Las dudas, las pocas que había, al menos en el Real Madrid, se disiparon pronto. «El día de su presentación ya comprobamos que no iba a dar ni un solo problema», explican en el club. No hizo falta que Mbappé se pusiera a las órdenes de Ancelotti , compartiera una semana de entrenamientos con sus compañeros y disputara un partido para cerciorarse, según afirman, de que el francés no tiene nada de tóxico. «El gol es importante, claro, pero lo es más el placer de jugar con este equipo y estos jugadores», razonaba Mbappé en el césped del Estadio Nacional Narodowy, minutos después de marcar su primer tanto con el Real Madrid y ganar su primer título vestido de blanco.Noticia Relacionada estandar No El Madrid de Mbappé y Vinicius ya gana títulos Rubén CañizaresNoticia Relacionada Fútbol estandar No Luis Enrique, sobre el debut de Mbappé: «No lo vi, qué pesados son los españoles» Jorge Abizanda El técnico asturiano ha comparecido este jueves en la rueda de prensa previa al estreno del PSG en la liga francesaUna copa que levantó en tercer lugar, tras Modric y Carvajal, a pesar de ser el último en llegar. Cuando Luka elevó al cielo de Varsovia la sexta Supercopa de Europa de la historia del Madrid, cedió el trofeo al lateral, segundo capitán esta temporada tras el croata. El español, como el croata, tuvo su momento de gloria, pero la persona que puso la primera piedra en Valdebebas no fue elegido por casualidad. El madridismo que lleva en sus venas detectó enseguida que el protagonista de esa victoria tenía que ser Mbappé, y hacia él fue para entregarle la copa, ante el asombro del propio Kylian, que agradeció la deferencia y celebró el título con el trofeo entre sus manos. «Mbappé es uno más», cuentan en Valdebebas, donde se alejan de la etiqueta de divo que el antimadridismo ha querido colgar al delantero galo. También se ha venido abajo la pelea del galo con Vinicius que algunos auguraban se desataría por quién ocuparía la banda izquierda. Mbappé es el ‘9’, en la camiseta y sobre el terreno de juego. E intercambiará su posición con el brasileño, como les ha pedido Ancelotti a ambos, pero de inicio los roles y las posiciones son las que son. «Vini está muy feliz de jugar con él», explica su entorno a este periódico, subrayando que el brasileño ya fue el cicerone de Bellingham la pasada temporada y que piensa actuar igual con Kylian este curso (si es que no la acaba liando con la oferta de Arabia). La bendición de Vini no es la única buena noticia para Mbappé. Los cuatro jugadores franceses están muy encima de él; Rodrygo no le ha recibido de uñas, aunque su presencia pueda poner en peligro su titularidad; Bellingham también está encantado con su fichaje y todos se encargaron en la noche del miércoles de exponer en las redes sociales lo maravillosa que es la convivencia entre tanta estrella. «Es muy satisfactorio ver a Mbappé empezar marcando y ganando, sobre todo después de todo lo que se ha hablado sobre lo que afectaría su llegada al vestuario. Creo que ha callado muchas bocas», dijo Valverde tras la Supercopa. Su dominio del castellano, su naturalidad y su sencillez han conquistado al vestuario. Lleva diez días, pero podrían ser diez años, como confesó el propio Bellingham en su comparecencia como MVP. También ha probado ya la parte ‘amarga’ de meter goles en el Real Madrid. Si Kylian se pensaba que Rüdiger haría excepciones con él, en Varsovia se dio cuenta que no va a ser así. El alemán llegó al corrillo de celebración, que habían iniciado Vinicius y Rodrygo imitando su característico salto y cruce de brazos, y soltó al galo con la mano bien abierta cinco cachetazos entre la coronilla y la nuca. Mbappé recibió luego otros cuatro en el costado derecho y acabó con un par más en el gemelo de su pierna izquierda. En la celebración del título, y con Mbappé ligeramente agachado, llegó Rüdiger por detrás para soltarle otro mamporro en la parte superior izquierda de su espalda. A Kylian se le escapó una risa floja de esas de ‘no puede ser, otra vez me está zurrando…’. Y en este clima sano y limpio, como le gusta insistir a Carlo Ancelotti, ha entrado Mbappé para poner su granito de arena y que nada cambie. Evidentemente, el club es consciente de que a lo largo de la temporada pueden llegar momentos complicados y pequeños roces, sobre todo si los resultados no acompañen, como sucede en todos los vestuarios del mundo. También en el Real Madrid. No existe la familia perfecta, ni tampoco un equipo de fútbol en el que no haya discusiones y opiniones encontradas, pero nada que consideren que vaya a perturbar un vestuario y un equipo en el que Mbappé ha entrado con el pie derecho.
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