Un parcial de 0-11 corona la semana fantástica del Atlético, brillante en Valladolid, con un fútbol de alta calidad y ritmo frenético. Goleada en Pucela (0-5) al impulso de Giuliano y Julián Álvarez . El equipo de Simeone se engancha a la Liga y queda a dos puntos del líder.El Atlético ha cambiado la piel con la llegada del frío. Fue un espectáculo en Praga y continúa en estado de gracia en el antiguo estadio de la pulmonía en Valladolid. El primer periodo en el José Zorrilla es una oda al buen gusto y la generosidad del esfuerzo por parte del cuadro de Simeone, que pasa el rodillo y el fútbol por encima de un cadáver. El Pucela es un puñado de cenizas , un grupo sin alma que se asusta y no compite contra una maquinaria bien engrasada por dos peones imprevistos hace semanas.Son Giuliano y Javi Galán , dos candidatos a la sombra que el fútbol, siempre caprichoso e imprevisible, coloca en los altares. La vitalidad de ambos impulsa al Atlético, mejora los biorritmos del equipo y llena el campo de situaciones de gol provocadas por su brío. Giuliano aprieta y contagia. Javi Galán ha devuelto la fortaleza atacante al lateral izquierdo.Un detalle táctico también enlaza con esta progresión. Simeone ya no juega con cinco defensas, ha suprimido uno, menos pierna y más pie para tocar y avanzar, combinar y llegar. El primer tiempo es una sucesión de apariciones del Atlético en el área del Valladolid con el balón pegado al pie, lo nunca visto. Son tres goles y dos anulados por fuera de juego en un caudal de expresividad insospechado.Lenglet se estrena en el equipo colchonero con un tanto fabricado en el ingenio de Julián Álvarez, un jugador que parece llamado a marcar época en este equipo. El toque suave, la visión de juego y el pase tenso de Llorente que encuentra la bota del defensa francés. El Atlético satisface a sus fieles porque no especula como otras noches, no se cierra a ver pasar la vida y esperar la reacción del rival. Vuelve a la carga.En ese espíritu colabora decisivamente Giuliano, quien persigue un balón en desventaja. Pero insiste, mete la puntera, gana la carrera y la jugada acaba en un remate a gol de la ‘Araña’. El segundo tanto desarma por completo al Valladolid, el estadio increpa a Ronaldo , maldice a su entrenador Pezzolano y se desconecta del partido. El Atlético invierte la tendencia del cholismo. Quiere más.Javi Galán sale de su defensa como si fuera brasileño. Toca y rompe línea con Gallagher, intercambia pared con Julián, llega al área y la pone suave atrás, donde De Paul anota el tercero en la racha rojiblanca. Son los mejores 45 minutos que recuerda la parroquia colchonera en mucho tiempo, fútbol de gran altura, nivel rematador y profusión de ocasiones. A Giuliano ya le han anulado un gol por fuera de juego y lo mismo pasa con Giménez en el tiempo de prolongación. Podría ser un 0-5. El Valladolid no se levanta.Es una escalada superior que ha reclamado la hinchada desde hace tiempo, el Atlético se impone por calidad. No es solo fuego y pulmones. La jugada del cuarto es un ejemplo de lo que siempre pudo ser: la enésima cabalgada de Giuliano, la pared sutil en un ladrillo de Julián y Griezmann, la pisada del francés y ese toque suave, maravilloso, que sobrepasa a Hein. El público de Zorrilla, que ha empezado a abandonar el estadio, aplaude con elegancia y estilo castellano la obra de arte de Griezmann.La influencia de Julián Álvarez asoma determinante en este equipo, más allá de la facilidad goleadora que muestra. Es un jugador creativo, rápido, ingenioso, de decisiones raudas y siempre elocuentes, que mira adelante y no titubea en el área, allá donde se deciden los partidos.Simeone refresca el equipo y la profundidad del banquillo invita a pensar que la fiesta puede seguir y acabar en un marcador tormentoso e inolvidable. Llegan Reinildo, Sorloth, Koke y Correa. El técnico trata de conectar a todos los jugadores en la dinámica al alza. El Atlético baja el pistón, el Valladolid chuta al larguero. No hay duelo, Sorloth marca el quinto. Ha sido un monólogo de espectacular belleza.
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