En los últimos diez años, el número de niños y jóvenes en Inglaterra que experimentan disforia de género ha aumentado de manera dramática, según un estudio reciente realizado por la Universidad de York y publicado en la revista «Archives of Disease in Childhood». Los registros médicos evidencian un incremento de cincuenta veces en los diagnósticos entre el 2011 y el 2021. Estos datos se han recopilado a través del Clinical Practice Research Datalink, una de las bases de datos más importantes y utilizadas para la investigación médica y farmacológica en el Reino Unido y que recopila datos anónimos de atención primaria en el Reino Unido, combinándolos con información de atención secundaria, hospitales y bases de datos nacionales de salud. En 2011, se registraron menos de 200 casos, lo que equivale a aproximadamente uno por cada 60.000 menores. Una década después, en 2021, esta cifra superó los 10.000 diagnósticos, lo que representa uno por cada 1.200.La disforia de género se define de forma sencilla como la incomodidad o angustia que sufren quienes no se identifican con el sexo con el que nacieron. El estudio revela una tendencia particularmente marcada en las niñas, que duplican en incidencia a los niños. Y es que desde 2015, el aumento de casos ha sido considerablemente más rápido entre las menores registradas como mujeres al nacer. Este fenómeno coincide con un ascenso generalizado en los niveles de ansiedad, depresión y autolesiones entre los jóvenes diagnosticados con disforia de género. Según los investigadores, el 53% de estos pacientes enfrentan problemas de salud mental, incluso con reportes de autolesiones.Noticia Relacionada estandar No Condenados seis jóvenes por apuñalar hasta nueve veces a una mujer trans en Reino Unido Mientras una de ellos acuchillaba a la víctima, el resto le propinaron puñetazos, patadas y pisotones en la cabezaEl profesor Tim Doran, coautor del estudio, atribuye esta tendencia al aumento en la conciencia social sobre las diferencias de género y al impacto de las redes sociales. Sin embargo, también enfatiza la dificultad de determinar si los problemas de salud mental son una causa o una consecuencia de la disforia de género. Como él mismo señala, «el debate sobre si se trata de una situación de causa-efecto es similar al dilema del huevo y la gallina».El informe subraya que, históricamente, los diagnósticos de disforia de género en menores eran raros, pero que su incidencia ha aumentado drásticamente en los últimos años, particularmente en países como Inglaterra. Esta tendencia plantea desafíos significativos para los servicios de salud, educación y bienestar social, que deben adaptarse para abordar las necesidades de esta población considerada vulnerable.Bloqueadores de pubertadOtro hallazgo crucial es que el 5% de los menores diagnosticados recibieron bloqueadores de la pubertad y el 8% fueron tratados con hormonas feminizantes o masculinizantes. Estos datos son especialmente relevantes en el contexto de las recomendaciones del Informe Cass, una revisión independiente elaborada por la pediatra de renombre Hilary Cass, que analiza y propone mejoras al sistema de atención médica de la sanidad pública para jóvenes con disforia de género y que en su publicación el año pasado advirtió sobre los riesgos de iniciar tratamientos irreversibles sin una evaluación cuidadosa. La revisión también sugirió prohibir el uso de bloqueadores de la pubertad en menores de 18 años, lo que ha generado un intenso debate social y en la comunidad médica. El estudio también revela que la incidencia y la prevalencia de la disforia de género aumentan con la edad, alcanzando su punto máximo entre los 17 y 18 años, donde aproximadamente uno de cada 238 adolescentes es diagnosticado. Sin embargo, estos casos no parecen estar vinculados a los niveles de privación socioeconómica, un hallazgo que sorprendió a los investigadores, ya que en adultos con disforia de género o que han hecho la transición, las comunidades más desfavorecidas suelen estar sobrerrepresentadas, lo que no se refleja en los datos de menores de edad.El informe destaca la importancia de fortalecer los servicios de salud mental y desarrollar redes de apoyo local para niños, niñas y jóvenes con esta condición. Como indican los investigadores, «los problemas de salud mental y neurodesarrollo parecen ser comunes en esta población, pero se necesitan evaluaciones más completas para comprender mejor su interacción». Además, los autores del documento hacen un llamamiento a proporcionar orientación y capacitación a los médicos de atención primaria, quienes a menudo son el primer punto de contacto para estos jóvenes.Más ansiedad y depresiónEl estudio también menciona que los niveles de ansiedad y depresión en niños y adolescentes han aumentado en general durante las últimas dos décadas por razones complejas y aún en debate, lo cual plantea un desafío significativo para los sistemas de salud y educación. En este sentido, los investigadores enfatizan la necesidad urgente de abordar la vulnerabilidad a las dificultades de salud mental y mejorar el apoyo integral para aquellos que experimentan disforia de género.Según el profesor Doran, aunque los diagnósticos han aumentado rápidamente, la disforia de género sigue siendo relativamente poco común, y la mayoría de los médicos de atención primaria tratarán solo uno o dos casos durante su carrera.
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