Ya se sabía que no hay ningún ciclista que pueda poner en cuestión a Tadej Pogacar en esta edición Giro. Hoy se sabe también que tampoco habrá vendaval o tornado que pueda arrebatar la maglia rosa al esloveno, que camina hacia Roma de recital en recital por duras que sean las condiciones. En un día de perros en los Dolomitas, jornada perfecta para quedarse resguardado, el esloveno sacó de nuevo a pasear su jerarquía para imponerse en la meta de Santa Cristina di Val Gardena. Quinto triunfo parcial para él y más tiempo de ventaja a sus perseguidores, que ya ni intentan seguirlo cuando ataca. [Narración: así hemos contado la 16ª etapa]La decimosexta etapa resultó una jornada atípica, con actividad frenética fuera del asfalto por culpa de las durísimas condiciones climatológicas. Tras la jornada de descanso -absolutamente reparadora para Pogacar, como se pudo ver después-, la salida en Livigno recibió a los corredores con un frío intenso, cinco grados, y una lluvia persistente. Pero lo peor estaba más arriba, en la cumbre del Giogo di Santa Maria. La cima Coppi de esta edición, a 2.498 metros de altitud, resultaba intransitable. «En estas condiciones no es posible afrontar la etapa tal y como fue diseñada. Podríamos habernos preparado mejor. El principal problema son las bajadas que hay que afrontar bajo la nieve», decía en la salida el líder, ataviado con un paraguas rosa a juego con el resto de su equipación.El esloveno fue una de las voces que más se escuchó en el pulso que los corredores echaron a la organización. A los ciclistas se les ofreció saltarse ese primer puerto y neutralizar la etapa hasta que las condiciones mejorasen. Hubo acuerdo, pero a la hora de la verdad los ciclistas no se presentaron a la salida. Al final se desplazaron en los coches de sus respectivos equipos hasta la localidad de Lasa, donde se instaló una nueva salida provisional. La etapa pasó de los 202 kilómetros iniciales a un total de 118, aún con dos puertos en la llegada, el Passo de Pinei y la meta en el Monte PanaYa en carrera las condiciones continuaron igual de dantescas. Solo aptas para valientes. Ahí emergió la figura de Julian Alaphilippe . Acompañado primero por otros tres corredores y en solitario, después, el francés quiso ser quien derrotase al temporal. Atacó al resto de fugados al inicio del Passo de Pinei y coronó con 40 segundos de ventaja sobre el pelotón. No fueron suficientes.Por detrás era Movistar quien agitaba el avispero. Primero, con Pelayo Sánchez, que abortó su intento de fuga después de un problema con su bici, y después con Einer Rubio y Nairo Quintana. Pero fueron tres corredores ajenos al equipo español, Pellizzari, Scaroni y Costiou, quienes se aprovecharon de su trabajo. Ellos si abrieron brecha y contactaron con Alaphilippe a menos de cinco kilómetros para la meta, ya en pleno ascenso al Monte Pana.Entre ellos quisieron jugarse la victoria, pero Majka comenzó a tirar por detrás al ritmo que le imponía Pogacar, y aquello fue demoledor. A falta de dos kilómetros la maglia rosa se lanzó a por la victoria de etapa y engulló con facilidad pasmosa a los fugados. A 700 metros cae el último, Giacomo Pellizzari. Es, con 20 años, el ciclista más joven del Giro. Y Pogacar duda. Gira la cabeza y anima al italiano a que le siga. Pero ni siquiera así, a medio gas, hay quien pueda agarrarse a la rueda de la maglia rosa.Por detrás, en la batalla por el podio, Dani Martínez recortó segundos a Geraint Thomas y recuperó la segunda plaza con 22 segundos de ventaja. El colombiano aparece ahora a 7:18 del liderato.

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