Maykel Castillo, más conocido como Maykel Osorbo, rapero y ahora también preso político del régimen cubano casi pierde parte de su oreja izquierda. Fue agredido en la prisión de Kilo 5 y Medio, en la provincia de Pinar del Río, por varios reos comunes. Su esposa, Viviany Peña, logró verlo y corroborar su alarmante estado físico. Todo ocurrió a mediados de abril y estando él esposado. «Ahora mismo mi vida corre peligro real en cualquier cárcel del país, y más aún en las de Pinar del Río, donde los oficiales no informan a sus superiores (…). El régimen, en combinación con los oficiales de Pinar del Río, han atentado para quitarme la vida», afirmó el ganador de dos premios Grammy Latino en una de las dos cartas que logró sacar de prisión y en las que describe el violento ataque ocurrido a mediados de abril.Noticia Relacionada estandar No El régimen cubano detiene a la corresponsal de ABC para que no informe de temas «sensibles» como los presos políticos Susana Gaviña La periodista independiente fue arrestada este domingo cuando iba a entrevistar en Cárdenas a familiares de alguno de los mil encarcelados por el Gobierno de Díaz-Canel«Un preso me tiró un golpe y yo me defendí. Al ver que no podía conmigo, me dio una mordida que casi me arranca la oreja, pero yo no culpo al preso, puesto que él es simplemente una herramienta en manos del régimen». Entonces el teniente coronel Yusmani, jefe de prisiones de Pinar del Río, le dijo al Bemba (preso común agresor): «Coño, compadre, nada más le mordiste la oreja. Yo tú lo hubiese despingado (acabado con él), si tú pesas 100 kilogramos».Maykel responsabiliza de estas agresiones tanto a Yusmani como a Raúl Alejandro, mayor de la Seguridad del Estado, al capitán Pedro, jefe de Unidad de Kilo 5 y Medio, y al también capitán Lázaro Castillo, segundo jefe de Unidad.Negligencias médicasEn las misivas, el rapero expone igualmente la negligencia médica que sufre en prisión y cómo a pesar de necesitar sutura, se la negaron. «No me suturaron, aunque los médicos civiles lo aconsejaron. Un médico militar se negó y sangré durante cuatro días». Limpiaba sus heridas con un pañuelo que, aún ensangrentado, logró hacer llegar a su esposa.Desde hace más de una semana, Castillo permanece en una celda de aislamiento, totalmente incomunicado, y constantemente vigilado por cámaras de seguridad. Una situación que él previó que sucedería tras la visita de su esposa e hijos: «Hasta que no se solucionen bien las cosas, yo, de momento, voy a la celda y no creo en la bondad de las autoridades pinareñas. Mientras que no venga un alto funcionario de La Habana, y yo los conozco a todos, allí voy a permanecer. No sé en qué estado, pero allí estaré», dijo en una de las misivas.Para Amnistía Internacional, organización que lo reconoce como prisionero de conciencia, «esta medida intensifica las preocupaciones sobre su bienestar y seguridad».«Desde mayo de 2023 hemos denunciado las amenazas contra la vida de Maykel, llamamientos que han ignorado las autoridades cubanas. En agosto de 2023 activamos una acción urgente pidiendo su protección y libertad. Maykel Osorbo es preso de conciencia, encarcelado únicamente por ejercer su derecho a la libertad de expresión y de reunión pacífica», añadió la organización.Nueve años de prisiónEn junio de 2022, tras un año de encarcelamiento, Maykel Castillo Pérez fue condenado a nueve años de cárcel por los supuestos delitos de «desacato», «atentado», «desórdenes públicos» y «difamación de las instituciones y organizaciones, héroes y mártires».El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), manifestó que, desde mayo de 2023, se está alertando sobre la violencia y los actos de provocación en contra de Maykel por parte de las autoridades de la prisión. Actualmente «está más expuesto que nunca», aseguró la ONG.Pese a las agresiones, Maykel se niega a responder con violencia. «Una vez más me siento ganador -dijo en una de las cartas-, porque si esperaban que procediera con violencia, la sonrisa fue mi defensa. Si contaban con que les faltara el respeto, al contrario, lo culto mi definición (…). Lo que demuestra mi inocencia es que la serenidad, el desenfado y la coherencia con la que yo reaccioné no era la que ustedes esperaban». No obstante, termina lanzando nuevamente la alerta: la prisión, «para mí, no es segura».
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