Los inuit creen en la vida después de la muerte. Una parte de su alma entra en el infierno o el cielo y otra se reincorpora a un pariente recién nacido. Imponer a un niño el nombre de alguien fallecido significa que su antepasado le transferirá ciertas cualidades personales, por lo que despedirse de un hijo es despedirse también de los ancestros , de todo el universo inuit y su eterno ciclo. Frente al Inatsisartut de Nuuk, el parlamento de la capital de Groenlandia, hay carteles sobre la nieve con los nombres de niños groenlandeses separados de sus padres , docenas de ellos. Pronunciar sus nombres invoca a los ancestros reencarnados, la última esperanza para sus padres, desasistidos por la ley.Groenlandia, antigua colonia que Dinamarca sigue controlando en materia de política exterior, de seguridad y bienestar social, se ha convertido en la cantera danesa de adopciones. Los «test parentales», en 2022, declararon no aptos al 5,6% de los padres groenlandeses, mientras que los niños de origen danés cuyos padres no son considerados aptos para la crianza, según las mismas pruebas parentales, no superan el 1%. « Reclamamos pruebas en lengua materna , pero dicen que tardarán todavía años en desarrollarlas», se queja la ministra ministra de Justicia Naaja H. Nathanielsen. El último nombre en sumarse a la lista es «Zammi», nacida la noche del 7 de noviembre y arrancada dos horas después de los brazos de su madre, Keira Alexandra Kronvold, en la sala de Maternidad del Hospital de Thisted. La mujer inuit de 38 años no había superado el forældrekompetenceundersøgelse (FKU) , prueba de competencia parental recogida en el artículo 50 de la Ley de Servicios Sociales, relativamente fácil para los daneses de etnia nórdica pero que presenta barreras lingüísticas y de concepto muy difíciles de superar para los inuit.Noticias relacionadas estandar No lectura Historia del cambio climático NATURAL reportaje Si La esterilización forzosa de las inuits: otra disputa en la tensa relación entre Dinamarca y Groenlandia Rosalía SánchezEn el examen se pregunta a los padres sobre su historia de vida, sus reacciones y sentimientos en diferentes situaciones, cómo lidian con síntomas mentales y físicos o cualquier tratamiento o rehabilitación, así como su situación de vida actual e ideas sobre el futuro, por medio de conversaciones con un psicólogo y de pruebas regladas. Una vez separada de su hijo, la madre sólo puede verlo dos horas al mes, si tiene capacidad de viajar a Dinamarca o establecerse cerca de la familia de adopción. Qupalu Platou, que perdió a sus dos hijos gemelos en 2017 , durante el proceso de solicitud de una ayuda por sus bajos ingresos, tiene ahora que dividirse: un mes visita al internado en un orfanato y el mes siguiente al adoptado por una familia danesa. «Si has crecido en Dinamarca y te preguntan por tu autoimagen o si estás a favor de una paternidad positiva o pasiva, puedes responder, pero si has crecido en una vida nómada, siguiendo las migraciones de los caribúes , tu lengua ni siquiera tiene palabras para nombrar lo que te están preguntando», explica la psicóloga local Naja Lund Kielsen.La realidad inuit en Groenlandia Las luces verdes sobre el cielo de Nuuk City (Groenlandia) en una noche de septiembre. Debajo, un cazador inuit del norte de Groenlandia se desplaza con su trineo de perros sobre el mar helado. En la última foto, Britta Mortensen es una de las 4.000 mujeres inuit a las que le fue implantado un dispositivo anticonceptivo sin su consentimiento ABC/AFPLa lógica estatal de Dinamarca, país tradicionalmente tolerante e inclusivo, ha sido sin embargo la de la reeducación e incluso la asimilación forzada . Los primeros programas dieron inicio en los años 50, cuando directores de escuelas y sacerdotes identificaron a niños despiertos, de entre 6 y 10 años, que fueron adjudicados por la fundación Save the Children a familias danesas. Las 21 familias inuit que accedieron lo hicieron bajo presión. El padre de Helene Thiesen, una de aquellos niños, había muerto de tuberculosis tres meses antes y convencieron a su madre, sola con tres pequeños, de que era una buena oportunidad para ella. «Mi mamá me explicó: ‘Te vas a Dinamarca’. Y yo le pregunté: ‘mamá, ¿qué es Dinamarca?’» , recuerda sobre la despedida. La mayoría de aquellos niños no logró adaptarse y fueron devueltos, con un extenso historial de maltratos y traumas. Tras el experimento fallido, el Estado danés comenzó a aplicar una campaña de