María Dakwar, árabe cristiana nacida en Jerusalén, impartía clases de árabe y hebreo en la Universidad de Oviedo gracias a un intercambio con la Universidad Hebrea de Jerusalén , ‘alma mater’ de no pocos Premios Nobel. En mayo, la institución académica asturiana suspendió todos los acuerdos con centros de investigación, empresas y universidades israelíes que no hubieran expresado «un firme compromiso con la paz». La consecuencia es que académicos como María Dakwar fueron automáticamente despedidos y tuvieron que regresar a Israel, paralizando sus proyectos en España.La profesora Ana Bejarano, doctora en Filología semítica y profesora de lengua y literatura hebreas en la Universidad de Barcelona, ve con frustración lo ocurrido en los últimos meses. « No podemos incluir a profesores israelíes en los proyectos de investigación o invitarlos a la universidad», asegura a ABC. Aunque esta académica también matiza que el Grado de Estudios Árabes y Hebreos es «un oasis de lucha por el entendimiento y la paz». En cualquier caso, esta no es la tónica general en la universidad pública española que, de forma mayoritaria, ha llevado a cabo un boicot contra las instituciones académicas con sede en el país de Oriente Próximo. Pintadas contra las universidades de Israel en la Universidad Autónoma de Madrid de san bernardoHa sido testigo del ambiente poco amable que se respira en los campus la investigadora mallorquina Laura Miró. Según explica a este diario, después de manifestar su opinión en la red social X sobre el conflicto, tuvo que acudir a la Universidad de las Islas Baleares acompañada por agentes de seguridad antes de presentar una tesis en la que, por cierto, ahondaba sobre la cuestión del antisemitismo. Pero también conoce de primera mano lo que han sido estos últimos meses Ruth Fin e, que es catedrática de Literatura Hispánica en la Universidad Hebrea de Jerusalén y ha sido la responsable de muchos de los acuerdos que se establecieron entre las academias de ambos países . «La universidad israelí, al menos para la que yo trabajo, está bastante sorprendida y tiene la opinión de que, en el corto plazo, no tiene sentido dirigirse a las instituciones españolas», refiere esta hispanista, que también ha visto el caso de profesores de nuestro país invitados en campus de Israel y que, finalmente, no se presentaron. «La universidad israelí, al menos para la que yo trabajo, está bastante sorprendida» Ruth Fine Hispanista en la U. Hebrea de JerusalénA nivel internacional, las universidades israelíes están mejor situadas que las de nuestro país. Basta echar un vistazo al Ranking de Shanghái, una prestigiosa clasificación de las mejores instituciones académicas del mundo. Entre las cien primeras figuran tres con sede en Israel: el Instituto de Ciencias Weizmann (en el puesto 69), la mencionada Universidad Hebrea de Jerusalén (en el 81) y el Tejnión, Instituto Tecnológico de Israel (85). Por el contrario, en el ranking no aparece el nombre de ninguna universidad española entre las cien primeras. «Cortar lazos fue pegarse un tiro en el pie. Pierde, sobre todo, la academia española» Javier Castaño Historia de los judíos, CSIC «Cortar lazos académicos con las instituciones israelíes fue pegarse un tiro en el pie. La que pierde es, sobre todo, la academia española», afirma Javier Castaño, especialista en Historia de los judíos del CSIC. Este investigador explica que los boicots van dirigidos no solamente contra instituciones israelíes, sino también contra los miembros de dichas instituciones con independencia de su nacionalidad. «Resulta paradójico que la cancelación se dirija contra las universidades, uno de los sectores más liberales en Israel, que no siempre han compartido las decisiones del gobierno de Netanyahu», añade Castaño. El enfriamiento de las relaciones entre los mundos académicos de ambos países se produjo en cascada a lo largo de todo el año 2024 y fue motivada por las numerosas movilizaciones estudiantiles propalestinas que acamparon en los campus, presionando a los rectorados a romper cualquier vínculo. De hecho, la propia CRUE (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas) emitió en mayo un comunicado en el que se comprometía a «revisar y, en su caso, suspender los acuerdos de colaboración con universidades y centros de investigación israelíes que no hayan expresado un firme compromiso con la paz». Aquel texto fue respondido por la Conferencia de Universidades Israelíes, que manifestó su «preocupación». Meses más tarde, calmadas ya las manifestaciones y con una situación en Gaza que roza la tregua, retomar las buenas relaciones va a resultar «difícil» , según ha podido saber este periódico a través de fuentes diplomáticas y académicas. Con el agravante de que el listado de campus que tomaron la decisión de cortar acuerdos de colaboración es extenso e incluye a universidades como la de Granada, cuyo ‘boicot’ se encuentra actualmente en los tribunales; la de Valencia; la de La Laguna, la mencionada Universidad de Oviedo; la de Burgos; la de Barcelona o la de Málaga . En esta última existían acuerdos de colaboración con un gran número de centros israelíes de prestigio como la Universidad de Tel-Aviv, el Tejnión Internacional, la Academia Bezalel de Arte y Diseño, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la de Ben-Gurión de Beer-Sheva. Sí ha habido algunas universidades católicas «más valientes », en palabras de Fine, que han mantenido los convenios de colaboración como la Francisco de Vitoria o la Universidad de Navarra. Laura Miró tuvo que acudir a la universidad en la que presentó la tesis acompañada por agentes de Seguridad miquel borràs Destaca, a su vez, la excepción de la Universidad de Alcalá, de titularidad pública, que tampoco ha participado en el boicot. La oenegé ACOM, Acción y Comunicación sobre Oriente Medio, ha sido quien ha llevado a los tribunales casos como el de la Universidad de Granada donde, además de suspenderse la movilidad de estudiantes, se cancelaron los cursos de verano suscritos con la Universidad de Tel-Aviv, la cooperación científico-técnica o las estancias de investigación tanto entrantes como salientes. En concreto, ACOM presentó en mayo un recurso contencioso-administrativo contra el acuerdo del Consejo de Gobierno de la Universidad de Granada al considerar que vulnera «flagrantemente el derecho a la igualdad y a la no discriminación reconocido en la Constitución española». La portavoz de ACOM, Rosa Reigia, coincide en que «cuando todo pase, los centros de investigación israelíes no querrán saber nada de los españoles » y apunta que «hay numerosos profesores que no están conformes con los manifiestos pero callan , pues no se atreven a enfrentarse a quien les paga el sueldo». Está por ver cuál será el pronunciamiento de la Justicia sobre el boicot de la Universidad de Granada, aunque existe el precedente de la Complutense. La Delegación de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología del campus madrileño se adhirió a la campaña BDS ‘Boicot Desinversiones y Sanciones a Israel’ donde el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 16 de Madrid anuló el acuerdo alcanzado por «vulnerar el principio de neutralidad y objetividad de una universidad pública».En cualquier caso y según ha podido saber ABC, también hubo intentos de boicot que no llegaron a buen puerto como el ocurrido en la Universidad de Salamanca , donde un grupo de estudiantes pidió de forma explícita al rectorado acabar con la Cátedra de Hebreo, que se estudia en la universidad más antigua de España desde el siglo XV. El rectorado de la universidad salmantina, en esta ocasión, no accedió.El boicot, algo impensable en la UE Las líneas traspasadas por la Universidad española son una anomalía en la Unión Europea y algo impensable en países como Alemania donde la memoria de lo sucedido durante la II Guerra Mundial está muy presente. La Asociación Europea de los Estudios Judíos aprobó una declaración en junio contra el «boicot indiscriminado por parte de varias universidades españolas y belgas», sin mencionar las de ningún otro país europeo. En el texto se insistía en que «muchos académicos israelíes encabezaban esfuerzos por poner fin a la incursión israelí en Gaza, asumiendo un considerable riesgo personal». «El manifiesto del CSIC era un manifiesto emocional, poco científico y que partía de una gran superioridad moral» Manuel-Reyes Mate Filósofo e impulsor del Instituto de Filosofía del CSIC Esta misma contradicción hizo reaccionar al investigador y filósofo Manuel-Reyes Mate cuando el Instituto de Filosofía del CSIC, cuya creación impulsó él mismo , lanzó un manifiesto firmado por numerosos miembros de la institución científica . En concreto, en aquel texto se volvía a pedir «revisar y, en su caso, suspender los acuerdos de colaboración del CSIC con universidades y centros de investigación israelíes que no hayan expresado un firme compromiso con la paz». Manuel-Reyes Mate cuenta a ABC que aquel gesto causó «un fuerte debate interno en el CSI C» y que él mismo escribió a la presidenta de este organismo para evitar que se autorizase la publicación de otra carta que englobara a todo el CSIC y no sólo al departamento de Filosofía.«Era un manifiesto emocional, poco científico y que partía de una gran superioridad moral», opina Reyes Mate. Además de que, dice, aquella declaración formal de condena no se exigía a las instituciones palestinas. «Israel es un país democrático en el que hay muchas universidades que se están exponiendo mucho más que nosotros ». Para este pensador, que lleva años investigando la dimensión política de la historia y la religión, así como el papel de la Filosofía después del Holocausto, hay una idea clara: el problema no hará más que agravarse si la reacción es romper espacios de debate y no crearlos. Ruth Fine, en línea con el filósofo, lamenta que la universidad española «se haya doblegado a la política , aunque debiera ser un espacio de diálogo y pensamiento crítico». El largo plazo dirá si la tregua en las aulas también es posible.
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