Richard Gere: «Mirar dentro de mi cabeza es ver la ficción que supone ser yo mismo»

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Richard Gere: «Mirar dentro de mi cabeza es ver la ficción que supone ser yo mismo»

Hacía 44 años que Paul Schrader y Richard Gere no coincidían en un rodaje. Fue con ‘American Gigoló’ , en un lejano año 1980 que a Gere todavía le suena cercano. Eran por entonces dos recién llegados, dos treintañeros con la ambición, las ganas y el talento para un mundo que terminarían por comerse. Schrader acababa de firmar el guion de ‘Taxi Driver’ y le dejaron ponerse al frente de una película comercial, para la que llamó a un joven que apenas había rodado una cosa importante, ‘Días del cielo ‘, de Terrence Malick. Schrader escribió en ‘ American Gigoló ‘ un papel con el que Gere puso a fantasear a medio occidente y con el que se labró la fama de sex symbol a base de enseñar pectorales y encamarse con rubias millonarias. 44 años después, el papel que ahora le ha escrito se adecúa más a sus canas y a sus arrugas. En ‘ Oh, Canadá ‘, que se estrena el día de Navidad, Gere da vida a un afamado documentalista de izquierdas que, tras una vida de mentiras (un falso viaje a Cuba, ser objetor de conciencia en la guerra de Vietnam…) le da por sentarse frente a la cámara para contar la verdad en las horas finales de su vida. Noticia Relacionada ESPECIAL NAVIDAD estandar Si Regalos de película para unas navidades llenas de cine Fernando Muñoz Regalos y autorregalos para los más cinéfilos de la casa, desde ‘merchandising’ de las franquicias de moda hasta la posibilidad de alquilar una sala de cine para una proyección privada«Mi personaje en la película no puede contar su verdad sin la cámara porque, si no está la cámara, se siente un mentiroso absoluto. Él llega a pensar que es un personaje de ficción. ‘Todo en mi vida es una ficción’, se dice. Y creo que, por extensión, en la realidad todos somos personajes de ficción. Somos una proyección de una idea del yo . Por ejemplo, Richard Gere aquí sentado con la gente que hay aquí, es una ficción. De forma errónea todos damos demasiada importancia a esa proyección», reflexiona el intérprete, que se acaba de mudar a Madrid con su pareja, la española Alejandra Silva . Es curioso cómo se comporta Richard Gere durante la entrevista con ABC. Primero, responde lo que quiere y como quiere. Luego, se va por peteneras cuando le apetece tocar otro palo y, al final, acaba lanzando alguna de esas enseñanzas del budismo que marcan su vida. Pero siempre lo hace con elegancia, con educación y con algo de hipnotista, que hace que uno se quede cautivo bajo sus palabras. Viejo zorro, como su personaje en la ficción, capaz de acaparar todos los focos, todas las miradas: «Respecto a mí, yo mismo vivo en un documental de mi vida todo el tiempo . Mirar dentro de mi cabeza, analizarme es ver la ficción del mecanismo que supone ser Richard Gere. Y sí, si todos miramos dentro de nuestras cabezas podemos ver ese mecanismo», indica, para después entrar en ese mundo místico que tan bien trabaja. «Si aprendemos a concentrarnos, hay un momento, cuando un pensamiento se disuelve y va a entrar otro, en el que se crea como un pequeño espacio, un agujero. Y en ese agujero hay algo que puedes atravesar para llegar a otra posibilidad del yo que es más profunda». Richard Gere en ‘Oh, Canadá’, con Uma ThurmanUna vida ante la pantallaHa pasado media vida Richard Gere expuesto al mundo, delante de las cámaras y como personaje de las revistas. También, claro, como activista político. No está mal para alguien que, dice en medio de una carcajada, pensó en retirarse cuando tenía 25 años. «La verdad -replica ahora más serio- que nunca pensé que la interpretación iba a ser toda mi vida. Con 20 o 25 años no te vas a imaginar que con 75 vas a seguir haciendo el mismo trabajo », reflexiona el actor, que en los tres últimos años ha rodado tres películas y una miniserie. «Es que mantengo la alegría del niño cuando ruedo. Y estas películas independientes me gustan porque los rodajes son rápidos. Así que sí, yo quiero seguir y seguir sin parar», responde cuando ABC le pregunta si sobre su mente planea la idea de la jubilación y poner fin a su carrera. Una carrera que comenzó sobre las tablas. «Todavía recuerdo cuando estaba estudiando