La ley de 2013, que da la Fiesta de los toros el carácter de Patrimonio Cultural, establece que «es competencia de la Administración General del Estado garantizar la conservación y promoción de la tauromaquia». Mientras tanto, el ministro de Cultura del Gobierno de España, Ernest Urtasun, anuncia la eliminación de Premio Nacional de Tauromaquia. En un claro incumplimiento de sus deberes y de la ley, el paso dado por Urtasun no es el primero que da en su objetivo de prohibir la Fiesta , una actividad que califica de «sádica y despreciable». Hace unas semanas eliminó también los toros de las medallas a las Bellas Artes en un proceso de acoso antitaurino que el titular de Cultura ya puso en práctica en Cataluña durante el debate que llevó a la prohibición contra derecho de las corridas de toros en esa comunidad por parte del Parlament en 2010.Ernest Urtasun participó activamente en asestar los golpes políticos finales a una Fiesta, que desde la llegada de Jordi Pujol a la Generalitat, a comienzos de los años ochenta del pasado siglo, sufrió un cerco milimétricamente urdido para apartarlo del ideario catalanista. De una tradición «franquista y para turistas», llegó la prohibición a los menores y a las plazas portátiles, todo un aparato para el eliminar una Fiesta con «olor a España». El ahora ministro estuvo en los movimientos que a partir de 2004, ERC y los verdes de ICV propiciaron hasta abrir el debate que acabó en el Parlament. Consiguieron que Barcelona fuera declarada ciudad antitaurina, intentaron desde el Ayuntamiento de la Ciudad Condal hacerse con la propiedad del coso Monumental, alimentando operaciones de intercambio de terrenos y anunciando los usos que la plaza tendría. De la gran mezquita de Europa a mercadillo o escuela de circo, todo encaminado a abrir un debate social, que tuvo escasa repercusión en la calle y mucha entre los partidos.Noticia Relacionada estandar No El mundo del toro se revuelve contra Urtasun: «Los ministros pasan, la tauromaquia se queda»Sin embargo, una iniciativa legislativa popular impulsada por la plataforma Prou, en donde Urtasun se movió, alimentando iniciativas desde Europa junto a Raül Romeva en el grupo de los Verdes, en todos los contenidos y maniobras que llevaron a la Cámara catalana la modificación de la ley de protección de los animales que prohibía las corridas de toros. El Parlament prohibió las corridas a la vez que blindaba los festejos populares del toro en la calle, en donde una fuerte contestación social, principalmente en el Delta del Ebro, aconsejaba al nacionalismo no extender la abolición. El Tribunal Constitucional sentenció contra la prohibición, y desde entonces, pese a ser un espectáculo legal, no han vuelto a celebrarse corridas en Cataluña. Una decisión empresarial, que no prohibición, ya que la propiedad de la Monumental, la empresa Balañá, considera que no se dan las circunstancias políticas, sociales y económicas para volver a programar toros en Cataluña. En frente, miles de aficionados que mantienen una auténtica resistencia y mantienen la lucha por volver a los tendidos del coso barcelonés en base a una tradición con hondas raíces en esa tierra.A la vez, Urtasun mantiene el guión de no cesar en acciones encaminadas a conseguir la eliminación de la Fiesta. Desde su llegada al Ministerio de Cultura la retirada de la medalla a las Bellas Artes y ahora el Premio Nacional, antes, en su etapa europea, intentando minar todo lo que significará cualquier tipo de ayuda a la ganadería de lidia, y de forma paralela con el apoyo a la ILP que ya está recogiendo firmas para llevar al Congreso la iniciativa de revocar la ley otorga a la tauromaquia el carácter de Patrimonio Cultural.
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