Empieza a perfilarse un tenis sin Rafael Nadal , que costará asimilar, vista la emoción que desprendió ayer la Caja Mágica, en pie, con ovación de varios minutos al tenista durante su discurso y el posterior homenaje: cinco lonas de sus cinco títulos en la capital, con un «Gracias» que se queda corto para todo lo que subyace de 20 ediciones disputadas, los 59 triunfos, los cinco mordiscos, las tres finales y esa sensación que da siempre el balear de que te está regalando un trocito de la historia de este deporte en directo. Para el protagonista, el de ayer era un día del que ya le venía avisando el cuerpo desde hace tiempo, por eso en su discurso de despedida estuvo contenido, al menos externamente. Se guardó las emociones dentro, porque no era todavía el momento, aclaró después, de soltar toda la adrenalina que ha ido acumulando en estas más de dos décadas de carrera: «He aguantado porque no quería hoy un mar de lágrimas ahí en medio, pero me ha faltado poco. He terminado aquí en Madrid. Ha sido una noche emocionante a más no poder, pero me queda camino por recorrer». El viaje continúa, recalca. Un mensaje que devuelve un poco de aliento después de que en la madrugada, el planeta tenis comenzara a entender que queda muy poco antes de que comience la era pos-Nadal en este deporte . Es Rafael Nadal un tenista pegado a la tierra. A la que ha hecho suya con su desempeño en esta superficie que mancha los calcetines y lo encumbra en otra galaxia; ahí están sus 475 victorias (por solo 47 derrotas), sus 63 títulos y todo lo que no se refleja en los números, pero se sintió ayer en Madrid. Pero también camina sujeto a esa otra tierra a la que se ancla por educación con la ayuda de su familia y por obligación con la maldición de las lesiones. Por eso, a pesar de lo que se ha dejado un año más en esta Caja Mágica madrileña, el balear es cauto aunque se desprenda cierta ilusión a la que el personal se aferra con fuerza: «No tengo asegurado nada. No sé lo que puede pasar. Es una rueda: si no tengo la confianza en el cuerpo, el tenis es imposible que vaya a funcionar. Si mi cuerpo aguanta no sé que puede pasar. Es difícil imaginar grandes cosas, pero el deporte cambia todo rápidamente. Estoy haciendo una recuperación lo más prudente posible, no sé hacerlo mejor, para darme opciones».Noticias Relacionadas estandar No Mutua Madrid Open Nadal no se acaba aquí Laura Marta estandar No Mutua Madrid Open Nadal baja el telón en Madrid Laura MartaPor si alguno se ha olvidado tras ver a este Nadal mágico de esta semana, basta recordar que jugó nueve partidos en 2022 después de la lesión en el abdominal en Wimbledon, cinco en 2023, antes de hacer una parada casi total para trabajarse la oportunidad de despedirse del tenis como tenista y en la que incluyó un paso por el quirófano. Y ya en este 2024, tres partidos en enero antes de volver a romperse y, por fin, algo más de continuidad en la primavera, con dos partidos en Barcelona y cuatro en Madrid. «Hace tres semanas me ganaban los chicos de la academia un día sí y otro también y ahora estoy siendo competitivo en el circuito», decía estos días. «He dado pasos adelante. Llegué con una duda en todos los sentidos y me voy con menos dudas. Ante Lehecka, ha sido mi mejor set desde que he vuelto a competir, en la actividad de piernas, de capacidad para girar la bola con mi drive, en la posición en la pista. Mi cuerpo ha resistido varias horas de exigencia. Y a nivel de tenis también me voy más contento de lo que llegué», corroboraba tras su último partido en Madrid. Una confirmación de que el plan sigue su marcha hacia el gran objetivo del año de la despedida: París. Es verdad que todavía está lejos en la vida de Nadal [Roland Garros comienza el 24 de mayo; los Juegos Olímpicos, el 26 de julio], tan pendiente de lo que diga su cuerpo minuto a minuto. Por eso señalaba la importancia de la recuperación y las cargas asumidas por su cuerpo en estos días: «Veremos si podemos consolidar estos avances. Espero poder jugar Roma [a partir de la próxima semana y hasta el 19], y voy con la ilusión de seguir evolucionando. Es otro torneo especial en mi carrera. He ganado diez. Eché de menos Montecarlo, y en Roma disfruto mucho. Quiero ser competitivo y jugar buen tenis». ¿Y París? «Lo diré después de Roma, me gustaría tener la certeza pero no la tengo. Exploraré qué puede pasar en Roma».Es París el colofón porque ahí ha cimentado gran parte de su leyenda, con esos catorce mordiscos a la Copa de Mosqueteros en la pista Philippe Chatrier, que no pisa desde que ganara en 2022, y donde quiere, además, un último tributo patrio con una medalla individual o compartida con Carlos Alcaraz. «Si no hay nada extraño jugaremos juntos. Para mí también es una gran ilusión y, si no estoy equivocado, para él también», admitía en una entrevista al Mutua Madrid Open, y añadía que le encantaría jugar algún torneo antes para consolidar esa pareja inigualable, aunque no hay torneos suficientes para esas fechas.El trayecto hasta aquí, reiteró, ha merecido la pena aunque no hubiera logrado estar en este punto en este momento. Pero una vez alcanzado la seguridad de su cuerpo, Nadal se atreve con mucho más. Apuntado a la Laver Cup en septiembre, en Berlín, no descartó al cien por cien una última incursión en la Copa Davis, con las eliminatorias después del verano y unas posibles finales, en España, en noviembre. Cómo no hacerle caso y seguir soñando: «El viaje no ha terminado».
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