en la Universidad de Massachusetts y me llamaron de un casting que había hecho porque querían contar conmigo. Era en el teatro y fue mi primer trabajo profesional como actor, y eso acabó siendo el principio de lo que llevo haciendo los últimos 55 años o más», rememora, y vuelve a lo filosófico: « Cada una de mis elecciones ha tenido una influencia en toda mi vida . Cuando Terrence Malick me llamó pensé que empezaba una nueva etapa en mi vida, pero no son solo las decisiones importantes las que cambian tu dirección para varias décadas, cada día tomamos decisiones que tienen una influencia en nuestra vida. El Dalai Lama dice que, siempre que sea posible, tratemos de ser amables. Y que, como siempre se puede, no tenemos excusas para no serlo», dice, y lanza esa sonrisa a medio camino entre galán seductor y predicador. Y así, con amabilidad y sin dejar de trabajar, ha terminado por labrar una de las carreras más asombrosas de su generación, y eso que jamás ha sido nominado al Oscar; también, en parte, por el veto que sufrió de la Academia tras su discurso fuera de guion contra el gobierno Chino cuando dio paso a la categoría de mejor dirección artística en la gala de 1993. «Parece que, si te quedas el tiempo suficiente, se olvidan de que te han vetado», dijo allá por 2013, cuando regresó a la ceremonia. Porque sí, Richard Gere es más que un actor, es un mito, uno de esos nombres que se recordarán más por lo que fue que por lo que hizo. «En la vida en general, no solo en el arte, es muy difícil ser absolutamente independiente de la idea de conseguir cosas, ya sea dinero, poder, una determinada posición, la fama … Es muy, muy difícil disminuir ese impulso y que no te atraigan esas cosas, pero al final nuestro trabajo es tratar de eliminar ese impulso, o dulcificarlo. Pero la única forma de vivir unos con otros es detener esos impulsos», cuenta el actor, que añade: «Desde los griegos y los romanos no se vivía esta disparidad económica que ahora se ve. Y eso afecta a la felicidad de todo el mundo. La gente que tiene todo ese dinero gasta muchísimo tiempo y energía preocupándose porque no se lo quiten. Y la gente que no lo tiene está tratando de sobrevivir. Hay que olvidarnos del lenguaje, de socialismo, comunismo… hay que tener un sentido común básico para compartir y cuidarnos unos a otros, porque es la única forma de sentirnos todos seguros, contentos y felices», confiesa. Noticia Relacionada video-noticia No Los protagonistas de ‘Oh Canada’ desfilan en la alfombra roja de Cannes EFE Cannes (Francia), 17 may (EFE).- Una majestuosa Uma Thurman brilló este viernes en la alfombra roja …Mudanza a España y nostalgiaEntre tanto, Richard Gere todavía está abriendo cajas tras su mudanza a la capital de España: «Algunas de ellas no las había abierto desde hace 30 años. Estoy reencontrándome con fotografías antiguas, escritos, notas… y todo está lleno de nostalgia. Generalmente todos son muy buenos recuerdos, aunque no todos. Esos recuerdos son la riqueza de lo que somos».«Cuando miras atrás, a lo que has hecho en tu vida, siempre hay algo de culpa, remordimiento, pero también hay como una ternura subyacente del niño que fuiste» Richard GereEn esa línea de la memoria y el pasado, cuenta que cuando estaba rodando ‘Oh, Canadá’ no dejaba de pensar, y así lo compartía con Paul Schrader, en las películas de Kurosawa, en la historia del rey Lear, incluso en ‘Fresas salvajes’, de Ingmar Bergman. «Es que cuando miras atrás, a lo que has hecho en tu vida, siempre hay algo de culpa, remordimiento, pero también hay como una ternura subyacente del niño que fuiste. Incluso cuando piensas en tus 20 o 30, sigues siendo un niño y te ves con ternura porque estabas aprendiendo a funcionar en el mundo , a recibir amor, a cómo darlo, a aceptarte a tí mismo», remata.Y de ahí, de los recuerdos de juventud, pasa al futuro, a lo inevitable, a lo que nos iguala a todos y que está presente en ‘Oh, Canadá’: « Espero que todos estemos preocupados por la muerte , pero no de una forma como obsesiva, sino simplemente entendiendo que todo lo que nace, muere. Y eso es una perspectiva muy saludable de la vida. Nadie sabe cuándo va a morir, unos jóvenes, otros viejos, otros incluso antes de nacer…», termina, con poso pero sin pesar.

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