En la hora temprana que daban las monjas para comer en aquellos colegios de la infancia, la muchachada corría a ver a Leticia Sabater y sus diatribas con un loro que en el guion era su hermano menor. Antes de eso, fue azafata del ‘Un, dos, tres’ del gran Ibáñez Serrador o chica Hermida , cuando el maestro de Huelva entretenía e informaba de las mañanas a los mañaneros. Después, mucho después, Leticia Sabater, como ella misma afirma, se puso el «mundo por montera» con temas como ‘La salchipapa’ un plato contundente, como los churros madrileños en el desayuno al alba. No le gustan los atascos, pero ella, que viene de ‘romper’ las discotecas de media España, mira con conmiseración al conductor ceñudo y piensa en el milagro de no tener que madrugar. Su casa está decorada como por Almodóvar en la primera etapa. Sirve al entrevistador una bebida sin cafeína, quizá para adecuar los buenos sueños.Noticia Relacionada COLONOS estandar Si José Manuel Ciria: «Dios vino a la Tierra dos veces; como Cristo y como Velázquez» Jesús Nieto Jurado El pintor, nacido en Mánchester, exhala casticismo, su adolescencia son recuerdos de La Elipa y confiesa que Madrid se está poniendo de dulce—Por romper el hielo, tras dedicarle un tema a un plato de supervivencia como la ‘salchipapa’. ¿habrá canción al muy ponderado, cantado, castizo, sempiterno, nutritivo y evocador churro madrileño?—Nunca es tarde, nunca es tarde si la porra es buena. (Ríe).—¿Eso lo puedo poner?—Puedes poner todo lo que te diga.—Se le agradece ‘cantidubi’. Ahora vamos a lo más serio. Un, dos, tres, responda otra vez.. ¿usa el metro en Madrid?—Pues no, me gusta ir en coche a todos los sitios. Yo y los camioneros (sic) somos lo mismo. Que me hago 2.000 kilómetros cada fin de semana. Yo soy de coche. —Los camioneros tienen su ruta y sus horas. Pero, ¿qué le entra por el cuerpo cuando ve un mogollón de tráfico delante de usted?—Pienso que qué maravilla que no madrugo. Llego de un concierto y vuelvo esa misma noche. Las siete de la mañana en Madrid, la gente con una cara de cabreo… Van que se matan, y yo, agotada, me digo «gracias a Dios que en este trabajo no se madruga». —La noche dejará sus huellas, lo sé por propia experiencia en tablaos de humorista (malo). Pero, si he citado al ‘Un, dos, tres’ no ha sido casual. La tele es usted. Que también fue ‘chica Hermida’ en Madrid.—Yo soy más de hablar del presente. Los recuerdos de Jesús Hermida por un lado son muy positivos; un poco más amargos por otro. Me tocó en ese momento en que te empieza a conocer y a juzgar todo el mundo. Y recuerdo que no salía de casa de la vergüenza. No estás acostumbrada a que todo el mundo hable de ti. Recuerdo que adelgacé cinco kilos. Y no salía de casa del pavor. Aprendí mucho con Jesús, pero aún no había aprendido a que las cosas me entraran por un oído y me salieran por otro. Hermida hacía unas reuniones sobre la una; bueno, pues yo era la que menos lloraba. —El maestro Hermida, onubense, jamás tuvo acento. ¿Usted perdió el suyo? ¿Cuándo? ¿Cómo?—Nunca lo tuve. Yo viví en Barcelona y en Oviedo, porque mi padre era ingeniero de minas. Entonces no se hablaba tanto catalán como ahora. No era costumbre que se obligara a hablarlo.—Oh tiempo, oh costumbres, que decía el clásico. Volviendo a los lectores de esta geografía, quiero que valore si Madrid es un ‘reallity’, un culebrón, una serie policíaca o lo que sea que fuere.—Madrid es una comedia. Porque hay muchos fantasmas madrileños.—Entiendo que el fantasma madrileño no es una sábana y aire. Que emplea aquí al espectro en sentido metafórico.—El fantasma madrileño es el típico que no tiene un euro, y se las da de millonario. Es un ejemplo. Ahí te la pongo, de repente y rápida. Es el típico de «sí hombre, sí, mañana hacemos un negocio», y ya no lo vuelves a ver. Eso en Cataluña no pasa. Yo soy catalana. de Barcelona. Y me gustan las dos ciudades mucho. Independientemente que sea catalana, para los negocios es que soy muy seria. Y luego, se me ha pegado el cachondeo madrileño, que es el que llevo en la sangre. A nivel de divertirme soy mucho más madrileña. En los negocios no, ahí soy muy catalana. —Me ha impactado el concepto del fantasma matritense. Es como Allan Poe mezclado con Ibáñez.—Los fantasmas forman parte de Madrid. Por eso en una comedia están cojonudos. —Quitando a los fantasmas, dígame un truco para ser feliz en esta ciudad.—Pues no tomarte la vida en serio. ¿Te gusta, no?—Me gusta, aunque yo soy más del sentimiento trágico de la vida. Una curiosidad. En la capital ¿dónde es más Leticia y dónde más Sabater? El espectáculo, como la procesión, creo que se lleva por dentro….—Dentro de Madrid, Leticia es más Leticia cuando salgo de marcha. Cuando salgo de vinos, de copas. Yo te diría que incluso más ‘Leti’. Ahí el ‘colegueo’ está servido. Y soy más Sabater a la hora de hacer mis conciertos; soy más seria, más profesional. Como buena géminis, que estamos superlocos, somos así. Paso de cachonda y divertida a ser la tía más profesional del mundo.MÁS INFORMACIÓN noticia Si Miquel Valls, de ‘Espejo Público’: «En Madrid no existen los clichés de Barcelona. Madrid es una ciudad de supervivientes» noticia Si Carlos Chamarro, actor de ‘Camera Café’: «Lope de Vega era un tipo más brillante que Shakespeare. No tengo ninguna duda»—Había un loro en ‘Con mucha marcha’ que le daba la réplica. ¿Dónde anda ese loro? En Madrid se ven algunos parientes.—La voz del loro era de un doblador fantástico. Hacíamos de hermanos. Se llamaba Lorito. Fíjate lo que es la edad, que me quejé de que tuviera más protagonismo que yo—¿Madrid ayuda a ponerse el mundo por montera?—Ayuda mucho la vida, sí, pero también Madrid ayuda a ponerse la vida por montera.
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