El gran enemigo de la Monarquía Hispánica a mediados del XVI tenía nombre y apellidos: Hizir bin Yakup , aunque era más conocido como Barbarroja. Un reconocido pirata que había nacido en la isla de Lesbos, al oeste de Turquía y entonces bajo soberanía del Imperio otomano, en torno a 1466 y 1468. Pero a grandes males, remedios colosales. Contra él, Carlos V alineó al que era uno de sus mejores marinos: Andrea Doria, un capitán genovés que luchó bajo el pendón del águila bicéfala del emperador durante décadas. Le salió bien a medias. Cierto es que venció a su enemigo en La Goleta, pero también lo es que este sobrevivió para guerrear un día más. No se puede tener todo.Según afirma Ertugrul Onalp, profesor titular del departamento de español de la universidad de Ankara, en su ensayo ‘Las memorias de Barbarroja’, el pirata era descendiente de una familia de marinos y no tardó en hacerse a la mar en busca de riquezas fáciles de conseguir. Todo ello, a pesar de su curioso origen. «Fue ollero de oficio, más su hermano le convirtió en marinero, dándole la fusta para que mandase. Y después que perdió un brazo en Bugía le hizo teniente de sus navíos, y de Argel cuando fue a Tremecén», señala, por su parte, el historiador del siglo XVI Francisco López de Gómara en su obra ‘Guerras del Mar’.Nace el enemigoHayreddín arrancó su vida en el mar gracias a su hermano Aruj, quien se dio primero a la piratería y cuyas riquezas conseguidas terminaron atrayendo al futuro enemigo de Doria. Ambos comenzaron su carrera como asaltadores de buques en la isla de Djerba, en Túnez, donde establecieron su base de operaciones y comenzaron a dar dolores de cabeza a galeras cristianas. Según parece, su capacidad militar provocó el asombro del señor de Túnez, quien acabó por sufragarles sus robos a cambio de una parte de las riquezas que consiguieran. Su poder llegó a ser tal que conquistaron varias posiciones cristianas en el Mediterráneo.Noticia Relacionada Guerra de Independencia estandar Si La venganza de Napoleón contra dos pueblos de España que le humillaron Manuel P. Villatoro Al amparo de un bárbaro decreto del general Joachim Murat, Chinchón y Valdepeñas fueron arrasados y sus ciudadanos pasados a cuchilloPero en 1516 todo cambió para esta pareja de hermanos cuando Aruj recibió la petición de dirigirse hacia Argel para combatir a los españoles. Por entonces decidió que ya le había llegado la hora de ascender en el escalafón social y, tras asesinar al gobernador de la región, el mismo que le había solicitado ayuda, tomó el puesto de gobernador por las bravas. Desde la zona, se dedicó a armar galeras para robar todo cuanto pudiese a Carlos I. Con todo, su liderazgo solo duró hasta 1518, año en que fue asesinado por un combatiente de las tropas imperiales. Después de que dejara este mundo, Hayreddín le tomó el relevo en el puesto y, por descontado, continuó su campaña de saqueos masivos contra los cristianos.Con todo, Hayreddín demostró más astucia que su hermano al ponerse a las órdenes del Imperio Otomano. Este gesto le permitió seguir con sus continuos saqueos a los buques españoles a un coste en vidas menor; todo ello, gracias a los hombres aportados por su nuevo amigo el sultán. Este fue el período en el que el ya corsario se convirtió en una auténtica pesadilla para Carlos V y dio a conocer su verdadero yo al mundo. «El carácter de Barbarroja refleja a un hombre valiente, prudente y un sagaz diplomático con sentido del humor y alma poética. A través de las páginas de sus memorias se perfila como un polígloto que hablaba cinco o seis idiomas. […] Entre otras características se destaca también como un gobernador justo, devoto en su fe, a la vez que modesto, generoso y tolerante. Aunque, por otra parte, se muestra a veces cruel, sobre todo con los cautivos de alto mando a los que consideraba presumidos, engreídos y traicioneros», explica Ertugrul Onalp.Arma secretaTras años de saqueos, muertes y dolor, Carlos I tomó cartas en el asunto en 1533. Unas cartas en la que iba incluido Doria, un marino de 67 años –para la época todo un anciano– que no se cansaba de combatir. «La galeras turcas y sus aliados, los piratas berberiscos, sembraban el pánico con sus incursiones por las costas cristianas del Mediterráneo. Decidido a acabar con esa situación, Carlos I solicitó la colaboración de la Santa Sede, Portugal, Génova, Nápoles y Sicilia para lanzar una expedición de castigo contra una de las principales bases de los piratas turcos», explica el escritor José Luis Hernández Garvi en ‘ Héroes, villanos y genios ‘ (Edaf).Con ese objetivo, en Barcelona se empezó a juntar una gigantesca flota con la que asaltar Túnez y mandar a los herejes al infierno de una vez por todas. En total se reunieron unos 400 navíos. Cuando