Saqueos y terror: los veinte años de barbarie vikinga contra Andalucía y Galicia

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Saqueos y terror: los veinte años de barbarie vikinga contra Andalucía y Galicia

Abrieron camino en el 793 d. C. con el asalto al monasterio de Lindisfarne , en el norte de Inglaterra. Ese episodio en el que, según las crónicas, la Cristiandad se estremeció ante su llegada: «Profanaron con pies impíos los lugares santos, destruyeron los altares y se llevaron los tesoros de la sagrada iglesia». Y les debió de ir bien porque, apenas medio siglo después, los vikingos se hicieron a los mares para inaugurar casi dos décadas –entre los años 844 y 859– de saqueos a la península ibérica que arrancó con el saqueo de Sevilla y culminó con un intento fallido de hacerse con Santiago de Compostela. Las dos veces fueron rechazados, de eso no hay duda, pero dejaron un reguero de muerte imborrable en aquellas urbes.Primer ataqueSegún explica el arqueólogo Neil Price en ‘ Vikingos. La historia definitiva de los pueblos del norte’ (Ático de los libros) la primera incursión de estos pueblos contra la península ibérica se sucedió a mediados del siglo IX, tiempo en que la región se hallaba sacudida por el enfrentamiento entre musulmanes y cristianos iniciado en el 711. El descalabro inicial de los visigodos y los posteriores esfuerzos puestos en la Reconquista motivaron, en sus palabras, que aquella ‘razzia’ nórdica sembrara el caos. «Tras zarpar rumbo al sur en el 844 desde su base en Noirmoutier, en la desembocadura del Loira, una gran flota vikinga liderada por un caudillo llamado Hástein realizó incursiones a lo largo de la costa del norte de la península ibérica para, luego, seguir hacia el sur y adentrarse en territorio musulmán», desvela en su obra.Noticia Relacionada Guerra de las Alpujarras estandar No Felipe II contra el último intento musulmán de crear un emirato en España Manuel P. Villatoro José Soto Chica analiza en su nueva novela histórica, ‘Hasta que pueda matarte’, la rebelión que los moriscos protagonizaron en La AlpujarraAquello fue una tormenta de violencia. Azuzados por las historias que narraban las riquezas del imperio musulmán, los vikingos saquearon Lisboa, Cádiz y Algeciras para, acto seguido, remontar el Guadalquivir con sus manejables buques. Su objetivo podría ser Córdoba, cuyas bondades habían atravesado mares y océanos. Sin embargo, la primera urbe de importancia con la que se toparon fue Sevilla. Y no perdieron la ocasión de destruirla y saquearla. Así lo confirmó el cronista árabe Ahmad ibn Muhammad al Razi en sus escritos:«Pasada la decimocuarta noche del mes de Muharram del año 230 (1 de octubre de 844), los navíos arribaron en Sevilla inesperadamente. La ciudad estaba indefensa, y fue saqueada por estos aprovechando la confusión reinante entre sus habitantes. […] Los majūs [vikingos], que Al-lāh los castigue, y sus barcos no hacían más que llegar y llegar, Sevilla cayó en sus manos. Saquearon la ciudad durante siete días, mataron a todos los hombres y esclavizaron a los niños y a las mujeres».Según las palabras del cronista, la única forma de detenerlos fue reunir un gigantesco ejército (reclutado entre las regiones cercanas) y acudir a toda prisa para expulsarles de la urbe. «Los andalusíes sacaron a los vikingos de su campamento y de la ciudad utilizando unas tropas señuelo que los condujeron hasta Tablada, a unos tres kilómetros al sur de Sevilla, donde el grueso del ejército musulmán los emboscó y masacró», desvela Price. La matanza que se sucedió solo se detuvo cuando unos pocos supervivientes nórdicos se retiraron hacia sus buques y zarparon. Atrás dejaron una treintena de bajeles vacíos. La venganza no se hizo esperar: los musulmanes ahorcaron de los árboles los cadáveres de sus enemigos.Más barbarieLa siguiente gran expedición que se organizó fue la de Björn ‘Costado de hierro’, cuyo apodo se relaciona en las crónicas nórdicas con su sorprendente capacidad para vencer en combate sin sufrir rasguño alguno. La saga de Ragnar Lodbrok –el que fuera su padre– nos describe a este personaje como un guerrero que peleaba «con tanta bravura que ninguna línea enemiga se le resistía»; un vikingo de tal fuerza que, cuando le comunicaron la triste noticia de la muerte de su progenitor, apretó de tal forma su lanza que esta «saltó en dos pedazos». Era un tipo duro, vaya, y dispuesto a cruzar los mares para seguir la tradición familiar de saquear hasta rebentar.En el 859, Costado de Hierro —al que el experto califica de una «persona real», y no un personaje mitológico, como otros tantos historiadores han defendido— partió desde el Loira en dirección a la península ibérica. Y no lo hizo con unos pocos ‘drakkars’, sino con entre sesenta y dos y cien bajeles pertrechados con hombres y armas.A partir de este punto, el recorrido escogido por Björn varía según las fuentes que se consulten. Lo más aceptado es que intentó hacerse con la ciudad de Santiago de Compostela, pero fueron rechazados por los defensores. «Los asaltantes siguieron luego hacia el sur y atacaron Sevilla, Cádiz y Algeciras . En el otoño del 859, la flota se abrió paso sin encontrar resistencia por el estrecho de Gibraltar y, por lo que sabemos, sus integrantes se convirtieron en los primeros escandinavos en hacerlo», desvela el experto. Las crónicas afirman que las riquezas que obtuvieron en la península no tuvieron parangón, aunque no se especifica qué sucedió con ellas.Noticias relacionadas estandar Si Historias Los dos grandes jerarcas de Franco por los que Hitler sentía admiración Manuel P. Villatoro estandar Si Un dolor de cabeza para el Emperador Carlos V El arma secreta para aplastar al pirata más temido del siglo XVI Manuel P. VillatoroEl acero vikingo no se detuvo en esta zona. Tras cruzar el estrecho desembarcaron en África, donde saquearon una de las ciudades más ricas de la región y capturaron a dos mujeres de la familia real. «El emir de Córdoba pagó un gran rescate para recuperarlas», añade el experto. Quizá enloquecidos por la victoria, los hombres de Björn volvieron sobre sus pasos y asaltaron Andalucía y Murcia. Formentera, Ibiza, Mallorca, Menorca… Una infinidad más de regiones sufrieron su furia en las semanas posteriores. Luego le tocó el turno al sur de Francia e Italia. «Existen fuentes bastante creíbles que nos hablan de un ataque a Pisa, pero en este momento la leyenda se hace con las riendas del relato», desvela el autor. Algunas hasta confirman que atacaron Luni en la creencia de que era Roma… Difícil de creer.Después de estas dos grandes incursiones, los vikingos decidieron abandonar los saqueos de la península hasta el siglo X. Fue entonces cuando, una vez más, partieron desde el norte, cruzaron el Canal de la Mancha y desataron de nuevo su furia sobre los hispanos. Galicia fue su objetivo prioritario en varias ocasiones. No debió irles mal, pues decidieron erigir un campamento en la zona para evitarse las idas y venidas. «En el 968 una flota saqueadora estableció una base en el río Ulla , cerca de Santiago de Compostela , y pasó los siguientes tres años saqueando el campo gallego. […] Hubo más incursiones a principios de la década del 970, tras las cuales se produjo un paréntesis en los ataques hasta el siglo XI», añade.

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