Britney Spears, la víctima de la presión mediática que perdió su identidad

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Britney Spears, la víctima de la presión mediática que perdió su identidad

El año pasado, la cantante Britney Spears añadió un cambio significativo a su perfil de redes sociales para culminar su resarcimiento en su historia, aquella en la que su imagen pública jugó un papel tan crucial en su carrera como sus canciones. Nadie sabe su significado salvo ella, pero ante sus más de 40 millones de seguidores, la princesa del pop se bautizaba con un alter ego, ‘Xila María River Red’, y firmaba de manera definitiva su nueva identidad no exenta de críticas. Sin el control de nadie, la artista que siempre quiso ser ahora cuelga vídeos bailando libre y a la vez ausente porque sólo así puede sentirse dueña de su propia vida. La misma puede reconstruirse a través de recuerdos audiovisuales, porque en su infancia ya existía delante de las cámaras que construyeron «una narrativa semificticia de quién era ella». La pequeña que demostraba en su casa de Luisiana sus ganas de convertirse en artista conocida en todo el mundo, fue llevada por su madre a todas las audiciones posibles bajo el disfraz de niña-estrella, para cumplir un sueño cada vez más suyo que de ella, hasta que se hizo realidad. Con 21 años ya había ganado casi 100 millones de euros y tenía hasta una estrella en el Paseo de la Fama. Pero estando en lo más alto, la primera estrella del pop del siglo XIX terminaría repudiada por su transformación y el conejillo de indias explotado hasta que no pudo más perdería hasta la posición de ‘ídolo’ mientras su caída a los infiernos también quedaba grabada.te recomendamos estandar No Kevin Costner sopla las velas de su 70 años en buena forma y sin buscar nada serio en el amor Ricardo Sanz estandar No Libros, inversiones inmobiliarias… A Christian Gálvez sí le salen las cuentas: su patrimonio frente al parón laboral Noelia ZazoAhora, la directora francesa Jeanne Burel recupera los éxitos, los tropiezos, el naufragio y la resurrección de Britney Spears en una serie documental que «profundiza en la carrera y vida de la artista, cuestionando el sistema que la produjo e impulsado por la mirada de la sociedad» centrada en el «funcionamiento y los excesos del mundo del espectáculo». Estrenado el pasado miércoles en la plataforma de ‘streaming’ cultural europea gratuita, ‘Britney sin filtros’ analiza en cinco episodios que cuentan con el punto de vista de periodistas, expertos y fans de la cantante su permanente exposición y lo que conllevaba en aquellos años de símbolos generacionales en Estados Unidos ser una ‘mujer joven famosa’.De ídolo infantil a presa de la prensaEn 1998, en un momento en el que no había videoclip que no fuese popular, ‘Baby One More Time’ arrasa en todo el mundo. Y Spears se convertía en la nueva aspiración infantil, un ejemplo al que seguir e imitar pero amado y odiado al mismo tiempo, la contradicción de la época. Britney era una exchica Disney que se mostraba ‘sexy’ inocentemente en uniforme escolar y cantaba sobre relaciones, «la depravación sexual» para las familias puritanas estadounidenses. Además, siendo todavía menor protagonizaba un reportaje para ‘Rolling Stone’ en el que posó casi desnuda en su habitación de la infancia, unas fotografías que se apoyaban en la idea de sueño adolescente que un año después decepcionaba.Britney Spears en una de sus actuaciones abcCuando Britney cumplió la mayoría de edad, se deja atrapar por la fama . Sale con Justin Timberlake , se convierte de cara al público en un ‘boom sexual’ que ya no gusta a todos porque «era ‘sexy’ a propósito» y las noticias tratan el temor de las madres por que sus hijas puedan imitarla. Entonces, el interés por la cantante creció más allá de su talento en la música. «A principios de los 2000, si eres famosa, joven, femenina y guapa te conviertes en una presa», señalan en el documental. Britney no puede huir de salvaguardar su intimidad ante los medios y el público, y aunque en un principio se sube al carro de los ‘realities’ de su propio día a día, «para la maquinaria mediática es la víctima perfecta». Así, la vida de la cantante que todavía apostaba por los escenarios pasó a incorporar la persecución de los paparazzi que la convirtieron en víctima del fenómeno de explotar su realidad. En el mundo digital, con la aparición de los blogs y los foros las fotografías poco favorecedoras que circulaban de la artista eran el entretenimiento perfecto para sacarla más si cabía de sus casillas. Los ‘haters’ que podía creer o no que tenía se materializan y con cualquier acción es susceptible de ser atacada. En el año 2006, su proceso de divorcio de Kevin Federline , la lucha por la custodia de su hijo y el debate encarecido acerca de si es mala madre fueron la gota que colmó el vaso. Atravesando una depresión, el público sólo podía verla como alguien que estaba a punto de perder la cabeza.Madre controlada por su padreLo que para ella un año después significó romper con todo, la sociedad vio con morbo de locura e histeria que se rapase la cabeza. Las fotografías de ese momento se vendieron por casi 300.000 euros y ocuparon minutos en los telediarios. Después se negó a entregar a sus hijos a su padre, teniendo que intervenir la policía en ello. Y rapada y con problemas policiales cayó en la controvertida tutela. En 2008, Britney volvía a cantar y ganaba premios controlada estrictamente por Jamie Spears . Durante 13 años, la artista vivió sin capacidad de intervención en su vida , tal y como reveló en su autobiografía ‘La mujer que soy’ así como en sus declaraciones en el juicio para suspender la tutela. Jamie hace de su hija una máquina de producir dinero que ni siquiera podía tener el suyo propio. «Ahora Britney Spears soy yo», asegura ella que llegó a decir su padre, quien decidía todo sobre su vida.Britney Spears en el momento en que se rapó la cabeza abcPero al mismo tiempo, los fans de la cantante emprendieron la lucha que veía impensable. La tutela impuso dos medidas que afectaban a Spears: por primera vez tendría un perfil en redes sociales como herramienta de comunicación pero como castigo a su rechazo al plan para con la industria musical ideado permaneció ingresada en un centro de rehabilitación. Sus seguidores advirtieron que en sus publicaciones en redes algo no iba bien e iniciaron el movimiento #FreeBritney para poner de relieve el abuso que sufría su ‘ídolo’. Hace cuatro años, Estados Unidos se volcó con su causa después de oír la voz de la cantante que ya había perdido el gusto por cantar y, una vez liberada, pretendió centrarse en sí misma. Que Britney Spears haya tomado en sus redes sociales el control de su propia imagen para mostrarse sin filtros no hace más que indicar que con sus enérgicos y misteriosos bailes firma ahora su venganza personal contra la fiebre Britney.

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