Uno de los fenómenos más relevantes de las elecciones vascas ha sido el avance histórico de la izquierda abertzale, que ha sido capaz de amenazar la victoria del PNV igualando su número de escaños en el Parlamento vasco. El éxito de Bildu no responde a una sola causa. Una buena parte de los análisis coinciden en señalar la emergencia de un nuevo electorado vasco que no ha crecido con el terrorismo y a cuyo juicio político no alcanza, por distintos motivos, ya sea por falta de interés o por pura ignorancia, la memoria del dolor causado por este. Otros, sin que ambos sean incompatibles, ponen en evidencia el trabajo realizado por la izquierda abertzale para mudar de piel y ofrecer una imagen más amable y menos lastrada por el peso del radicalismo nacionalista.No obstante, se ha incidido menos en el papel que ha jugado Podemos y en el modo en el que su espacio electoral ha propiciado el éxito de la izquierda abertzale. No por casualidad, el domingo el propio Arnaldo Otegi agradeció su voto a los «sectores de la izquierda confederal». Un giro retórico que en otro momento y en otra circunstancia hubiese calificado de «sectores de la izquierda española», marcando una frontera clara entre izquierda vasca y española. Y lo cierto es que esta campaña electoral no ha carecido de encontronazos entre líderes de Podemos y Bildu, pues más allá de la camaradería debida entre dos formaciones que se dicen unidas por las luchas comunes de la izquierda radical, los primeros han visto cómo su electorado era primero amenazado y después absorbido por la llamada de Bildu a votar por ‘La izquierda que suma y no resta’. Véase, en este sentido, el intercambio de pareceres en redes sociales entre Pablo Iglesias y Oskar Matute.A falta de que los análisis post electorales confirmen los datos, parece cierto que Bildu ha sido el gran beneficiado del vaciamiento electoral de Podemos. Al punto que en torno a un tercio de quienes votaron a Podemos en las elecciones vascas de 2020 habría decidido votar por la lista encabezada por Pello Otxandiano Kanpo. Y la razón invita a considerar que entre las causas que pueden explicar ese trasvase de votos hay mucho más que una operación estética de Bildu, a empezar por la normalización de la camisa y la chaqueta en la vida política de sus candidatos. Por ejemplo, y sin perjuicio de otras claves de lectura, la eficacia con la que el mundo de la izquierda abertzale ha copiado la estrategia discursiva que permitió crecer a Podemos en sus primeros años.Por seguir con aquello del árbol y las nueces, Podemos no sólo ha sido funcional a la estrategia de Bildu por haber legitimado la idea del derecho de autodeterminación como solución a la tormentosa cuestión nacional española. También lo es por haber acreditado y difundido, desde sede nacional, un discurso de deslegitimación del sistema político español, definido como extensión gatopardesca del régimen franquista, en el que encajaba como anillo al dedo la visión abertzale de la historia de España, la causa de la independencia vasca y como corolario la justificación del terrorismo en la misma.Sabemos que hoy Iglesias prefiere la Taberna Garibaldi, pero antes se sentía a gusto en cualquier herriko taberna. Pero Podemos también ha preparado el camino al éxito de Bildu porque ha sido el ejemplo perfecto, hasta su descomposición interna, de cómo subirse a la transformación populista de la izquierda radical en Occidente y revestir objetivos antisistema de causas populares y democráticas. Así las cosas, cuando Otxandiano habla del soberanismo como la solución a los problemas creados por el «marco neoliberal» en los servicios públicos, la desigualdad o en la sanidad es imposible no acordarse de aquel eslogan de Errejón: «La patria es un hospital».En política la tradición siempre condiciona. Podemos quiso construir «pueblo» pero no pudo escapar a la compleja historia de nuestra izquierda con la idea de España. Bildu no parece titubear en la definición de su idea de «pueblo», pero está por ver si puede construir una izquierda que también convoque a quienes han sufrido el terrible peso de su pasado.
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