Gobierno de Francia se tambalea, víctima de una crisis política, parlamentaria e institucional sin precedentes desde la fundación del régimen, en 1958. El jefe del Estado ha quedado marginado y sin poder. El Gobierno en funciones será censurado mañana o el jueves. Ningún partido ni coalición tiene mayoría para poder gobernarMichel Barnier, primer ministro de un Gobierno de centro-derecha, anunció ayer su recurso al artículo 49,3 de la Constitución, para «hacer pasar», con un decretazo, su Proyecto de Ley de Finanzas de la Seguridad Social (PLFSS) para 2025.Ese artículo, excepcional, permite aprobar un proyecto de ley, sin voto parlamentario, si no se presenta una moción de censura en un plazo de 24 horas. La Agrupación Nacional (AN, extrema derecha), el partido de Marine Le Pen, y el Nuevo Frente Popular (NFP), que agrupa a todas las izquierdas –La Francia Insumisa (LFI), el PS, el PCF y los Verdes– anunciaron inmediatamente la presentación de dos mociones de censura, que serán votadas mañana o el jueves.Noticia Relacionada estandar Si Le Pen y las izquierdas pueden dejar a Francia sin Gobierno ni presupuestos del Estado Juan Pedro Quiñonero | Corresponsal en ParísVotadas las mociones de censura, Francia se quedará inmediatamente sin gobierno ni presupuestos del Estado para el 2005. Barnier y su Gobierno censurado podrán seguir ejerciendo funciones «técnicas», sin poder tomar decisiones, limitándose a asegurar un muy precario funcionamiento del Estado. A la espera de que el presidente, Emmanuel Macron, de viaje, en Arabia Saudita, consiga formar un nuevo gobierno provisional, esperando la lejana convocatoria de nuevas elecciones, el mes de julio que viene. Mientras tanto, ningún partido, ninguna coalición tiene mayoría para poder gobernar.La Asamblea Nacional (AN), primera cámara del Parlamento, tiene 577 escaños y son necesarios 289 diputados para tener una mayoría absoluta. Tras las elecciones anticipadas del 28 de junio y el 18 de julio pasado, convocadas por decisión personal por el presidente Macron, ningún partido, ninguna coalición tiene mayoría para poder gobernar en solitario.La Agrupación Nacional de Le Pen tiene el grupo parlamentario más importante, con 125 diputados. Puede censurar, pero no tiene aliados para poder gobernar, de ninguna manera. El conjunto de las izquierdas –La Francia Insumisa (72 diputados), el PS (66 diputados), el PCF y otras izquierdas (17 diputados() y Verdes / Ecologistas (38 diputados)–, forman la coalición más importante, el Nuevo Frente Popular (NFP), con 182 diputados, pero no tiene mayoría y es víctimas de sus divisiones. LFI y el PS sostienen posiciones muy distintas en cuestiones capitales, como Gaza o Ucrania.La derecha republicana, la derecha tradicional, tiene 47 diputados, divididos. Sin peso propio, asociándose a la coalición de pequeños partidos que apoyan a Macron y Michel Barnier, Juntos por la República (95 diputados), Los demócratas (36 diputados), Horizontes (33 diputados), Libertades e independientes (22 diputados). Arco iris de centristas de distintas familias y derechas más o menos moderadas, integradas mal que bien en el Gobierno de Barnier, con un presidente relativamente marginado. Ante ese arco iris parlamentario, Macron tardó dos meses en conseguir encontrar un primer ministro, Barnier, que apenas ha podido ejercer durante dos meses. Sin precedentesTras la censura anunciada, comenzará una nueva «ronda de negociaciones» de incierto futuro. Se trata de una situación política e institucional sin precedentes. En la historia de la V República, fundada entre 1958, Francia solo ha estado en una situación semejante en una sola ocasión, en 1962.Entre 1958 y 2022, bajo la presidencia de Giscard, Mitterrand, Chirac, Sarkozy, Hollande y Macron, Francia ha estado gobernada a la izquierda o la derecha. Y los presidentes pudieron cohabitar con gobiernos de distinto signo político. Ese paisaje quedó dinamitado con las elecciones legislativas del 2022, cuando se aceleró el hundimiento del PS y la derecha tradicional, convirtiendo a la extrema izquierda y la extrema derecha en las familias políticas dominantes. Víctima de ese cambio histórico radical, Macron convocó elecciones anticipadas la primavera pasada, precipitando la crisis actual.Tras las elecciones de junio y julio pasado, ningún partido político tiene mayoría para poder gobernar. Y no existe ninguna mayoría política conocida. Tampoco es posible convocar nuevas elecciones, hasta el mes de junio del año que viene. Mientras tanto, las deudas del Estado han crecido vertiginosamente.La peripecia personal de los principales protagonistas del drama político en curso agrava la incertidumbre.En la cúspide del poder institucional, Emmanuel Macron ha caído muy bajo en la estima popular. Más de un 60% de los franceses piensan que el presidente debiera dimitir. Su esposa, ha llegado a declarar: «Los franceses no se merecen a mi marido». Opinión que agrava la mutua incomprensión.La fiscalía del Tribunal de París ha pedido contra Marine Le Pen su inhabilitación política por diez años y una posible pena de cárcel, «por estafa en banda organizada contra el Parlamento europeo». Incierto futuro para la aspirante a la jefatura del Estado.A la izquierda, las ambiciones personales de Jean-Luc Mélenchon (extrema izquierda), François Hollande (expresidente), Raphael Glucksmann (socialista independiente) y François Ruffin (radical) se han convertido en una batalla de mucho calado por el incierto liderazgo de una izquierda balcanizada.Ante esa situación, sin futuro previsible, los mercados internacionales, las agencias de notación financiera, el FMI, la Comisión europea, no ocultan su inquietud ante el futuro de una Francia sin rumbo político conocido…
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