Fernando Rosado: «Más de la mitad de los inmigrantes han estado en situación de irregularidad»

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Fernando Rosado: «Más de la mitad de los inmigrantes han estado en situación de irregularidad»

La opinión pública europea está afrontando tres debates de fondo en paralelo, pero a España sólo ha llegado uno. Es el de la vivienda, un problema social sobre el que los dos principales partidos presentan propuestas contradictorias, pero al menos hay debate . Los otros dos no interesan mucho al Gobierno de España: la política de defensa, con una guerra en Europa desde hace tres años, y la gestión de la inmigración, una cuestión compleja propicia para los populismos. Por eso es especialmente pertinente un informe realizado por la Fundación Neos titulado ‘Inmigración en España: buenismo o eficacia’. En él se ofrece una exhaustiva radiografía de este fenómeno, que en España tiene características particulares muy distintas a las de otras latitudes continentales. Fernando Rosado, abogado y administrador civil del Estado, es uno de los autores junto a Jorge Soley, Alejandro Macarrón, Luis Zayas y Carlos Beltramo. -¿Hasta qué punto es necesario que la sociedad española aborde con solvencia un debate sobre la inmigración?Noticia Relacionada estandar No La Justicia italiana vuelve a frustrar los planes de Meloni y ordena el regreso de 43 inmigrantes desde Albania ABC El Tribunal de Apelaciones de Roma remitió el caso al Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas-Primero por la entidad del fenómeno, porque nos hace falta inmigración y porque no se han gestionado bien los flujos. Ha cambiado la situación, hay llegadas masivas: en los últimos tres años están entrando 600.000 nuevos inmigrantes cada año. Hay que adoptar unas políticas mucho más eficaces. En el informe, por ejemplo, aparece el fenómeno del asilo. De algo totalmente marginal, 5.000 al año, se ha pasado a 160.000 solicitudes al año. Lo que hay que hacer es cambiar en algunas cosas el enfoque.-Más datos y menos ideología.  -Totalmente, es necesario que la gente sepa que estamos dando una protección especial a los venezolanos y a lo mejor hay que cambiar y crear una autorización nueva, provisional, en vez de hacerles caer primero en la irregularidad. En fin, son muchas cosas.Mundo laboral «Hace falta un gran plan de formación de inmigrantes, es decir, no dejarlo todo al mercado»-Aquí la inmigración es mayoritariamente iberoamericana. ¿Esto en qué nos condiciona a la hora de abordar el fenómeno?-En aspectos muy positivos porque tenemos la suerte de incorporar a gente con la misma lengua y cultura. Tenemos un régimen especial de acceso a la nacionalidad y esto viene de épocas antiguas; quizás haya que replantearse también esta pasarela tan automática, tan directa, que genera nacionalidades de una manera industrial. Las llegadas masivas están creciendo de manera radical. -La cuestión no es endurecer las condiciones de acceso de nuestros inmigrantes, sino abordarlas de otra manera, ¿no?  -Exactamente. Hay que hacer las cosas mucho mejor, más estratégicamente. Más de la mitad de los inmigrantes extracomunitarios que están en España han estado en algún momento en situación de ilegalidad, porque han entrado por la costa, o de irregularidad porque entraron con visado de turista y se quedaron esperando papeles los dos años que normalmente necesitan. Eso viene pasando desde el año 1995. Se está invitando a todo el mundo: «Ven, que no importa, que te vas a regularizar de una manera o de otra».-El envejecimiento demográfico y la cuestión migratoria son ya indisolubles.-Necesitamos inmigración, porque no parece que vayamos a ponernos a tener hijos. Esto hay que hacerlo mejor, porque nos jugamos mucho: la falta de natalidad, la inmigración y la educación. -En nuestro entorno hay países con la tercera y cuarta generación de inmigrantes. ¿Debemos seguir o huir de su modelo?  -Huir, porque además podemos hacerlo. En otros países tienen la ventaja de que tuvieron una inmigración más paulatina desde los años 70: Francia, Reino Unido o Alemania. Pero es que en nuestro caso tenemos un crecimiento radical, sobre todo desde 2015. En el año 2000 había poco más de un millón de personas nacidas fuera del país. Tenemos esa gran oportunidad, porque todos los americanos se incorporan, pero hay que cuidarlos. Hace falta un gran plan de formación, es decir, no dejarlo todo al mercado. Y luego hay una inmigración a la que no se le puede decir que no, porque son ciudadanos comunitarios, aunque ya no vienen. -¿Cómo ve usted el debate sobre los menas?  -Es algo importante, pero numéricamente marginal. No es el foco. Lo que es una pena es que ahora que se quería hacer un cambio de Ley Orgánica de Extranjería (Lorex) no hayan negociado tres o cuatro reformas más importantes. -A saber…-Es obvio que la actual reforma de la Lorex sobre los menas es una ocasión propicia para abordar reformas importantes susceptibles de ser consensuadas. En primer lugar, la aplicación estricta de la reglas de conducción de los rescatados en el mar al puerto seguro más cercano, conseguir una colaboración reforzada de los países emisores y avanzar en la persecución de las mafias de la inmigración. En segundo lugar, aumentar el plazo de prescripción de la resolución de devolución desde los actuales dos años hasta los cinco. En el caso de haberse contravenido una prohibición de entrada tras una expulsión el plazo pasaría de los cinco años actuales a diez. Y en tercer lugar, introducir en la Lorex la prohibición de solicitar autorizaciones de residencia mientras esté vigente la resolución de devolución no ejecutada. Hoy es posible conseguir revocar la devolución no ejecutada cuando se pide autorización excepcional por arraigo.

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