Román y los 18.497 Orgullosos pecadores de Las Ventas

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Román y los 18.497 Orgullosos pecadores de Las Ventas

Qué seria corrida de Fuente Ymbro, con una importancia brutal. Por dentro y por fuera. Su trapío y su fondo de casta y exigencia mantuvieron sin pestañear al tendido, desatado de pasiones con un toro de Orgulloso nombre. Como orgullosos lo contemplaron los 18.497 pecadores que se citaron en Las Ventas. «La tauromaquia es un pecado. Pídele a tu sacerdote que la condene», rezaba la publicidad a toda página en ‘El País’. El padre Víctor, el cura que torea con sotana, nos absolverá por nuestra tentadora afición: un mes de toros pecando. Casi veinte mil espectadores mordieron ayer la manzana prohibida del toro, plagada de pecados capitales. Quién no ha envidiado la baraka de otro en el sorteo. Quién no ha tenido la tentación de descargar la suerte. Quién no ha birlado un trofeo a un tieso. Quién no ha ambicionado, con suma avaricia, el caché de una máxima figura. Quién no ha sentido un escalofrío de gula pensando en el festín en La Tienta cuando doble el último. Quién no ha visto la lujuria de esa pareja cuya mirada nunca apunta al ruedo. Quién no se ha marchado antes por la pereza de tragarse un atasco… Los siete pecados capitales, uno por uno, saldrán a hombros en el mayo venteñoMerecedor de la Puerta Grande era Román, que dio la cara siempre. Desnudo, pecando como todos los locos creadores. No se libró de un bravísimo Orgulloso, bien colocado, con la seriedad que dan los pitones vueltos y un impresionante morrillo. Qué manera de empujar en el peto, en una pelea de emociones imperecederas, con este 77 metiendo riñones hasta derribarlo con toda su furia brava. En los dos puyazos se entregaría el ejemplar que había nacido en ‘Los Romerales’. Cada embestida prometía edenes, con ese grandioso galope, algo más mermado en las saltilleras de Leo Valadez. Qué bien le vino ese tiempo entre la lidia y el brindis. Hasta que Román le presentó la muleta en la zona del 7. Y allá marchó Orgulloso, que se despidió kilométrico. Hasta estancarse un rato en el 5. Era algo tardito, pero cuando acudía y le dejaba la tela puesta y dispuesta, embestía con una codicia que enamoraba. Qué generoso anduvo Collado en las distancias, luciendo siempre al toro, con la emoción desbordada. Más aún cuando acortó espacios y se fajó con mayor intensidad. Cautivadores unos naturales y soberbia –pecado capital– esa ronda diestra, mandona y poderosa. Noticia Relacionada estandar No Roman se queda a un paso de la Puerta Grande Ángel González Abad Sigue en directo la corrida de toros de San Isidro Madrid, ganaderías, toreros y última hora hoyTodo lo hizo con inteligencia, sin perder el pulso, al que le ha venido divinamente la preparación de su encerrona fallera. El broche por bajo, engarzado ese circular a un cambio de mano de escándalo, incendió más la hoguera. Con más fe que nunca ejecutó la hora final. La espada se enterró pelín tendida y el bravo toro se tragó la muerte. Tan bella, con el torero roto en el estribo de tan sincera honestidad. Sentado cerca del lugar donde un día era su propia vida la que se desangraba. El fuego no se apagó con los dos avisos, pero el público puso freno a la pañolada con la primera oreja de un toro que, de haber reventado con un muletazo más en cada tanda y de doblar más rápido, era de dos. Atronadora la ovación a Orgulloso en el arrastre antes de que la sonrisa de Román se dibujase en cada tendido.Si bien estuvo en el que será uno de los toros que ocupen el cuadro de honor de la feria, valentísimo anduvo en quinto, que puso en aprietos a César Fernández en banderillas –arreó mucho la corrida en este tercio–. Sabía Román que estaba a media oreja de la salida en volandas, porque lo del otro había sido de oreja y media. Y se puso a torear de verdad mientras una voz daba el cante en el inicio. Váyase usted a la Feria del Caballo, hombre. Que esto no es Jerez, sino los Madriles. Sopló Román a Oficial valerosos naturales, exponiendo mucho, con una entrega que rendía al gentío. Con disparo por el derecho, respondía agradecido si le dejaba la tela colocada, como único paisaje. Había que tragar y bárbaramente tragó con la informal embestida. Otra vez la espada cayó tendida y el descabello enfrió los pañuelos, pero no un caluroso paseo al anillo. Román, el pecador con una década de alternativa, se ha ganado el corazón de la capital. San Isidro Monumental de las Ventas. Sábado, 11 de mayo de 2024. Segunda corrida. 18.497 ‘pecadores’. Toros de Fuente Ymbro, serios, cinqueños y de excelente presencia en general; de variado y exigente juego, arreando mucho en banderillas; destacó el bravo 2º, Orgulloso de nombre. El Fandi, de azul noche y oro. Media tendida (silencio tras aviso). En el cuarto, estocada baja (silencio). En el sexto, estocada desprendida (palmas de despedida). Román, de celeste y azabache. Estocada tendida (oreja tras aviso). En el quinto, estocada tendida y descabello (vuelta al ruedo tras dos avisos). Leo Valadez, de verde esperanza y oro. Estocada (palmas). Pasa a la enfermería, con luxación en el hombro derecho.Leo Valadez, dispuestísimo y jugándosela con un geniudo y más feote tercero, se tiró a matar o morir hasta sufrir una luxación en el hombro. Estremecedora la escena. Por este percance, El Fandi, de piernas portentosas y envidiables –ay, los pecados–, enseñó sus facultades, el grado de su veteranía y unas ganas de agradar que no siempre calaron en la pecadora parroquia de Las Ventas.

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