Fue en la mañana del 29 de mayo de 2023, justo después del batacazo electoral del PSOE en las elecciones municipales y autonómicas y justo antes de la comparecencia de Pedro Sánchez para anunciar el adelanto electoral de las generales. Esa mañana, José Luis Rodríguez Zapatero decidió implicarse hasta el tuétano en la defensa de Pedro Sánchez y del sanchismo. Entre esa mañana y la tarde de ayer han pasado 550 días en los que Zapatero ha adquirido un protagonismo indiscutible en el PSOE, un protagonismo de una dimensión similar a la distancia entre Pedro Sánchez y el primer presidente socialista de la democracia, Felipe González. A rey muerto, rey puesto. Al Pedro Sánchez del año 2014, aquel que iba presentándose por los medios de comunicación para mostrarse como el ala socioliberal del PSOE, le gustaba decir que entre los dos expresidentes su preferido era González. Debía ser verdad, porque hasta el último congreso, el que se celebró en Valencia en 2021, hizo denodados esfuerzos por mantener el vínculo con él. Pero todo eso se acabó en la misma medida en que Pedro Sánchez fue extremando más y más sus posiciones, con la cuestión territorial y el revisionismo histórico como principales anatemas, pero no solo. La decisión del secretario general del PSOE de formar gobierno después de perder las elecciones del 23 de julio, esas que convocó aquella mañana, y su entrega a los socios independentistas, fue la gota que colmó el vaso. Eso fue exactamente lo que no hizo Felipe González en 1996, cuando pudo intentar seguir gobernando con CiU y el PNV pese a la victoria de Aznar pero ni siquiera tuvo la tentación.Y eso fue exactamente lo que le acabó de acercar a un Zapatero que no sólo está encantado de amnistiar a los condenados del ‘procés’, sino que personalmente se ha implicado en las negociaciones con el prófugo en Suiza, como reveló ABC: para desatascar las negociaciones de la amnistía y, muy importante, para conseguir que Junts se sume a los Presupuestos Generales del Estado . De conseguirlo, Zapatero (y Puigdemont) estará regalando a Pedro Sánchez la posibilidad de agotar la legislatura tirando del Boletín Oficial del Estado (BOE). «El horizonte electoral está lejos», dijo Zapatero en unas declaraciones a su partido, como los futbolistas a los medios de su club. «Por eso -añadió- están ahora a ver si pueden hacer que a Pedro le afecte algo». «Tranquilo, tranquilo», le aconsejó sin hacer referencia a ninguno de los escándalos que amenazan al Gobierno y al partido.Noticia Relacionada opinion Si Broncano, Motos, el canciller de Orbán y el miedo de Sánchez a la derrota Juan Fernández-Miranda¿Y qué gana Zapatero, por qué se implica tanto en sostener a Pedro Sánchez? Gana un presidente que supone un aval a sus siete años en La Moncloa, a su memoria histórica, a sus acuerdos con el independentismo, a su Otegi como hombre de paz, a su concepto de la democracia como un modelo en el que se niega el pan y la sal al adversario. Lo dijo así: «Cuando los progresistas salen al campo con las ideas claras y sin temor a eso que tenemos enfrente, que es algo atávico, ¿de qué lado se pone la mayoría? De la esperanza». Gana, en definitiva, que cada día que pasa hace mejores los siete años de zapaterismo.nomecites_0712Ayer, Zapatero fue el más aplaudido en la entrega de premios Rosa Manzano, la primera mujer en nuestro país que ocupó el cargo de gobernadora civil fallecida trágicamente en 1988. El plenario en pie le reconoció no sólo por su labor en pro de la igualdad, sino su papel como sostén del sanchismo. « Orgullo de país, orgullo de partido y orgullo de presidente» , dijo la presentadora. A Zapatero hay que reconocerle que sabe insuflar ánimo entre los suyos: en el discurso emocional es el mejor. Se mostró feliz, pronunció un discurso de autobombo y se reivindicó. En eso está Zapatero, en que su partido lo rehabilite para la historia. En sus peores momentos como expresidente, cuando salió abrasado del Gobierno, ya empezó a trabajar en recopilar lo que él veía como lo mejor de su legado: los avances civiles. Con lo que no contaba entonces es con que una década después vendría un presidente que supondría una reivindicación total del zapaterismo. Al final, y este congreso es la constatación práctica, el PSOE ha dejado de ser el de Felipe González y se ha convertido en una versión evolucionada del de José Luis Rodríguez Zapatero. Se intuía desde hace mucho, desde que Sánchez se dio aquel abrazo con Pablo Iglesias Turrión en el Congreso en 2019, pero este fin de semana en Sevilla Zapatero ha sido entronizado públicamente y por aclamación del Partido Socialista como nuevo virrey del sanchismo. Y nadie habló de Lobato, Aldama o Koldo, ni del fiscal general o de Puigdemont. Como si no hablar de algo fuera la garantía de que no existe. Ayer, el PSOE coronó al nuevo virrey del sanchismo.
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