Tras un inicio de temporada que rozó la catástrofe, el Real Madrid vuela hoy como un ave rapaz, ávido de victorias de calado y a la espera de hacerse con la primera gran presa de 2025, la Copa del Rey de Gran Canaria que se disputará del 13 al 16 de febrero. Son todo sonrisas y buenas noticias en el conjunto blanco, que ha encontrado en Hezonja el líder que siempre prometió ser y en Chus Mateo un apagafuegos profesional, recién nombrado el madrileño mejor técnico del mes de enero en la ACB, cinco victorias en cinco encuentros que han catapultado a sus pupilos a lo más alto de la clasificación. En la Euroliga, las aguas también están más calmadas, sexto en la tabla el Madrid. Sin embargo, lo más excitante del equipo merengue es que está a punto de entrar en una nueva dimensión. La dirección deportiva, consciente de que las incorporaciones estivales (Feliz, Ibaka, Garuba, Rathan-Mayes) no han tenido el impacto que se esperaba, ha buscado soluciones de urgencia y los resultados han sido los fichajes del estadounidense Dennis Smith Júnior , explosivo escolta con amplia trayectoria en la NBA, y Bruno Fernando , un poderoso pívot angoleño (26 años, 2,08 metros y 108 kilos) que también ha pasado la gran parte de su carrera al otro lado del Atlántico.En el caso del norteamericano, habrá que esperar para verlo de blanco, pues no juega un partido oficial desde el pasado abril, cuando militaba en los Brooklyn Nets, pero el africano ya tiene luz verde para debutar hoy mismo en la visita del Madrid al Mónaco ( 19.00 horas, Movistar Plus ). «Bruno viene con nosotros y va a jugar», confirmó Mateo en la previa, consciente del buen tono físico del interior, que a principios de 2025 aún estaba en dinámica de equipo con los Toronto Raptors.Es Fernando un jugador que intimida con solo verlo, una máquina reboteadora, que protege muy bien el aro pero que también posee contundencia a la hora de finalizar jugadas en la canasta rival. Aptitudes que lo llevaron a ser el primer angoleño en la NBA, donde militó en cuatro franquicias en solo cinco años, y que espera que le permitan ser diferencial en el baloncesto FIBA. De hecho, ya se enfrentó a España en el Preolímpico del último verano, en el que firmó 12 puntos y 12 rebotes, mientras que en el Mundial de 2023 se fue hasta los 14 tantos de media.Noticia Relacionada BALONCESTO estandar Si Petrodólares árabes sin fin: la Final Four de la Euroliga se jugará en Abu Dabi PABLO PIZARRO Prevista del 23 al 25 de mayo, será la primera vez que este torneo se dispute fuera de EuropaNo se entiende la trayectoria de Fernando sin su país de origen, Angola . Una patria que nunca tuvo una gran tradición deportiva hasta principios de los 90, cuando infligieron a la selección española de baloncesto una de las derrotas más humillantes de su historia. Tras la plata de Los Ángeles 84, el equipo dirigido por Antonio Díaz Miguel vio en Barcelona 92 una oportunidad de volver a hacer historia, sueño que acabó en tragedia después de que los africanos le vencieran en la fase de grupos por un 63-83, el episodio más negro que se recuerda en la canasta nacional. Angola incluso llegó a jugar contra el ‘Dream Team’ de Estados Unidos y, pese a que el resultado fue contundente (48-116), desató una pasión descontrolada por el básquet en el país, que de la noche a la mañana vio florecer cientos de canchas en sus calles. A raíz de lo ocurrido en los Juegos, Angola engendró una generación de oro que le permitió ser el país más dominante de África con 11 Afrobasket conquistados en 13 años, entre 1989 y 2013. Y es por eso que Fernando, nacido en 1998, declinó su sueño de ser una estrella de fútbol para convertirse en un titán sobre el parqué. Fueron unos amigos los que lo convencieron de probar suerte en la disciplina, pero realmente fue su madre, Natalia , la que más empeño puso en que tuviese éxito. Lo levantaba todos los días a las cinco y, tras prepararle una tortilla, su plato favorito, le llevaba a entrenar. Una fuente inagotable de energía que acompañó a Fernando hasta 2020, cuando murió a los 57 años por un cáncer de páncreas. Nunca le reveló su enfermedad porque quería que se centrase en su carrera y, aunque ya no esté, ese apoyo ha llevado a su hijo hasta el equipo más legendario de Europa.
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