El riesgo de relajación en la Copa no cuaja con el Real Madrid ante la Deportiva Minera. La lógica se impone en el azar del fútbol esta vez. El pez grande era demasiado gigante en esta ocasión. El equipo de Ancelotti aplicó la sensatez y la solemnidad en Cartagena y evitó cualquier contratiempo en una victoria rotunda que pudo ser escandalosa de no ser por el acierto y el trabajo sin descanso del portero local, Fran Martínez, el guardián de la noche.Ha terminado la primera mitad y en el estadio del Cartagena, aforo de 15.000 personas, ya se cambian las camisetas los jugadores de la Deportiva Minera con sus colegas del Real Madrid. Pierde 0-3 el equipo de Murcia, ha resistido a un bombardeo que puede acabar en doloroso recuerdo de día tan festivo, pero allí nadie lo entiende como un destrozo, sino en modo celebración porque el todopoderoso Madrid se ha cruzado en su camino.El campo de La Deportiva Minera tiene capacidad para 2.000 aficionados en una población, el Llano del Beal, de 1.300 habitantes. Es probable que en su habitual recinto de juego en Segunda RFEF, la cuarta categoría del fútbol español, el cuadro murciano hubiera sufrido menos. Lo que padeció en el primer tiempo ante el Madrid fue una sesión de tortura.El Real Madrid se tomó el partido con la seriedad que requiere esa camiseta. Ni una sola concesión en el juego, aunque Ancelotti anunciase una alineación de serie B. Los defensas canteranos Lorenzo, Diego Aguado y Asencio en formación con Fran García, y los tan aclamados Endrick y Arda Guler en el ataque.En realidad a la Deportiva Minera se la merendaron en dos bocados Fede Valverde y Camavinga. La superioridad física de ambos respecto a sus contrincantes, la velocidad de movimientos y despliegue, y la cantidad de intervenciones durante el duelo dejaron a los murcianos con el semblante anonadado.Omar Perdomo intentó un tiro desde el medio campo, que superó a Lunin y animó al personal. Fue lo máximo que se acercó el Minera a la portería blanca, una inferioridad absoluta, sin pasar casi del centro del campo, Valverde y Camavinga en modo patrones. El equipo murciano quiso jugar como juegan ahora todos, el portero dando salida al balón, los centrales pasando la bola con cuidado, el fútbol de nuestros días.Así robó cien pelotas el Madrid y las convirtió en ocasiones de gol. El portero local, Fran, fue el protagonista de todo, parando o fallando, el partido iba contra él. Cayeron tres goles en el primer acto como pudieron caer siete. Valverde, Camavinga y Arda Guler anotaron, mientras Endrick mostraba más obsesión que nadie en su afán por lograr gol él también.No había competencia posible, porque el Madrid siguió con la misma profesionalidad ante la falta de alicientes la Minera no llegaba a Lunin, inédito toda la noche. Fran García, con toda la banda izquierda a su disposición, se asemejó durante muchos minutos al punzante jugador del Rayo Vallecano. Modric consiguió el cuarto en una combinación con Brahim.Tanto Brahim como Endrick reclamaron su derecho a anotar también y en esa persecución individual sometió el Madrid a un martirio al Minera, incapaz de variar su dinámica de juego y tratar de hacer otra cosa que perder balones cerca de su portero.Ancelotti tuvo un gesto con el público, sacó a Vinicius y Mbappé, las dos estrellas en acción ante Fran Martínez, transformado por la profusión de ocasiones en el héroe de la noche. Un clásico.
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