Junqueras acusa a Rovira de maniobrar en su contra

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Junqueras acusa a Rovira de maniobrar en su contra

Los partidarios de Oriol Junqueras han pedido a la dirección de Esquerra que adelante la fecha del congreso que ha de decidir la nueva cúpula y orientación del partido. Los estatutos internos señalan que cuando un presidente renuncia o dimite el congreso para sustituirlo ha de celebrarse en un plazo máximo de tres meses. Junqueras dimitió dos días después de las elecciones autonómicas del pasado 12 de mayo pero aplazando su salida efectiva al día siguiente de las elecciones europeas del 9 de junio. Los estatutos contemplan también algunas excepciones , como que se abra un ciclo electoral, en cuyo caso se puede rebasar el límite de los 90 días. La dirección de ERC, ejercida y controlada por Marta Rovira, señaló la fecha del congreso -que todavía no ha sido formalmente convocado- para el 30 de noviembre, en previsión de que hubiera repetición electoral si no se llegaba a un acuerdo para investir al candidato socialista, ahora ya presidente, Salvador Illa. El sector «junquerista» cree que despejada esta eventualidad, y habiendo ya Govern, no tiene sentido mantener una fecha tan tardía y acusa a la dirección de querer ganar tiempo para organizar una candidatura alternativa a Junqueras, que de momento no existe.En Esquerra las sucesiones suelen comportar sangrientas luchas intestinas. Àngel Colom y Pilar Rahola llegaron a crear en 1996 una escisión -el llamado PI, Partit per la Independència- que duró hasta las elecciones municipales de 1999, en los que obtuvo unos resultados tan pobres que se vio abocado a la disolución. El traspaso de poderes de Josep Lluís Carod-Rovira a Joan Puigcercós tampoco fue modélico, ni pacífico, pero precisamente Joan Puigcercós, en 2010, tras perder su partido y su candidatura 11 diputados de los 21 que tenía en el Parlament, protagonizó el único relevo sin incidentes y colaborativo de la historia republicana, y Oriol Junqueras se convirtió presidente contando con algunos colaboradores de la dirección anterior, como Anna Simó, la última consejera de Educación del gobierno de Pere Aragonès.De aquella transición ordenada y cordial surgió también el liderazgo de Marta Rovira. Puigcercós y otros dirigentes históricos entendían que Junqueras era el mejor cartel electoral que tenían pero no confiaban en él para la organización interna, ni el propio Junqueras estaba demasiado interesado en aquellas tareas, de modo que la incorporación de Rovira dio tranquilidad a los salientes, y la sensación de que continuaban controlando el partido, y liberaron al candidato de unas cargas que no sólo no quería sino que le provocaban un especial rechazo . Por toda esta historia compartida, a Junqueras le ha sentado mal que Rovira le haya girado el partido en contra -se considera traicionado, porque confiaba totalmente en ella- así como que Puigcercós fuera uno de los firmantes del manifiesto que pedía una renovación total en la dirección, refiriéndose a él aunque sin nombrarlo.Noticia Relacionada estandar Si Gestos y maneras del nuevo Govern: la sombra de ERC es alargada Àlex Gubern Illa practica el discurso monolingüe y apela a la «nación catalana»La dirección se está tomando su tiempo para decidir. Fuentes del entorno de Rovira aseguran que los estatutos son interpretables, que una vez fijada una fecha queda poco serio cambiarla por otra, y ven «innoble» que Junqueras no quiera que haya tiempo para la formación de una candidatura contraria a su regreso para que los militantes puedan decidir entre diferentes propuestas bien definidas. La nueva dirección tendrá que decidir, entre otros asuntos, si mantiene el apoyo a Pedro Sánchez en el Congreso, si entra en el Gobierno municipal de Jaume Collboni y qué tipo de oposición o colaboración mantiene con el Ejecutivo de Salvador Illa.A los tres dirigentes socialistas les interesa una victoria de Junqueras, que a lo largo de su trayectoria se ha entendido mucho mejor con los partidos de izquierda que con Mas y Puigdemont . Marta Rovira y sus partidarios tienen una concepción menos tranquila de la política y son más maximalistas y partidarios de golpes de timón bruscos y escenificaciones repentinas. No es que Junqueras haya dejado de ser independentista pero es más realista respecto de las posibilidades de conseguirla que los que quieren poner fin a su liderazgo, y tiene otros intereses además de la llamada «causa nacional», que entroncan con los temas clásicos de la izquierda, como los derechos sociales y la calidad de los servicios públicos. El ‘rovirismo’ tiene más que ver con la Esquerra incendiaria que cada tanto tiempo necesita que todo estalle a su alrededor no tanto porque le convenga sino por la irrefrenable atracción que le provoca verlo saltar todo por los aires.

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