Kevin Costner con su wéstern río y Donald Trump antes del trumpismo

Home People Kevin Costner con su wéstern río y Donald Trump antes del trumpismo
Kevin Costner con su wéstern río y Donald Trump antes del trumpismo

Kevin Costner es una estrella, un actor de época y un director con mucha personalidad y que no dice eso de «me llamo Jack y hago wéstern», como Ford, pero se nota que es su género. ‘Bailando con lobos’ y ‘Open Range’ lo certifican y ahora llega a este festival con ‘Horizon: una saga americana’, que no es otra cosa que un wéstern gigantesco, aunque se quede algo corto en lo que se ha visto. No viene al festival a ganar nada y su película no entra en la competición por la Palma de Oro. Ni siquiera la ha traído completa: por ahora la ha dividido en dos capítulos, y era solo el primero de ellos el que se ha proyectado aquí; el segundo se estrenará igual en un par de meses. Al parecer, Costner pretende hacer un wéstern río , cuatro largos capítulos de su saga americana.El primer capítulo de ‘Horizon…’ dura tres horas, y no hay por qué pensar que el o los siguientes duren menos, con lo que estamos ante un posible 25 por ciento de su obra. Pero ya se puede decir de ella que es un wéstern puro, clásico, y que va a narrar una gigantesca epopeya de la construcción geográfica, histórica y social de los Estados Unidos. En las primeras tres horas se avanzan y se cruzan varios relatos, se presentan un buen montón de personajes y se apuntan varios de los disparos a las diferentes dianas de la epopeya, la colonización de las tierras, el problema con las tribus nativas, las dificultades para establecer poblaciones y sistemas legales, las diversas fiebres, por el oro, el territorio, el equilibrio entre las varias leyes, las del más fuerte, o más poderoso, ambicioso o cruel…Noticia Relacionada Festival de Cannes estandar Si ‘Volveréis’, de Jonás Trueba, un precioso elogio a su legado Oti Rodríguez MarchanteLa primera hora es muy intensa y narra la lucha entre los primeros colonos y los indios apache que los ven instalarse con lógica desconfianza. Hay crueldad y drama, y Costner se preocupa porque haya una cámara en cada lugar, en el poblado colono y en la tribu apache, para que los efectos del drama y la crueldad se repartan equitativamente, o casi. Sienna Miller, Sam Worthington, Abbey Lee y el propio Costner son los protagonistas de estos primeros cruces de la gran aventura.Puede ser que a uno no le guste el wéstern y sí, en cambio, las películas de Cronenberg , pues aquí está también el propio Cronenberg con una de las suyas, ‘The shrouds’ (los sudarios) , con un guion que solo podría haber escrito él y con esas obsesiones tan suyas sobre la muerte, los muertos, los cuerpos en descomposición, la carne cortada, recosida y esos compuestos entre lo tecnológicamente revolucionario y lo éticamente desconcertante. La historia la protagoniza Vincent Cassel , rico, esnob y viudo, que ha puesto el cadáver de su mujer en su propio e increíble cementerio en el que se albergan otros cadáveres ‘vigilados’ por los suyos mediante un sistema enfermizo que les permite ver sus cuerpos y su evolución. Hay una intriga artificiosa y mal resuelta, con cuñados y cuñadas en el ajo, y con los chinos y los rusos… No es que tenga gran interés la trama, aunque divierte por lo peregrino de sus vaivenes, pero tiene esa gracia insana propia de este director y su afán por machacar los cuerpos de sus actrices, en este caso Diane Kruger y Sandrine Holt . Y se ha quedado para el final, la guinda, ‘The apprentice’, la película de Ali Abbasi sobre el levantamiento del edificio aparatoso de Donald Trump y también de sus torres y negocios. Es curioso que un cineasta iraní, con base en Dinamarca, y que ha hecho películas como ‘Border’ o ‘Holy Spider’ que difícilmente casan con ésta, recoja con tanto aire una figura, una época y un país y todo lo polémico de ellos con tanta sutileza. Es una obra desconcertante y hecha con notables dosis de concentración en la mirada y dispersión en los ritmos y las figuras protagonistas. Casi podría decirse que está hecha con cautela, sin animosidad, con absoluta devoción por situar en su justo sitio los pesos y los contrapesos. Describe a aquel Trump de sus inicios, cuando conoce a Ivana Trump y, sobre todo, a Roy Cohn, el abogado que lo coló en todos los agujeros de Nueva York y que le empujó hasta la cima de su propia personalidad. Y muestra toda su cara, la que gusta y la que no gusta. El actor Sebastian Stan le pilla el perfil a Trump, y el gesto y casi su interior. Y están muy bien Jeremy Strong y Maria Bakalova. Desde luego, los que odian a Trump no salen muy contentos; los que lo aman, tampoco. El resto aplaude.

Leave a Reply

Your email address will not be published.