El próximo viernes 31 se estrena en cines ‘Mikaela’ , la película de Daniel Calparsoro en la que Antonio Resines da vida a un policía atrapado en un gigantesco atasco, provocado por el temporal Mikaela, que se verá envuelto en la persecución de un grupo de ladrones. Casi nada. Aprovechamos para hablar con él…-Le perdono un pecado capital.-Hablemos de todos, sin problema.-¿Cuál sería el suyo?-Pues no tengo ninguno, es acojonante.-¿Ninguno? ¿Ni un poquito?-No, no, de verdad. La lujuria, no. La gula, tampoco… Noticia Relacionada Los siete pecados capitales de… estandar Si Pedro Alonso: «Estoy rehabilitando en mí una ira sana» Rebeca Argudo Pedro Alonso, inolvidable Berlín de ‘La casa de papel’, nos sorprende ahora como documentalista con la serie «En la nave del encanto» que firma para Netflix. A través de tres adictivos capítulos, el actor y director comparte un viaje íntimo en el que indaga en tradiciones y ritos ancestrales, pero también en su propia naturaleza. Hablamos con él sobre pecados capitales:-¿La pereza? -Tampoco, tampoco. ¡Si no paro! Ni envidia, ni soberbia… Es que no tengo. -Pues nada, hasta aquí la entrevista. Ha sido un placer.-Damos por suspendida la sesión.-Hablemos de los pecados de los demás. ¿Cuál es el que más le molesta en el otro?-Pues la lujuria, la gula y la pereza me parecen bastante perdonables. Supongo que la avaricia , por las consecuencias que puede traer a otra gente. Esos que acumulan mucho a costa de los demás, probablemente sean seres despreciables . -¿Y la soberbia?-La soberbia, bueno, le das dos hostias y se acabó. Y la ira, pues ya se le pasará. -¿La envidia?-La envidia es un poco repugnante. Pero creo que es peor la avaricia. -¿Y eso?-La avaricia rompe el saco, no sé si lo sabías. Una persona que acumula mucha riqueza, hay que tener cuidado con ella. No puede ser alguien normal. -Desconfiamos, directamente.-No voy a dar nombres, pero uno que tiene la mitad del PIB español, hombre, pues yo creo que eso no es de recibo. Ese tipo no es de fiar. Pero tampoco me hagas mucho caso.-¿Y eso no le enfada un poquito? ¿Como para pecar de ira?-Es que una cosa es enfadarse y otra distinta es la ira. -Es entonces una cuestión de mesura, esto de los pecados.-Hay un nivel de ira, de enfado o de rebote, que no me parece malo.-¿Incluso podría ser beneficioso? Al fin y al cabo, hablamos de pasiones y, como nos decía Wenceslao Fernández Flórez , son las grandes pasiones las que mueven el mundo. -Claro, son necesarios. Pero que sean pecados veniales, no mortales. Todo en su medida está bien , hasta la pereza o la gula. Y un poco de lujuria es a reivindicar. No sé si la soberbia…, aunque todos pensamos que valemos más de lo que los demás nos reconocen. Pero la soberbia es que canta mucho. Y la envidia también es bastante patética. -Esas son complicadas de justificar, incluso en niveles moderados, ¿no?-La envidia sana existe, es razonable. Es algo que reconoces en los otros y que a ti te gustaría tener, pero sin morirte envenenado. Se convertiría en admiración, creo. A mí me gustaría ser músico, pero no puedo. Bueno, pues soy actor. Qué le vamos a hacer, nadie es perfecto. -La soberbia no hay manera.-Es que ser soberbio es una idiotez . Siempre alguien va a saber más que tú y te va a poner en tu sitio. Es incompatible con el sentido común. -¿Añadiría algún pecado?-Eso sería pecar de soberbia. No, yo creo que todos son razonables. Luego ya están los mandamientos , que me parecen más serios que los pecados. «No matarás» me parece una cosa muy razonable. Y no robar a manos llenas , que enlaza con la avaricia. Esto sería una cosa como intermedia, algo así como un «ten cuidado, que estás cerquita». Yo salvaría pereza, lujuria y gula y los otros cuatro sí que me parecen una mezcla explosiva. -Pues el que los reúna…-Ese es un hijo de la gran puta.
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