Y la montaña parió un ratón. La rabieta del caudillo ha sido acallada por la loa de sus acólitos, empezando por los que tiene a sueldo en RTVE , hasta satisfacer el ego de este Narciso insaciable en su necesidad de incienso. Cualquier voz crítica interna ha cesado de golpe. Se han apretado las filas para el combate de las catalanas y las europeas. El terreno ha sido preparado para endurecer la cacería contra periodistas, jueces, representantes de la oposición o cualquiera que se atreva a cuestionar las actuaciones de Sánchez o de Begoña, socios en la aventura de medrar conjuntamente desde la Moncloa. Su enésimo truco de prestidigitador ha terminado como casi todos previmos, con el trilero escenificando otro numerito lacrimógeno de victimismo impostado para después anunciarnos que ha decidido quedarse en aras de encabezar el combate del bien progresista contra el mal fachosférico . La farsa se ha consumado sin deparar la menor sorpresa. Pero el esperpento protagonizado con este amago de espantada, tan falsario y calculado como impropio de un gobernante democrático, deja cicatrices imposibles de borrar, especialmente en el ámbito internacional. De este ridículo no se regresa, señor Sánchez. Su nombre estará asociado ya siempre al de un político carente de sentido de la responsabilidad, que jugó sin pudor alguno con el Gobierno de España para tratar de tapar sus vergüenzas familiares y afianzar una poltrona amenazada por los escándalos.Hay que reconocer que mienten mejor que nadie. Durante cinco días «el entorno» del presidente filtró su desazón, su convicción de que se iba, tiraba la toalla, renunciaba por amor a su esposa y los dejaba huérfanos. Una interpretación de Oscar que ha engañado a los más ingenuos o a quienes estaban deseosos de dejarse engañar y transmitir el bulo en sus análisis. Porque eso sí que ha sido un bulo y no las noticias referidas a Begoña Gómez , Globalia, los Hidalgo, Barrabés y demás implicados en la trama de ayudas millonarias conseguidas a través de la señora de Sánchez, con cátedra en la Complutense sin siquiera una licenciatura. Por mucho que se aferre a la palabreja el PSOE, por más que la repita el enamorado, ni una sola de las informaciones publicadas al respecto ha sido desmentida. Ninguno de los medios ha sido demandado por injurias o calumnias. ¿Será porque lo publicado responde a la verdad? De una cosa podemos estar seguros: si el sanchismo había demostrado ya una ausencia total de escrúpulos en la ocupación de las instituciones y el ataque a la independencia judicial, esa ofensiva va a redoblarse. Van a ir a por cualquiera que defienda la democracia, el Estado de derecho, la igualdad ante la Ley y la libertad de expresión, auxiliados por la jauría que, en nombre de la cultura o el periodismo, aboga abiertamente por reinstaurar la censura.
Leave a Reply