España es inmortal, un yunque imposible de quebrantar por mucho que se la golpee. Así quedó demostrado en el último duelo de la primera fase ante Suecia . Los nórdicos, unos de los favoritos a llevarse el Mundial , dominaron el encuentro de cabo a rabo e incluso llegaron a mandar por seis goles. Pero centímetro a centímetro, pulgada a pulgada y tras un espectacular trabajo grupal, la selección consiguió el empate a falta de seis segundos para el final (29-29), obra de Álex Dujshebaev . No había portero español y la estrella sueca Möller se disponía a dar la vitoria a los suyos a puerta vacía. Pero Dani Dujshebaev , con una estirada legendaria, desvió el esférico para que el punto fuese efectivo. Un punto que permite a España pensar en grande en este Mundial. Una Noruega en plena crisis, el siguiente desafío. El ambiente era de partido grande, siempre tensos y adictivos los enfrentamientos contra los combinados escandinavos, hermanos suecos y noruegos en las abarrotadas gradas de Oslo ante la amenaza mediterránea. Permitían muchos contactos los árbitros, sobre todo en el bando amarillo, defensas de lo más agresivas que derrumbaron Dani Dujshebaev y Garciandia con sus clásicos misiles. Aunque su ataque era óptimo, España sufría en defensa, demasiado escurridizos los suecos, poca concentración de los españoles en los momentos donde amenaza la duda. Pero su puesta en escena fue poderosa en los primeros diez minutos (4-4), conscientes de que una victoria no solo les daría el primer puesto del grupo, sino que también les permitiría mandar un contundente mensaje al resto del torneo. Para nada se dejaban intimidar los nórdicos, bellos y coordinados sus despliegues al contrataque, también bien apoyados por las paradas de Palicka (incluso detuvo un tiro con la cara que le costó un denso mareo). Con facilidad y gracias a la alambrada edificada alrededor de su portería, firmaron un gran parcial (8-4) en el ecuador de la primera mitad. El exceso de pérdidas de España, seis en los primeros 15 minutos, comenzaba a nublar el horizonte. Un tanto de Solé desde los siete metros puso fin a la sequía anotadora de los de Jordi Ribera , pero los disparos de Lagergren eran inalcanzables para Pérez de Vargas, hacedor de milagros que sufría como nunca. Estaba muy hundido el combinado nacional, dejaba pensar en exceso a los genios suecos y el resultado era cada vez más adverso (13-7). Álex Dujshebaev , como siempre, honraba la camiseta, levantaba a todos sus compañeros con su temeridad y bravura a la hora de enfrentarse a la falange escandinava. Sin embargo, el liderazgo del cántabro era insuficiente, estaban lanzados los suecos hacia una victoria de calado. Pérez de Vargas comenzó a imponerse en el paredón en el que se había convertido su portería, mientras que el joven Peter Cikusa demostró que, pese a su juventud, no se le puede dar ni un centímetro de espacio. Pequeñas ayudas que maquillaron lo que podía haber sido un contundente resultado al descanso (16-11). Se reseteó el combinado nacional tras la reanudación, fueron mucho más intimidantes sus defensas y más claras sus ideas en ataque gracias al indómito Peter Cikusa, aunque Lagergren y Palicka siempre se inventaban alguna virguería para mantener la distancia. Entre tanto, hubo tiempo para que Pérez de Vargas mostrase su honorabilidad. Wanne vio la roja después de lanzarle, aparentemente con intención, un libre directo al rostro del toledano, pero este corrigió al colegiado al indicar que el esférico había impactado primero en su hombro. Gran gesto que no produjo piedad en el hacer de los nórdicos que llegada la mitad del segundo tiempo, mantenían una ventaja de seis (23-17). Aunque el triunfo parecía imposible, la mejoría española era evidente. Comenzaron a aparecer los disparos francos para los extremos, muy bien Solé en la definición, y solo faltaba que los chicos de Ribera se endureciesen atrás para intentar un abordaje a la desesperada. Un gran contrataque finalizado por Garciandia y una espectacular parada de Pérez de Vargas desde los siete metros redujeron la diferencia a solo tres tantos (25-22). Tras sentirse muy superiores, los suecos comenzaron a sudar la gota gorda, su sequía anotadora era evidente y la dudas en su rostro, también. Cikusa , gigante entre gigantes, evitaba un empate que ahora sí era posible, aunque solo quedaban cinco minutos (27-25). Un tanto de Dani Dujshebaev hizo que la ventaja nórdica fuese mínima, mientras que la hegemonía defensiva de Barrufet daba toneladas de esperanza. Fue Tarrafeta el que firmó el ansiado empate tras entrar como una mole entre la zaga rival. Sin embargo, a falta de 40 segundos, el catalán fue expulsado y Ekberg anotó desde los siete metros. En inferioridad numérica y uno abajo, los hermanos Dujshebaev decidieron que no era momento de rendirse. Álex, con un disparo apoteósico, hizo el empate y, cuando Möller iba a dar la victoria a los suyos a puerta vacía, una estirada de Dani mandó el balón a la grana. Simplemente memorable.
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