Con Teresa Sapey se confirma una de las esencias de la ciudad . Que atrae talento, que a los artistas les va enamorando de a poco, hasta que el marco urbano se convierte en su casa. Teresa Sapey, natural de Cuneo, Italia, es arquitecta de interiores , reconocidísima en todo el mundo, y tiene a la ciudad como un ejemplo donde el urbanismo, incluso con momentos pocos exitosos, ha ayudado a la evolución de la ciudad. Rememora una urbe que, no un pueblo, pero sí era más provinciana y cerrada: corrían los finales de los años 80. Desde entonces, esta mujer apasionada y libérrima ha visto nacer el nuevo museo Reina Sofía , la ampliación del Prado o la inauguración de la T4 , que tiene como uno de los paradigmas de la modernidad. Ya hasta la Puerta de Alcalá le dice algo, lo que da idea de sus lugares predilectos a razón de tanto tiempo en la ciudad.En su estudio, que es también un laboratorio de ideas, hay ajetreo, y todo parece decir que hay un creador en marcha. No le duelen prendas al hablar de su Italia natal, y cómo algunas ciudades históricas se han quedado enlagunadas en algún momento de su pasado. El ejemplo lo tiene en Roma y su caos circulatorio frente a los bulevares y las amplitudes de Madrid. Lee la ciudad a través del cromatismo, y el azul capitalino le parece «único».Noticia Relacionada estandar Si Alberto Urdiales: «El público que viniera a Madrid a ver unos Juegos se enamoraría de la ciudad» Jesús Nieto Jurado Confiesa que la capital, en 38 años, ha llegado a convertirse en una de las mejores ciudades del mundo—Como arquitecta especializada, y reconocida, en interiores va la primera. ¿Madrid es más de dentro o más de fuera?—Madrid es la calle, totalmente. Un Madrid de puertas adentro no sé qué es. Los madrileños viven en la calle. Ya el músico Luigi Boccherrini trasladó a música el ruido de Madrid en su obra ‘La música nocturna de las calles de Madrid’. Madrid es una ciudad de ruido y de calle.—Una calle de Madrid, cualquiera, ¿qué le evoca?—Alegría, cosmopolitismo, respeto, y convivencia. Madrid es la capital de la cultura latina.—Decir capital latina es mucho decir.—Es que me encanta oír hablar mexicano, chileno, cubano. Son los acentos que más se notan.—Volvamos a la arquitectura. Me gustaría que reflexionase, desde su profesión, la ciudad. Si ha habido abuso de piqueta, de megaconstrucciones, o si al final de la historia todo queda armónico…—Yo creo que Madrid queda como una ciudad armónica, porque eso lo lleva en su ADN, en su identidad. Me parece grandiosa, majestuosa. Y sigue creciendo coherente coherente con su imagen. Es una ciudad muy cómoda porque ha sido pensada con grandes arterias circulatorias. En Roma no es así.madrid_dia_0703—Vaya, y hay en estas páginas quien se duele de los atascos.—Es que el hombre es mejor arquitecto que el arquitecto mismo. —Es una buena máxima. Usted, como conferenciante, ¿qué dice de Madrid por esos mundos de Dios?—Madrid es una capital de provincia con una arquitectura ecléctica y siempre en evolución. Porque Madrid, y esto me gusta, siempre deja sello, huella, de cada época de la historia. Hay otras ciudades que se paran en un determinado momento de su pasado.—Usted forma parte de esa historia.—Desde el 89 he visto nacer el Reina Sofía nuevo, la ampliación del Prado, el Caixaforum. Madrid Río. Hay en esto una evolución que es más que constante. No reconozco la ciudad de cinco años en cinco años. La T4 es increíble. Madrid evoluciona y no se para nunca. —En este avance, ¿ve alguna sombra?—No todos los proyectos han sido exitosos, porque quien manda es el hombre, y el hombre es imperfecto. Aunque el hecho de que se haga determinado proyecto, vale más que no hacerlo. Pasa como en París con el Centro Pompidou, cuando lo hicieron, lo hicieron mal, pero ha transformado el centro de la ciudad. En Roma no ha cambiado nada en cien, doscientos años. —Ha hablado de la evolución con convicción, ¿qué motivos hay para esa evolución?—Puede ser porque es una capital donde siempre hay sitio para intervenir, para empezar. También concentra inversiones. Otra razón es el crecimiento exponencial en los últimos treinta años.—Ahí quería llegar yo, al Madrid que primero le llegó.—Cuando vine a vivir aquí hace 35 años, no quiero decir que Madrid fuese un pueblo, porque no sería correcto, pero era una ciudad mucho más provinciana, mucho más cerrada.MÁS INFORMACIÓN noticia Si Angie Rigueiro: «Dentro de que es una ciudad maravillosa, a Madrid le hace falta tranquilidad» noticia Si Manuel Domínguez: «Los gallegos en Madrid hacemos bandera para estar entre nosotros»—Y como artista, ¿qué vibraciones le llegaban?—Al principio me costó, pero luego entendí que la ciudad se ha ido abriendo por diversos motivos: el ‘brexit’, la inmigración latinoamericana en una ciudad segura. O el triste problema del independentismo, o de Barcelona, convertida en un parque temático como Venecia. Y añado que respecto a la cultura, todas las universidades internacionales han abierto campus en Madrid. Y eso la hace muy internacional y muy joven, aunque parece que la gente no se da cuenta.—Si le mentan Madrid, que a fe que lo ha hecho suyo, ¿qué es lo primero que se le viene a la cabeza?—El cielo azul. El color del cielo de Madrid me encanta. Durante el Covid, por ejemplo, cambió el color del Retiro. Leo los sitios a través del cromatismo.
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