La historia de la primera corrida benéfica por un desastre natural

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La historia de la primera corrida benéfica por un desastre natural

«La búsqueda de un significado profundo ha tenido como consecuencia oscurecer la realidad más inmediata de los toros y su verdadera importancia». Lo dice un historiador canadiense, Adrian Shubert, hispanista y catedrático de Historia en la Universidad de York (Toronto), autor de ‘Historia social del toreo’ (Catarata). Y añade: «La corrida de toros es simplemente una forma de entretenimiento comercial de masas, una industria cultural». Seguramente muchos no estarán de acuerdo con ese ‘simplemente’, pues para el aficionado la corrida trasciende más allá. Sin embargo, como explica Carlos Martínez Shaw en el prólogo, Shubert «se propone historiar los aspectos materiales de la tauromaquia como espectáculo público, como una forma del ocio popular, prescindiendo de la discusión de las interpretaciones antropológicas más sofisticadas elaboradas en el siglo XX que le otorgan una dimensión ética, épica, heroica, artística, erótica o sacrificial, incluso religiosa». Aquí entraría de lleno su valor épico y artístico, «su carácter irrepetible y único». Pero el autor se centra en el espectáculo como industria. «En primer lugar y por encima de todo, los toros fueron un negocio», subraya en el capítulo uno. Recaudar dineroRecalca, además, que desde el principio fueron un modo de recaudar dinero para diversas órdenes o instituciones. La relación entre toros y catolicismo fue muy estrecha. Así, como se expone en el libro, Veracruz de Consuegra pidió corridas «para atender a la estructura de la ermita»; el cura de San Andrés pidió también festejos para pagar deudas; se ayudó a la reconstrucción del monasterio de los Padres Agonizantes. Ya en el XVIII hubo peticiones de autoridades municipales: «en 1756 se autorizaron corridas en Ocaña para ‘arreglar las casas de la plaza, que amenazan ruina’; Salamanca pagó la deuda de la su grandiosa Plaza Mayor con la venta de palcos para las corridas que se organizaban en ese mismo sitio». Se arreglaron calles en Villacarrillo y Cartagena , se tapó un arroyo en Utrera «cuyos vapores en el verano ocasionan epidemias de las que mueren muchos vecinos»; se harían hospicios para vagabundos y mendigos a este y el otro lado del Atlántico; « Alcalá de Henare s pidió corridas para limpiar el alcantarillado y renovar las fuentes»…Noticia Relacionada estandar Si Olga Casado: el orgullo de sentirse torero, el orgullo de ser mujer Rosario Pérez Dos orejas y rabo para la sorprendente novillera, que triunfa junto a Talavante y Adrián, con dos astados de vuelta al ruedo, en un festival por las víctimas de la DANA en el que lágrimas y esperanza se abrazaronComenta Shubert que «la contribución del dinero público al bienestar político era tan importante, y estaba tan asentada en los años treinta y cuarenta del siglo XIX, que los empresarios privados la mencionaban con frecuencia en sus solicitudes de permisos para construir plazas». Ya a mediados/finales del citado siglo, se centraron especialmente en hospitales, con corridas extraordinarias de beneficencia. ‘Historia social del toreo’ Autor: Adrian Shubert Prólogo: Carlos Martínez Shaw Editorial: Catarata Páginas: 285 Precio: 19 eurosAhora la Corrida de Beneficencia (¿a beneficio de quién?) es otra historia. Pero son numerosos los festivales benéficos , que este año se celebrarán especialmente por los damnificados de la dana en Valencia, con todos los toreros y los ganaderos volcados. ¿Sabemos cuándo se celebró la primera corrida para socorrer a los damnificados de un desastre natural? Pues bien, según el autor de ‘Historia social del toreo’, fue en 1829 en Aranjuez «para recaudar fondos para las víctimas de los terremotos ocurridos en Murcia y Orihuela; pero solo mucho más tarde, en los años ochenta y noventa, esto se volvió habitual». Así, según relata y enumera Shubert, en julio de 1854 «los oficiales del regimiento de Cuenca organizaron una becerrada en el Pardo a beneficio de las familias de ‘las víctimas del desastre de Alcudia’». En 1879 se organizaron festejos en Madrid y Sevilla por los afectados en las inundaciones de Alicante, Almería y Murcia. Y así muchos más. Hasta hoy, con la dana…El toreo tiene muchos valores, sí. A todos ellos sumen el solidario. Así, por ejemplo, Morante de la Puebla reaparecerá en un festival por la dana. Será en Algeciras el 28 de febrero. Después, en marzo, en Olivenza, será su primer paseíllo de luces.

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