Doria arribó a la zona, fue recibido con jolgorio, pues se conocían sus habilidades. «En los preparativos se emplearon cerca de un año, tal eran ellos […] La llegada de Andrea Doria con 19 [galeras] fue acontecimiento por la vista de la galera imperial que traía, magnífico vaso esculpido, dorado dispuesto como para morada del César. […] Tocaba trompetas, clarines, chirimías, tambores, después de las salvas saludaba la gente la voz gritando tres veces: ¡Imperio, Imperio, Imperio!», explica el fallecido historiador español Cesáreo Fernández Duro en ‘Armada española, desde la unión de los Reinos de Castilla y Aragón’.La gigantesca armada cristina, acompañada por 25.000 infantes y 2.000 jinetes, dio la orden de partir contra el nido de piratas el 13 de junio de 1535. Al mando estaba el anciano Doria y el mismísimo Emperador, quienes establecieron que su primer objetivo sería conquistar la fortaleza de La Goleta, ubicada en el puerto de Túnez. Una misión lógica si lo que se buscaba era meter hasta el último soldado en dicha ciudad para acabar con los corsarios. ¿Qué hizo Barbarroja? Llenar hasta las almenas la fortificación de combatientes, unos 4.000, y de piezas de artillería y llamar a otros 100.000 hombres y 30.000 caballeros para defender sus posesiones. En palabras del fallecido historiador español, sin embargo, estas cifras pueden haber sido exageradas y, en caso de ser afirmativas, los soldados habrían sido «alárabes montaraces atraídos por la esperanza del robo, de poco empuje».El 14 comenzó el asedio de La Goleta, fortaleza que se pudo asaltar después de que desembarcaran las tropas sin oposición en la zona. «Las galeras cubrían el flanco y la retaguardia del ejército […] batiendo luego la torre del Agua, obra [defensiva] avanzada, y los muros de la fortaleza principal, a la que dieron de costado los galeones […] en tanto que los soldados, con la pala y el azadón en la mano, adelantaban las trincheras y las baterías. Era muy fuerte la posición y la defendía hábilmente Sinán el Judío, entorpeciendo los trabajos de los sitiadores con vigorosas salidas; costó, por consiguiente, la pérdida de muchos buenos capitanes y tres generales […] antes de que las brechas consintieran el asalto dado por mar y tierra el 14 de julio, a los 28 días», explica Duro en su obra.Escapar del enemigoLa finalización del asedio y la conquista de La Goleta dejó 2.000 turcos muertos muertos y un Barbarroja furioso y frustrado. A su vez, permitió a los cristianos hacerse con 300 piezas de artillería ubicadas en la fortaleza y un centenar galeras pertenecientes al mismísimo pirata que había amarradas en puerto. Tomado el primer escollo, el camino se abrió para los asaltantes hasta Túnez, hacia donde se dirigieron los recién formados Tercios españoles en vanguardia. Este era el último bastión del corsario en la zona, y Doria y Carlos V estaban dispuestos a que cayera de una vez bajo la cruz del catolicismo.Por su parte, Hayreddín se dispuso a encerrarse en Túnez y resistir a sus enemigos. El 21 de julio, sin embargo, la diosa fortuna quiso aliarse con Doria y hacer que los 5.000 reos cristianos que Barbarroja tenía presos en la ciudad decantaran la batalla del lado cristiano. «Enterados de la derrota los cautivos de la alcazaba, rompieron las prisiones, sobreponiéndose a la guarnición, y asestaron los cañones contra la hueste de Barbarroja desbandada. […] ¡Memorable día para la cristiandad !, añade el historiador. En definitiva, los prisioneros atrapados desde hacía meses por el corsario, y a los cuales se había planeado cortarles el cuello en repetidas ocasiones, acabaron por dar la victoria a España.Noticias relacionadas estandar No Brigadistas semitas El colosal ejército secreto de judíos que quiso aplastar a Franco Manuel P. Villatoro estandar No Marco Aurelio Esto es, según un experto, lo más siniestro que nos dejó el Imperio romano Manuel P. VillatoroLa victoria supuso la liberación de miles de cautivos cristianos y fue uno de los mayores éxitos en la carrera militar de Doria. Sin embargo, la expedición no consiguió uno de sus principales objetivos, la captura de Barbarroja. El más legendario de los piratas berberiscos consiguió escapar del cerco tendido por Doria en Túnez y, a los pocos meses, se había recuperado de la derrota, reiniciando los ataques contra los estados cristianos ribereños del Mediterráneo. Su siguiente objetivo fueron las Islas Baleares y las costas catalanas, donde dejó un rastro de muerte y destrucción que sería largo tiempo recordado. Furioso por el ataque, Carlos I exigió venganza, ordenando a Doria que emplease todos los medios necesarios para capturar vivo o muerto a Barbarroja. Pero eso, como se suele decir, es otra historia.
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