Los bombardeos de Israel no apagan la euforia tras la caída de Al Assad

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Los bombardeos de Israel no apagan la euforia tras la caída de Al Assad

Suenan varias ráfagas de Ak47 en la plaza de los Omeyas y un grupo de milicianos corre entre la multitud para callar las arma s. «¡No más disparos, no más disparos!», es la orden a unos recién llegados quienes, llenos de euforia, han descargado sus armas en el cielo de Damasco en señal de victoria por la caída del régimen. Vuelve el silencio y, tras la tensión inicial, los abrazos entre los hombres vestidos con ropas militares, algunos encapuchados y, los menos, con el anagrama del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en el uniforme. La mezcla de grupos genera confusión entre los damascenos.Son días de euforia, pero las nuevas autoridades quieren que regrese la normalidad lo antes posible y el gobierno interino de Siria ya está en marcha con el tecnócrata islamista Mohammed al Bashir como nuevo primer ministro. Este periodo de transición se espera que se alargue hasta el 1 de marzo, hasta ese momento el antiguo líder del Gobierno de Salvación de Idlib será jefe de gobierno de todos los sirios. Mientras los hongos de humo negro se elevaban al cielo tras una brutal noche de bombardeos de Israel contra bases y aeropuertos militares, Al Bashir pronunciaba sus primeras palabras como primer ministro para hablar de reconstrucción y prometer que «nos centraremos en sectores vitales, creando oportunidades de empleo y fomentando las inversiones». Ni una palabra sobre los bombardeos. La economía del país está hundida después de trece años de guerra, corrupción y bloqueo y los sirios viven en la miseria. Además del silencio de las armas, las nuevas autoridades han adelantado que los milicianos abandonarán de forma progresiva las calles de las ciudades y transferirán la seguridad a la Policía. Otro de los pasos clave para retomar la normalidad es la reapertura del comercio y Damasco vio como las tiendas levantaron las persianas por primera vez en la nueva era. Todo un reto para unos ciudadanos que se acostaron un día bajo el control del régimen y despertaron al siguiente con los grupos armados de la oposición en las calles y el omnipresente Bashar Al Assad desaparecido bajo la protección de Vladímir Putin en Rusia.Noticia Relacionada Una droga llamada captagón estandar Si El ‘coraje químico’ con el que Assad convirtió Siria en un narcoestado David Alandete | Corresponsal en Washington Según estimaciones oficiales, la dictadura ganaba con el tráfico de esta sustancia tres veces más que los cárteles mexicanosLa imprenta de Said Al Housari echa humo. En 24 horas ha impreso 30.000 nuevas banderas de Siria , con los colores negro, blanco y verde. Donde antes salían imágenes de Assad, ahora lo hacen las banderas de los grupos que le han derrotado. «Unas son para regalar, para decorar calles y tiendas y otras para la venta, usamos buen material para que duren más y el objetivo es que la gente le coja cariño lo antes posible a la nueva era», explica Said, de 29 años. Uno de los que ha comprado esas banderas es Yasin Midani y la ha colocado en la parte delantera de su papelería. Primer día de apertura de comercio y se muestra «muy esperanzado de que las cosas salgan bien en nuestro país, estamos felices, nos sentimos libres y lo más importante es la unidad nacional, que las sectas sigamos juntas». Trabajar en esta nueva Siria es hacerlo en territorio virgen, entrevistar a gente que nunca se atrevía a decir lo que pensaba ante una cámara y menos ante un periodista extranjero. Yasin se emociona por el simple hecho de hablar y hacerlo sin pensar en que algo le puede pasar. «Los que han venido al nuevo gobierno es gente culta, no son unos bárbaros, están más preparados de lo que la gente cree», apunta Yasin.Sensación de alivioAdemás de los comercios, también cafeterías y restaurantes retomaron el trabajo para convertirse en pequeños parlamentos. En el café Ahmed Basha la primera consumición corre a cargo de la casa. Un ex alto cargo del ministerio de Turismo, que pide mantener el anonimato, dice que «de momento debemos ser cautelosos hasta ver cómo se comportan las nuevas autoridades, pero en estos primeros momentos la sensación es de alivio, ha sido toda una liberación acabar con el régimen». En el zoco de Hamidie, arteria comercial clave de la ciudad vieja, se mezclan los milicianos llegados desde Idlib que van camino de la gran mezquita de los Omeyas, con los vendedores a las puertas de sus tiendas y los curiosos que salen por vez primera de sus casas para ver la situación. Waseem Anan ha levantado la persiana y «es una alegría ver cómo casi todos lo hemos hecho. El reloj de Siria, parado desde 2011, vuelve a funcionar. No vendemos casi nada porque la gente no tiene dinero y lo que tiene lo guarda para comer, pero aquí estamos, listos para empezar una nueva era». Waseem habla de «miedo, inseguridad e inestabilidad» , una sensación compartida ante el desconocido comportamiento que pueden tener los milicianos que ahora pasean con una sonrisa y abrazan a quienes les piden hacerse una foto con ellos. Damasco les ha recibido como héroes y están recibiendo su particular baño de gloria. Mohamed Assaf, de 25 años, es uno de estos milicianos que, Ak47 al hombre, recorre por primera vez en una década el zoco capitalino. « La victoria ha sido más sencilla de lo esperado y lo mejor de todo es que, al escapar el dictador, no se ha derramado apenas sangre», explica Mohamed, quien consultado por los bombardeos masivos de Israel responde que «primero debemos ordenar la casa y luego llegará el momento de llegar a una solución política con ellos».

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