Pedro Sánchez se ha aficionado al género epistolar . Solo ocho días después de la carta con la que dejó en vilo al país, esa en la que anunció que se tomaba cinco días de reflexión para decidir si seguía en el cargo de presidente del Gobierno, el secretario general del PSOE ha escrito otra misiva. Esta segunda, algo más corta, se dirige solo a la militancia socialista, no a todos los españoles, y aprovecha el 145 aniversario de su partido para incidir en su relato.En algo menos de tres folios, de manera menos directa, pero con argumentos igual de tendenciosos, el jefe del Ejecutivo hace una identificación completa de PSOE y democracia, como conceptos sinónimos e inalienables, y arremete de nuevo contra la oposición, a la que sitúa en el frente de «una internacional derechista». Según advierte a los afiliados socialistas, se intenta imponer «una agenda regresiva» mediante «la destrucción del adversario».Esta semana, Sánchez ha adoptado el discurso del independentismo catalán o de dirigentes como el expresidente de Estados Unidos Donald Trump para situarse como víctima de ‘lawfare’ –guerra sucia judicial con motivaciones políticas–, después de que un juzgado de Madrid abriese diligencias contra su mujer, Begoña Gómez, por presunto tráfico de influencias. Todo, según el presidente, forma parte de una campaña de acoso para terminar con su mandato. «Para lograrlo –razona en la carta enviada este jueves a los socialistas–, ponen en marcha la máquina del fango, alentada por la derecha y la ultraderecha, junto a páginas web y asociaciones ultraderechistas que fabrican bulos y mentiras».Noticia Relacionada estandar No Un manifiesto constitucionalista firmado por históricos socialistas pide no votar al PSC Daniel Tercero Intelectuales y personalidades públicas se movilizan para activar el voto de cara a las elecciones catalanas«Bulos que a continuación se propagan en tertulias y en las tribunas para después judicializar falsas denuncias, deteriorando gravemente nuestra democracia y nuestra convivencia», continúa Sánchez en el texto, donde apremia a sus militantes: «Debemos defender nuestra democracia todos los días, rechazando a aquellos que convierten la política en un barrizal de insultos y falsedades». En otras palabras, el muro que anunció en su discurso de investidura. Al poco de estallar el caso Koldo –que afecta de lleno al PSOE y al Gobierno–, en una sesión de control del Congreso, Sánchez le echó en cara a Alberto Núñez Feijóo (PP) la supuesta concesión de ayudas a su esposa por parte de la Xunta de Galicia, basándose en una información periodística que, después, fue rectificada. Pero de eso, nada dice el presidente.Tras el «punto y aparte» que pregonó Sánchez el lunes, en una comparecencia sin prensa en la que no solo no dimitió , sino en la que tampoco situó en el horizonte unas elecciones cercanas ni anunció una cuestión de confianza, sus socios le piden dar pasos para controlar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y los medios de comunicación. El órgano de gobierno de los jueces lleva más de cinco años con el mandato de los vocales vencido y, tras una intentona frenada por la Comisión Europea la legislatura pasada, los aliados del Ejecutivo exigen rebajar las mayorías para nombrar a sus miembros.
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