El extraño caso de la doctora Montero: apoya como ministra lo que negó como consejera andaluza

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El extraño caso de la doctora Montero: apoya como ministra lo que negó como consejera andaluza

«No caben negociaciones bilaterales para discutir un modelo de financiación, porque todos bebemos de la misma fuente y comemos de la misma tarta. Vigilaremos que no se caiga en la tentación de paliar los problemas de Cataluña compensándola económicamente en detrimento de otros territorios como Andalucía ». La advertencia no sale de la boca del actual presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, ni de ningún otro dirigente del PP o Vox, ni de un columnista de la «derecha mediática trumpista» para desacreditar a Pedro Sánchez, ni de ningún sector reaccionario contrario a la política del Gobierno para ‘pacificar’ Cataluña tras la deriva soberanista. Nada de eso. ¿Quién si no lo dijo? María Jesús Montero . Fue ella quien puso esta línea roja infranqueable, pero no la actual vicepresidenta del Gobierno, ministra de Hacienda, vicesecretaria general del PSOE y futura líder de la principal federación socialista, sino la entonces consejera de Hacienda de la Junta de Andalucía. Montero rechazó que el Ejecutivo abriera una negociación bilateral con Cataluña durante una entrevista concedida a Canal Sur el 4 de noviembre de 2016. Aún no habían tomado posesión los nuevos ministros, pero Montero, que es médica de profesión, no les concedió ni los 100 primeros días de cortesía. Mariano Rajoy anunció la composición de su gobierno ese mismo día.Ese «no pasarán» de los tratos preferentes a los catalanes y otras reivindicaciones de Montero, como la necesidad de reformar el sistema de financiación porque el actual «maltrataba» a Andalucía, dejaron de ser prioritarias tan pronto como Sánchez la llamó para ser su ministra de Hacienda. Rajoy había sido descabalgado tras una moción de censura en junio de 2018. Desde entonces, han pasado ya seis años y medio, el cambio de modelo de reparto de los fondos del Estado entre los territorios sigue atascado. Pero la vicepresidenta del Gobierno ha defendido que Cataluña recaude todos los impuestos generados en su territorio a través de una Agencia Tributaria catalana y que pague al Estado una aportación por los servicios que este le presta, aparte de una cuota de solidaridad que está por determinar. «Que exista una financiación singular para Cataluña no supone ningún agravio con el resto de territorios» , proclamó el pasado 21 de agosto, un mes después de haber dicho en el Consejo de Política Fiscal y Financiera que «no estoy de acuerdo» con una «suerte de concierto económico para Cataluña», al estilo de los cupos vasco y navarro.Una cosa es lo que reclamaba la consejera Montero y otra lo que ha dicho y hecho la ministra Montero, como si en un mismo cuerpo habitaran dos personas distintas. Un extraño caso el de la doctora Montero —aunque en realidad ha ejercido poco la Medicina porque desde 2002 no se ha bajado del tren de la política—, quien, salvando las distancias, recuerda al célebre Doctor Jekyll y Mr. Hyde de la novela de Stevenson. Una de las exigencias recurrentes de Montero era la necesidad de un nuevo sistema de financiación en el que se primase el factor de población, variable que aumentaba de manera sustancial el dinero que debía recibir Andalucía, con sus 8,4 millones de habitantes. Estando en el Consejo de Ministros, Montero no sólo no ha modificado la financiación, sino que valora otras variables aparte de la población. Andalucía, «maltratada»El 4 de noviembre de 2016, Montero hizo otras afirmaciones que hoy firmaría Juanma Moreno , que ha pedido un fondo de nivelación para compensar a las comunidades más infrafinanciadas hasta que se reforme el sistema. La ministra se lo ha negado: «Cada año que pasa Andalucía pierde mil millones de euros. Los ciudadanos no se pueden permitir que Andalucía esté maltratada por este modelo de financiación y no se aborde el debate por temor a otros conflictos territoriales», dijo entonces. El 17 de octubre de 2017, la entonces consejera andaluza de Hacienda apremiaba al Gobierno del PP a abordar «una negociación obligatoria, que se tiene que producir en comisiones, espero que multilaterales, porque n o creo que sea bueno que un debate de esta profundidad pueda tener conversaciones bilaterales ». Así consta en el diario de sesiones del Parlamento andaluz, donde también dijo esto otro: «No se trata de que Andalucía esté pidiéndole al resto de territorios mayor solidaridad, le pedimos igualdad, que constitucionalmente queda establecida. Y me temo que el hecho de que cada uno tenga una agencia tributaria que recauda pueda implicar que después quiera ponerle precio a la solidaridad que le aporta al Estad, y yo no creo en esa construcción del país». Justo lo contrario de lo que defendió cuando fueron necesarios los votos de los independentistas catalanes para hacer presidente de la Generalitat a Salvador Illa. Quita de la deudaLa consejera Montero t ampoco era partidaria de la quita de la deuda a ningún territorio y lo consideraba un señuelo para no abrir el melón de la financiación autonómica. Le lanzó un recado al respecto a su antecesor en el cargo. «El señor [Cristóbal] Montoro no puede pretender que, vía reestructuración de la deuda o condonación, se pueda sustituir el debate. Lo decimos otra vez, para que quede constancia […]: el debate es insustituible», aseguró el 18 de mayo de 2018, dos semanas antes de saber que iba a sustituirlo y que la reforma pasaría a estar en sus manos. El 30 de mayo de 2018, apenas una semana antes de formar parte del primer gobierno de Sánchez, Montero pedía a Rajoy que llevara a cabo el cambio de modelo : «Quien tiene que liderar este debate es el Gobierno elegido democráticamente por los ciudadanos, el Gobierno español. (…) El Ministerio de Hacienda tiene que liderar el debate, tiene que ejercer su responsabilidad y tiene que presentar una propuesta sobre la que se pueda discutir». Después de seis años y medio llevando las cuentas del Estado –y superada de sobra la pandemia–, sigue sin haber una propuesta en firme encima de la mesa y pasa la pelota al PP para que ponga de acuerdo a sus barones regionales. Fue cruzar Despeñaperros y olvidarse la ministra Montero de lo que pedía la consejera Montero.  Ahora emprende el camino de vuelta para dirigir el PSOE andaluz, pero sin dejar el Ministerio. Y la futura secretaria general, en su primer acto como precandidata el pasado miércoles en Sevilla, ha pedido a la Junta que reclame el «autogobierno» que demanda Cataluña. No se puede negar que María Jesús Montero tiene cintura política para defender una cosa y la contraria, a veces con pocos días de diferencia.

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