David Summers dedica el pregón de San Isidro a su Madrid: «Ha dado sentido a mi vida»

Home People David Summers dedica el pregón de San Isidro a su Madrid: «Ha dado sentido a mi vida»
David Summers dedica el pregón de San Isidro a su Madrid: «Ha dado sentido a mi vida»

Toda tarde de pregón trae mañana de pregonero, al que no se le dan tres cuartos, sino al que se le pregunta por la responsabilidad y la inspiración de animar la fiesta del santo labrador. Queda lejos, pero cerca en lo moral, aquel estar ‘colocados’ y ‘al loro’, del Enrique Tierno Galván, el Viejo Profesor, en 1984, que no fue ni siquiera en un pregón. Desde entonces la ciudad ha crecido, pero el ánimo festivo permanece intacto.Es en lo que el susodicho pregonero, David Summers, incidía horas antes de asomarse a la plaza de Villa: había escrito, iba confesando sin revelar la sustancia, su alocución al sano pueblo madrileño para «resaltar el buen rollo que se respira en esta ciudad, y poniendo en valor las cosas buenas» que unen a los habitantes del Foro.Explicaba Summers en las minutadas previas a ABC, sin nervios, pero con el peso de la responsabilidad ‘madriles’ de alguien que lleva tantas horas de directo en todas las latitudes del mundo, que el objeto de sus palabras a la multitud iba a ser ese mismo: transmitir buen rollo, como ha «hecho siempre» en su vida , en su trabajo. Un «buen rollo» que iba valorando como «calma y serenidad». Y el leitmotiv, el de «resaltar la maravilla de ciudad» que es Madrid, pero también el paisanaje, «la buena gente que la habita».Noticia Relacionada estandar No La comunidad judía, el Rayo Vallecano y la historiadora Carmen Iglesias, Medallas de Honor de Madrid 2024 Amina Ould También se condecorará al grupo de música Hombres G, la Chocolatería San Ginés y a la galerista Juana de Aizpuru, entre otrosCon ese «buen rollo», la plaza de la Villa era un hervidero. Generaciones mezcladas, porque Summers, lo mismo en el antiguo Palacio de los Deportes que en una plaza de Madrid que parece salmantina, es intergeneracional. El chico que se escapó de los cánones de la Movida, y apostó con los suyos por el «buen rollo».No se ha visto aquella inveterada tradición de las fans del grupo de lanzar ropa interior a un balcón consistorial, pero es que el casticismo impone sus leyes, y un mantón de Manila no está para lanzarlo a la rosa de los vientos. Eran otros tiempos los de la ropa interior, obvio, como los del cuplé. Aunque en esa mezcla de tradición y la modernidad sempiterna de Summers, aparecía una comitiva de la Federación de Grupos Tradicionales Madrileñas, y su tesorero, Fernando Urbina, comentaba, aun con el pin del Rayo Vallecano en la parpusa, que sí, que Summers es una persona «capacitada» para asomarse al balcón. Anótese que el músico no esconde ni esconderá su madridismo. Ni lo escondió. Sonaban organillos para agarrarse. Elena, otra chulapa, en el ‘que sí’ del chotis, a preguntas sobre el pregonero, contestaba con rasgado acento: «Pues qué me va a parecer, pues bien». Lo afirmaba con esa prisa de las fiestas clásicas que se comprenden después de tanto.Dos gigantes montaban guardia abajo de la Casa de la Villa , enhiestos. Rafa Gutiérrez, el primer guitarra de Hombres, saludaba a Marta Rivera de la Cruz, y juntos entraban al antiguo consistorio. En un adoquín los más añosos apuraban el último organillo, mientras Summers, gafas de sol en la pechera de una camisa burdeos, besaba al respetable. Se escuchó un «guapo», Almeida saludaba. Entonces se cambió de Agustín Lara a ‘Voy a pasármelo bien’, y de ahí al subsiguiente ‘Sufre mamón’, coreado hasta por Álvaro de Bazán. Ya en la presentación del pregonero, el alcalde valoraba a Summers como un «madrileño de Madrid, mira qué es difícil encontrarlo». División en los tendidos y el músico, que llevaba escritas sus palabras, recogía el guante del alcalde, el guante madridista se entiende. Más allá del fútbol, de un «hala Madrid», el pregón recorría esas «calles frías» de la «ciudad más hermosa del mundo». Porque Madrid es la urbe que «ha dado sentido» a su vida. La capital donde él y su banda, de madrugada, volvían contando cada kilómetro que faltaba a casa. Summers también se ha acordado del «duende», de «Camarón», de «Paco de Lucía», de ese destino que Madrid siempre ha sido «prueba de fuego» para los flamencos y el resto de artistas.Ya, en el clímax, ha soltado un «soy de Chamberí, así que no puedo ser más de Madrid». Tanto que, según propia confesión, a sus sesenta se pasa la «vida marcando un 91 (el prefijo capitalino)». Eso es el «arraigo» al que se refería. La plaza de la Villa se despejaba, a Summers lo han arropado su familia, su banda, y una Rita Maestre entregada al baile.

Leave a Reply

Your email address will not be published.