El momento culminante de la gala de los Grammy de este domingo tuvo tres protagonistas: una fue Beyoncé , que se llevó por fin uno de los grandes premios que le faltaba en su palmarés, el de ‘álbum del año’. Los otros dos fueron la pareja de bomberos de Los Ángeles encargados de entregar el galardón. En la víspera de la celebración, sus compañeros acabaron de controlar al 100% los dos fuegos que han conmocionado a la segunda mayor ciudad de EE.UU. y a todo el país, los de Pacific Palisades y Eaton. La gala fue una celebración de la música, pero también un recuerdo a todo lo perdido -decenas de vidas, barrios enteros calcinados, miles de millones de dólares en daños- y una demostración de la resistencia de la capital de la industria del entretenimiento.Noticia Relacionada estandar No Premios Grammy 2025: lista completa de ganadores por categorías Patricia Consulta todos los nominados de la 67ª edición de los prestigiosos premios musicales celebrados en Los ÁngelesA la bombera le tembló la voz cuando pronunció el título de ‘Cowboy Carter’, el álbum por el que Beyoncé volvía a subir al escenario. Lo había hecho un rato antes para recoger el premio al mejor álbum de country, la primera vez para una cantante negra. Abajo en el público, lloraban de emoción Lady Gaga y Billie Eilish, mientras otra compañera de la misma nominación al mayor premio de la noche, Taylor Swift, brindaba con Jay-Z, el marido de la galardonada.Fue un momento de emoción en una noche ya emocionada por el desastre natural, en una gala que tuvo que moverse entre la fiesta y la solemnidad. El sudafricano Trevor Noah , maestro de ceremonias, se mueve con facilidad en ese registro y no paró de pedir donaciones, una y otra vez, para fondos de ayuda a los afectados.A cada paso, los Grammy se acordaron de un mes de incendios que nadie olvidará en la ciudad . La ceremonia la abrieron Dawes, un dúo de folk rock cuyos integrantes están entre las miles de personas que han visto sus hogares consumidos por el fuego. Cantaron ‘I love L.A.’, de Randy Newman, acompañados por un grupo de artistas muy vinculados a la ciudad: Sheryl Crow, St. Vincent, Brittany Howard y Brad Paisley.Pero hubo mucho más: Lady Gaga y Bruno Mars cantaron ‘California Dreamin’, de The Mamas & The Papas, en lugar de su éxito, ‘Die With a Smile’; Anthony Kiedis y Chad Smith, de Red Hot Chili Peppers, se atrevieron ‘a capella’ con su célebre ‘Under the Bridge’, que habla de la «Ciudad de Ángeles» y de que «estando solo, lloramos juntos»; se proyectó un montaje doloroso de vídeos de la catástrofe; Diana Ross, que presentó uno de los grandes premios de la noche, se preguntó cómo «hacer equilibrio entre la celebración y el dolor»; Chappell Roan, coronada como mejor ‘nueva artista’, interpretó su himno gay ‘Pink Pony Club’, en sus propias palabras, «una carta de amor a Los Ángeles»; o el rapero Kendrick Lamar , vecino de la ciudad, que recitó en letanía los barrios en los que él y sus rimas se forjaron, después de levantar el gramófono dorado y decir «este se lo dedicamos a nuestra ciudad».Lamar fue, junto a Beyoncé, el gran triunfador de la noche. Estaba nominado en cinco categorías y se fue a casa con cinco premios. Entre ellos, dos de los grandes, el de ‘mejor grabación’ y ‘mejor canción’, un doblete que solo había ocurrido una vez para un artista de rap. Fue un final apoteósico e improbable para su ‘ Not Like Us’, un single hecho con la única intención de atacar a otro rapero, Drake . En él, Lamar acusa al canadiense de pedófilo, con un juego de palabras con el acorde ‘La menor’ que se ha cantado como pocas cosas este último año en EE.UU.Para Lamar esto es solo el comienzo de la semana más importante de su carrera. El próximo domingo estará en Nueva Orleans para protagonizar el espectáculo del descanso de la Super Bowl, la final de la liga de fútbol americano, el gran acontecimiento televisivo del año en EE.UU.En Nueva Orleans estará también Taylor Swift. No porque vaya a hacerle los coros a Lamar, sino para dar suerte a su pareja, Travis Kelce, una de las estrellas de los Kansas City Chiefs. Swift, el gran fenómeno de masas del pop de EE.UU., llegó a los Grammy vestida con el rojo de los Chiefs y se fue de vacío. Quien no estaba nominada pero se llevó mucha atención fue Bianca Censori, la mujer de Kanye West, un rapero que en su día lo ganó todo. En la alfombra roja se quitó un abrigo de pieles para mostrar su no-vestido. Solo llevaba encima una tela transparente. No está claro si vio la gala con o sin abrigo.Entre los nuevos valores, una de las que subió a recoger premio fue Sabrina Carpenter, que ganó el de ‘mejor interpretación pop’ por ‘Espresso’, un bombazo del que nadie ha podido escapar este año en EE.UU. Carpenter firmó una actuación divertida y muy bien ejecutada, en uno de los mejores números musicales de la noche. No desentonaron la joven y espectacular rapera Doechii, ni otras de las estrellas recientes, como Benson Boone o Raye. El homenaje a Quincy Jones dirigido por Will Smith quedó soso y deslavazado, solo levantado por la voz brillante de Cynthia Erivo. Shakira , que se llevó el premio al ‘mejor álbum latino’ tuvo la oportunidad de cantar en el escenario y no se olvidó de acordarse de Gerard Piqué y lo de la loba que no está para tipos como él.Antes, en la gala previa en la que se entregan la mayoría de los 94 premios que se reparten en los Grammy, la banda venezolana Rawayana , con su ‘¿Quién trae las cornetas?’, ganó el galardón al ‘mejor álbum de rock latino o alternativo ‘, y Residente se llevó el de ‘mejor álbum de música urbana’ con ‘Las letras ya no importan’.En la despedida, la escena insólita de Beyoncé con su premio entre bomberos quedará como recuerdo de una edición marcada por la devastación . Pero también como testimonio de que, pese a todo, en Los Ángeles ‘the show must go on’, el espectáculo debe continuar.
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