Tras semanas de malos resultados y muchas dudas, el Madrid parece haber encontrado el camino hacia el éxito tras su espectacular exhibición ante el Mónaco, un duelo en el que los blancos hicieron relucir sus virtudes y disimularon, incluso invisibilizaron, la mayoría de sus defectos. Campazzo sigue siendo el motor de este grupo, pero la defensa volvió a ser óptima, en parte por la irrupción de Garuba. Además, los de Chus Mateo movieron el balón en ataque como los ángeles, Musa y Hezonja destrozaron la defensa visitante e incluso el canterano Hugo González empezó a demostrar por qué su técnico lo prefiere a Rathan-Mayes. En definitiva, el Madrid volvió a emocionar. Sin Campazzo en el quinteto titular, fue Musa el encargado de liderar las cargas blancas desde el inicio, cada vez mejor el bosnio, casi recuperado por completo de su lesión en el tobillo. A la vera del balcánico, el Madrid mostraba buena salud, aceptable en defensa y muy animado cuando el Mónaco le dejaba correr, aunque los del Principado no le perdían de vista gracias a las genialidades de Mike James . El igualado parcial del primer cuarto lo decidió romper Hezonja con cinco puntos casi consecutivos. Cuando el croata se siente cómodo, hay pocos talentos tan diferenciales como el suyo, y, cuando remató el primer cuarto, el Madrid ya ganaba por siete. Además de Musa, el Madrid parecía recuperar para la causa a Garuba. El español, con cualidades más que contrastadas, había estado lastrado por los problemas físicos hasta la fecha pero, ante el Mónaco , dio un recital, impenetrable e hiperactivo en defensa y muy compenetrado en ataque con Campazzo . Los blancos, por momentos, rozaban la perfección, levantaban a la grada del WiZink como antaño con sus espectaculares jugadas. Incluso el mago argentino, con sus 178 centímetros raspados, le puso un tapón antológico a Begarin . Los locales cometieron algún que otro fallo defensivo, sobre todo a la hora de proteger el tiro desde las esquinas, pero su hacer en ataque lo camuflaba todo. Al descanso y tras un gran triple de Deck, mandaban de 18. Al diabólico y bello ritmo de Campazzo, el Madrid no aflojó ni lo más mínimo tras la reanudación, el espectáculo no podía parar. Los tiros ya no entraban con tanta facilidad, pero la defensa volvía a ser de élite, el Mónaco se estampaba una y otra vez ante ella, en parte gracias a los esfuerzos de Garuba, que estaba en todas partes al mismo tiempo. Mientras, Mateo aprovechó los minutos finales para dar minutaje a Feliz , quizás la única nota que no rozó el sobresaliente durante el duelo. Le llegará su momento al dominicano, sobre todo si el Madrid sigue en esta línea.
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