Son las diez de la mañana y el Museo del Prado abre sus puertas a los turistas. Los grupos son diversos: mexicanos, japoneses, italianos e ingleses se amontonan en la entrada. Todos esperan impacientes con sus audioguías a los monitores, esas brújulas encargadas de recorrer las profundidades del museo y, entre cuadro y cuadro, explicar la historia que se esconde detrás de ellos. «Normalmente suelen llegar por la mañana turistas hispanohablantes y por la tarde más de la zona asiática», comenta una de las guías encargada de realizar recorridos de apertura. Justamente un grupo de 50 jóvenes turistas, la mayoría de ellos mexicanos, se prepara para vivir su primera visita al museo. «Es mi primera vez en España y espero que sea una travesía entretenida», cuenta uno de ellos a nuestro medio. El recorrido comienza en la Puerta de los Jerónimos. El grupo, al ser tan numeroso, se subdivide en dos antes de adentrarse a las salas más emblemáticas. Noticia Relacionada Ideales para familias estandar No Los museos más curiosos, originales y divertidos de la capital Rocío Jiménez Estos cinco espacios expositivos, pensados para toda la familia, ofrecen experiencias realmente únicas, así como nuevas formas de disfrutar del arte de forma activaEl primero comienza el recorrido en la Sala del Bosco y su famoso ‘ Tríptico del jardín de las delicias ‘. No tardan en llegar las reacciones: «¡Órale, qué chulada!», claman tres jóvenes nada más entrar. Del Bosco pasan a ‘ El descendimiento ‘ de Van der Weyden y ‘ La Anunciación ‘ de Fra Angelico sin querer perderse detalle alguno de lo que les cuentan. Por su parte, el itinerario del segundo grupo, opta por lo escultórico, aunque reencontrándose en la sala 24. Allí, el ingente ‘Lavatorio’, de Jacopo Tintoretto causó varios comentarios. «Está muy bien hecho el perro y es realista», expresó una joven entre susurros. Sin embargo, lo que más llama la atención de los turistas es la máquina de ‘Aroma a guante perfumado’ de la sala 56. En ella cuelgan distintos retratos que muestran guantes cuyo autor es Antonio Moro . «¿Huele bien y cómo en el cuadro?», se preguntan algunos accionando el botón de la máquina con la que se puede interactuar. Estupefactos y asombrados se van acercando uno a uno a la instalación con el fin de sentir los aromas.Goya, ídolo de masasEn la misma sala, un pequeño grupo de turistas italianos, se asombra con ‘Las escenas de la historia’ de Nastagio degli Onesti . Incluso aprovechan y lanzan preguntas en medio de la explicación sobre otros pintores como Rafael . A lo que su guía, tras la cuestión, decide llevarlos justo a la sala 49 situada en frente, donde reposa el insigne ‘Cardenal’ del pintor italiano.El mismo furor causa entre los turistas japoneses ‘Adán y Eva’, de Tiziano . «Es uno de mis cuadros favoritos, porque resalta la imponente belleza del ser», cuenta a ABC uno de los turistas japoneses. Sin embargo, el elegido por antonomasia es Goya , que los cautiva con obras como ‘La Reina María Luisa a caballo’ o ‘La familia de Carlos IV’ llegando a confesar que Goya «tiene una parte divertida reflejada en cuadros como el de María Josefa de Borbón». El grupo de turistas japoneses durante su visita por el Prado William gonzálezSu interés se revitaliza en obras de la sala 61 y la belleza juvenil de Antonio María Esquivel , pero llega a su punto más álgido cuando ven por primera vez las Majas desnuda y vestida. El interés por el pintor español también se refleja en el paseo de los turistas italianos por la sala 67, donde reposan ‘Las pinturas negras de Goya’: «Me gusta mucho el ambiente oscuro de la sala con algunos rafagazos lumínicos a juego con los cuadros. ¡Impresionante!», admite el turista italiano Luigi que se autodenomina como un enamorado del arte español. Más adelante, un grupo de turistas ingleses y estadounidenses, queda impactado con la obra de Mariano Fortuny , el artista español más influyente del tercer cuarto del siglo XIX. Taylor, joven californiana, cuenta que lo más impresionante de Fortuny es «la cantidad de detalles y relieves tan bien conseguidos». Tampoco para este grupo pasa por alto causando gran sorpresa ‘La sala del retrete’ (39a) con sus inmensos cuadros.Sensaciones finales Tras más de 90 minutos de paseo, el recorrido de los jóvenes mexicanos llega a su fin. En pleno centro de la tienda del Museo Prado , se apresuran a comprar algún recuerdo. Otros por su parte comentan el cansancio, se enseñan algunas fotos tomadas a escondidas. Sus sensaciones son diversas: «Lo que más me ha gustado son los cuadros del Bosco», murmuran entre ellos. Otra compañera remata: «Sí, amo los cuadros del Bosco». Sin embargo, otros se quejaron de algunos regaños del personal y echaron en falta que «no hubiera más zonas para interactuar con los cuadros». «He disfrutado mucho el recorrido y he conocido la obra de Eduardo Rosales», cuenta emocionado un turista japonésEl balance general que hacen algunos es muy bueno, aunque dicen que cambiarían y pondrían «los cuadros más importantes» en zonas más cercanas a la entrada de la Sala San Jerónimo, ya que los grupos numerosos entran por allí. El recorrido del grupo japonés también duró 90 minutos y sus caras muestras satisfacción. «He disfrutado mucho el recorrido: Velázquez , Goya y he conocido la obra de Eduardo Rosales que me ha cautivado», cuenta uno de los turistas japoneses a nuestro medio sin parar de sonreír y con un «espero volver el próximo año». Desde la Agencia de viajes sevillana Naturanda subrayan que este tipo de paseos dentro del museo no suelen defraudar a los turistas. Incluso presumen de la multiculturalidad de grupos tanto hispanohablantes como angloparlantes. Sin embargo, recalcan que para los turistas alemanes es complicado «encontrar guías en su lengua nativa», ya que significa cobrarle más a los clientes.
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