundos, pero no está dispuesta a asumir los costos de ello.GradualidadBoric aseguró que la gente tiene claro que los problemas no tienen soluciones fáciles, al contrario de lo que creen las elites sobre lo que piensa la ciudadanía. Para el mandatario, los chilenos fueron sabios al momento de rechazar los dos procesos constitucionales pues con ello confirmaron que creen en los cambios graduales. «Gradualidad no significa dilatar y veo en la política muchas veces un ánimo de dilación. Todo problema que se patea para adelante termina siendo más difícil de abordar y sus costos son mayores», aseguró.El PNUD realizó informes sobre Chile de manera periódica desde 1996, pero una vez que el país ingresó como miembro pleno a la OCDE y se terminaron las transferencias de apoyo internacional, en 2017, el estudio se suspendió. Después del estallido social, la pandemia y los procesos constitucionales el presidente Gabriel Boric le solicitó, en 2022, al organismo activar el estudio.Estado versus mercadoGeorgiana Braga apuntó que varios de los cambios experimentados por Chile no han sido conducidos, son externos, producto de fuerzas globales como el cambio climático, pero, que en otras materias que reclama la ciudadanía permanece el statu quo.La representante señaló que la relación entre las elites, la ciudadanía y los movimientos sociales es bastante conflictiva, porque las primeras miran con desconfianza a la ciudadanía y, en contraparte, la ciudadanía no reconoce los avances, a modo de revancha, y convierte a los líderes políticos en responsable de ello. En medio de esto, dijo, los movimientos sociales, que lideran las demandas, exacerban los conflictos. «Estamos en un momento donde esta conflictividad es bastante elevada y los medios de comunicación también influyen con sus discursos», dijo en entrevista con T13 Radio.Economía y seguridadEl estudio del PNUD devela es que la ciudadanía no tiene miras dicotómicas sobre el modelo país, es decir, entre Estado y mercado; dicho de otra manera, las personas son más pragmáticas y lo que les interesa es su mejoría económica y mayor seguridad en todo orden incluyendo salud y pensiones. En la contraparte, las elites sí tienen esa mirada dicotómica, explicó Braga.El informe es crítico de la labor de los medios de comunicación en cuanto a que no cumplen con su rol de poder fomentar la creación de una visión común que incluya la diversidad del país. Parte de ello se debe a que los medios también están anclados en la dicotomía entre Estado y mercado de la elite.Destaca que la ciudadanía percibe una débil agencia colectiva: la mayoría en Chile (63%) piensa que tiene poca capacidad para cambiar el país, pero hace 25 años esa cifra alcanzaba solo un 45%. Y el pesimismo sobre el futuro colectivo se triplicó en la última década. En el acto, el presidente Boric manifestó que el informe del PNUD contribuye a darle una base de realidad a la convicción intuitiva que ha permeado al Frente Amplio una vez en el poder y tras el fracaso de los procesos constitucionales en orden que los cambios no pueden ser refundacionales. «Hoy hay más argumentos para sostener la tesis de la gradualidad» afirmó y reconoció que a esta nueva generación de izquierda que alcanzó el poder le resultó complejo dar el salto de la política de movimientos sociales, que es maximalista y corporativista, a una política de responsabilidades por el bien común.Bien común«Eso no significa transar en las convicciones ni en principios. A mí, tras concurrir al acuerdo (constitucional) de noviembre (de 2019) e incluso antes, tras participar en el Acuerdo Nacional por la Infancia del presidente Piñera, me decían en la calle amarillo, pero yo estaba convencido de no haber traicionado ningún principio u acción que había sostenido» recordó Boric y agregó que «ahora, como presidente de la República, es muy importante tener una perspectiva de bien común».Respecto de las demandas pendientes que expresa la ciudadanía, el presidente le pidió a la elite empresarial no olvidar y dejar «en fojas cero» la apertura que expresó durante el estallido social de hacer cambios tras reconocer que debía perder algunos privilegios y llamó a todos los actores a no ser cortoplacista y postergar los cambios porque el malestar persiste tal como lo refleja el informe.
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