implantación de dispositivos anticonceptivos en jóvenes adolescentes inuit, a menudo sin que ellas siquiera fueran conscientes, una práctica que comenzó en los años 60 y se ha extendido hasta los 80.Claves El origen Los indígenas inuit fueron los únicos habitantes de Groenlandia hasta 1721, cuando Dinamarca comenzó a colonizar la isla. Hoy en día, de los 52.000 habitantes, el 88 % es de etnia inuit. Los inuit componen el 20% de la población de Dinamarca 4.500 DIUs sin consentimiento Durante los años 60 y 70, el Gobierno danés instalando sin autorización 4.500 DIUs a niñas de 13 y 14 años de Groenlandia, que han arrastrado graves problemas de salud. Después ha llevado a cabo una política de aculturación e inmersión en la lengua y educación danesas. Independencia La mayoría de la población de Groenlandia quiere independizarse de Dinamarca, pero todos se benefician del statu quo: Dinamarca gana importancia como estado costero del Ártico gracias a la isla y Groenlandia recibe una gran parte de su gasto. 80 suicidios por cada 100.000 habitantes La ola de suicidios comenzó en los 70. Alcanzó una tasa de 113 suicidios por cada 100.000 habitantes en los 90 y hoy está en torno a los 80 por cada 100.000 habitantes, y afecta mayoritariamente a varones de entre 15 y 19 años.AculturaciónLa gran industria pesquera, que representaba el 90% de las exportaciones danesas, se había apoderado de la región e impedía los medios tradicionales de vida. Los inuit comenzaron a depender de ayudas sociales, un lastre para los gobiernos daneses. A finales del siglo pasado, a muchas comunidades pequeñas como Kangeq, en la costa suroeste, les fueron incluso cortados servicios públicos básicos como el suministro eléctrico, por ser considerado un gasto excesivo. Fueron eliminadas también las escuelas locales y, todavía hoy, la mayoría de los niños inuit que va al colegio lo hace en Dinamarca, en familias de acogida, y viendo a sus padres solo en vacaciones. «Las escuelas en territorio inuit te obligan al proceso contrario, eres tú el que tiene que adaptarse y sólo después puedes empezar a enseñarles danés», explica Anders Hvidegaard, profesor en Tiniteqilaaq, con unos 80 habitantes. Es raro el maestro danés que acepta un puesto como este, que conlleva pescar en el hielo la propia comida, meses cada año en completa oscuridad, las temperaturas más bajas del planeta y poderosos vientos catabáticos. «Varios de mis alumnos están decididos a convertirse en profesores y aman esta forma de vida, que es la suya, así que en diez o quince años puede haber una inflexión», dice. De momento, sin embargo, se impone la desesperanza . En ningún lugar del mundo la tasa de suicidios es más alta que en Groenlandia, 80 por cada 100.000 habitantes en 2022, y la mayoría de los suicidas tiene menos de 25 años.El deshielo, nueva amenaza Y cuando parecía que nada peor podía suceder a los inuit, el deshielo consecuencia del calentamiento climático los empuja desde sus territorios más al norte. «En la década de 1980 la nieve llegaba a la cadera, se congelaba en diciembre y se derretía en junio», dice Uunartoq Løvstrøm, cazador de Saattut, una pequeña isla cerca de la cabecera del fiordo de Uummannaq con 200 habitantes, «ahora se congela en febrero y se derrite en abril». El deshielo, además, atrae a explotadores de recursos naturales para los que hasta ahora la extracción era demasiado cara. Los grandes depósitos de minerales y metales de tierras raras, con gran demanda actualmente, han propiciado que los intereses de las empresas vicien el trabajo de las administraciones locales, competentes para otorgar los permisos de excavación. Dinamarca, que hasta hace 20 años contemplaba con buenos años la independencia total de Groenlandia, reclama ahora su papel. En un último eslabón de la maldición que parece pesar sobre los inuit, el deshielo ha convertido el Ártico en una zona de gran influencia, el futuro Canal de Panamá para el transporte marítimo. Y en la confrontación de Rusia contra la OTAN , un enclave geoestratégico necesariamente bajo control. A nadie le convienen autoridades locales eficientes, mientras los ejércitos de ambos bandos realizan maniobras para aprender a dar la batalla en contextos climáticos extremos. En la mitología inuit, el sol Malina y la luna Annigan son hermanos que se buscan para luchar entre sí . Y el día en el que se encuentren, será el día del fin del mundo, al menos del mundo inuit.
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