El comisionista del caso Koldo, Víctor de Aldama, llegará mañana a eso de las ocho y media de la mañana a la sede de la Audiencia Nacional en un furgón de traslado de la Guardia Civil procedente de la cárcel de Soto del Real, en Madrid, donde se encuentra en prisión provisional . Le esperan los calabozos de los juzgados centrales, en un aséptico sótano bajo el Parque de la Villa de París, junto a las salas de juicios, el armario de las togas y el área donde trabaja la prensa.Será allí donde haga tiempo hasta las diez de la mañana, momento en que accederá junto a su abogado, José Antonio Choclán, a la sala de vistas donde prestará declaración, tal y como él mismo había solicitado, por primera vez en esta causa. Estará, por así decirlo, en la intimidad. El juez Ismael Moreno ha previsto un entorno controlado para esta diligencia aislando a las defensas del resto de investigados y a las acusaciones populares en una sala multiusos a un edificio y seis alturas de distancia. Seguirán lo que ocurra en la sala a través de un plasma porque junto a Aldama no habrá nadie más que su abogado, el magistrado y el fiscal de Anticorrupción a cargo del caso, Luis Pastor . Total, el propio investigado había puesto por escrito que va a contestar a lo que ellos le pregunten, pero sólo a ellos, en una anticipación que no se ve mucho en estos casos porque los abogados suelen evitar este tipo de declaración de intenciones que ni siquiera son exigibles. Él lo hizo y la comparecencia se ha organizado en los términos que propuso. De ahí que se hable de que aquí tiene que haber un pacto. Noticia Relacionada Caso Koldo estandar Si Las defensas temen que Aldama tire de la manta ante el juez para buscar un pacto Isabel Vega Tras 40 días en prisión provisional por otra causa, se dejará interrogar mañana por el instructor y el fiscalNo ha sido bien acogida esta decisión que resulta excepcional en la Audiencia Nacional incluso en casos de problemas de espacio. Varias defensas y acusaciones daban vueltas a lo largo de la jornada de ayer a recurrir, alegar o hacer algo al respecto, porque aunque ya sepan que no contestará a sus preguntas, estar en otro espacio nunca es lo mismo y si hay una queja, hay que ponerla por escrito. Pero ninguna defensa lo hizo. La razón de las consultadas por este diario se repetía: por no «perjudicar» a sus propios clientes. Nadie quiere ‘molestar’ a Víctor de Aldama justo cuando está dispuesto a tirar de la manta. No sea que.En las acusaciones populares no existe ese problema, pero también guardaban silencio ayer por no motivar la suspensión de una declaración tan esperada. La excepción fue Iustitia Europa, que recurrió en reforma los términos decididos porque considera injusta esa separación física respecto del investigado. Quiebra, decía su escrito, la tutela judicial efectiva y los principios de igualdad e inmediación y resulta desproporcionado. No pedía la suspensión sino cambiar el entorno. El juez decidirá sobre la marcha y previsiblemente para mantener lo ya previsto, sobre todo si tienen razón quienes apuntan que esas condiciones han sido pactadas previamente por el letrado de Aldama también con la Fiscalía y de ellas dependiese de algún modo que se practicase la declaración. Lo que quiera contar vs. lo que le dejen contarAsí las cosas, no es que la celebración de la comparecencia esté en el aire. Lo que sí lo está es su alcance. Clave será hasta dónde quiere llegar el investigado , al que le interesa evidenciar colaboración con la justicia en aras de conseguir un atenuante a futuro en esta causa y un trato más favorable mientras tanto en la que versa sobre hidrocarburos y que le mantiene en prisión preventiva, pero sin implicarse del todo en delitos tan graves como el de organización criminal que se le imputa. Si esto es clave, definitivo será hasta dónde permita llegar el juez. En comparecencias previas ha sido tajante a la hora de vetar preguntas sobre asuntos como el paso de la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez por el aeropuerto de Madrid en enero de 2020 o el rescate de Air Europa, pero en sus escritos siempre ha dejado la puerta abierta a que aflorasen indicios a medida que la Guardia Civil sigue haciendo su trabajo. Este jueves tendrá delante a la persona que tiene toda la información sobre ambos asuntos, aunque del primero el Supremo ya dijera que no hay delito y del segundo, se sepa poco más que la realidad de que Aldama estaba interesado en hacerle favores a Globalia y tenía línea con Koldo García y el entonces ministro José Luis Ábalos , -que jugó un papel de relevancia pero aún no se ha concretado si de trascendencia penal-, para intentar allanar el camino. De fondo, el cruce de caminos del comisionista con la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez; o su amistad con la propia Delcy Rodríguez -compra venta de oro incluida-, y otros asuntos que ha ido destapando la investigación. Ábalos, «el rival más débil»Pero el centro de todo siempre han sido los contratos de mascarillas en pandemia en los que intermedió el comisionista para la empresa Soluciones de Gestión desde Puertos del Estado, Adif, la Secretaría de Estado de Seguridad y los gobiernos de Canarias y Baleares. El problema es que por el camino, afloraron otros negocios sanitarios de varios socios de Aldama , a los que es altamente improbable que implique en corruptelas porque saben mucho de él y están citados a declarar la próxima semana . Sí podría tirar de la manta en lo que a las administraciones se refiere y explicar, por ejemplo con quién contactó, de qué modo y a cambio de qué.En lo que coinciden las distintas fuentes consultadas es en el pronóstico de que José Luis Ábalos, este jueves, será «el rival más débil». Aldama está detrás de los dos cohechos concretos que se imputan ya en el Supremo al exministro, un chalet de medio millón de euros y más de dos años de gastos del piso de su novia en el corazón de Madrid. Podría centrar su declaración en estos dos flancos, lo que dejaría en un brete al aún diputado en el Congreso, que no ha tenido todavía la oportunidad de prestar declaración. Aldama, el confidenteMención aparte, las subtramas y entre ellas, la que afecta de lleno a una unidad de élite de la Guardia Civil, que tiene a un comandante, Rubén Villalba, imputado por cohecho bajo sospecha de que estaba a sueldo de Aldama a cambio de servicios de seguridad, favores y consultas en bases policiales. Esta parte de la investigación afloró que Aldama formaba parte de la base de colaboradores de esta unidad de Información dedicada a antiterrorismo. Lo que se desconoce, y probablemente quede oculto bajo manto de secreto oficial, es qué hacía en concreto para ellos, de qué les servía en sus trabajos. Aldama lo sabe. Otra cosa es que lo quiera o lo pueda declarar.
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