Los Cuadernos de Royan en el Museo Picasso-Málaga: anotar el pasado, mirar al futuro

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Los Cuadernos de Royan en el Museo Picasso-Málaga: anotar el pasado, mirar al futuro

Es usual que los relatos sobre Picasso se ordenen en función a sus estancias en distintas localizaciones geográficas. Esta exposición aborda los casi doce meses en los que el malagueño vivió en Royan, en la costa atlántica francesa, a partir de septiembre de 1939, una vez que estalla la Segunda Guerra Mundial y decide alejarse de la amenaza que podía constituir residir en París. Allí viviría y trabajaría acompañado de Dora Maar, su pareja entonces, de Marie-Thérèse Walter y la hija de ambos, Maya, así como de algunos inseparables, como Sabartés, su secretario.Noticias relacionadas estandar Si Los artistas excluidos del surrealismo canónico de Breton, en la Fundación Mapfre Natividad Pulido estandar Si Picasso en Royan: exilio (artístico y emocional) en tiempos de guerra Natividad PulidoEl Museo Picasso-Málaga reconstruye el día a día del artista y genera, con la mayor precisión posible, una cartografía artística. Para ello se reúnen por primera vez los ocho cuadernos en los que Picasso, ante la dificultad de conseguir materiales en la localidad, concentró gran parte de su caudal plástico, así como una importante internada en la poesía y la escritura. Los cientos de dibujos incluidos en estos cuadernos, realizados entre septiembre de 1939 y agosto de 1940, se contextualizan con otros dibujos y con lienzos ejecutados en ese tiempo, entre ellos la monumental ‘Mujer peinándose’, lo que permite rastrear el proceso creativo y las variaciones. Asimismo, encontramos pinturas y dibujos de Dora Maar, entre ellas ‘Retrato de mujer, pieza sobresaliente, así como fotos en las que la artista documentó los espacios de trabajo de Picasso, tal como había hecho con ‘Guernica’ en 1937.Ecos cercanosEntre los cientos de dibujos que ocupan los cuadernos, además de variaciones de algunas obras que desarrollaría en Royan en óleo sobre lienzo, como ‘Busto de mujer con los brazos cruzados detrás de la cabeza’ (noviembre de 1939) o ‘Mujer peinándose’ (junio de 1940), advertimos motivos y soluciones que podríamos considerar ecos de obras y periodos anteriores, generalmente cercanos.En las formas. De arriba abajo, ‘En el ruedo’ (Royan, 29 diciembre 1939); ‘Busto de mujer con los brazos cruzados detrás de la cabeza’ (Royan, 7 noviembre 1939); y ‘Mujer peinándose’ (Royan, junio 1940) Pablo PicassoAsí, reconocemos cabezas que recuerdan las facciones grotescas de las primeras viñetas de ‘Sueño y mentira de Franco’; las ‘constelaciones’ que nacieron en los años veinte para describir guitarras y el ‘Monumento a Apollinaire’ y que, aquí, recuerdan los regueros lacrimógenos de las plañideras del entorno de ‘Guernica’; los cuerpos fluidos que a veces se contorsionan y otras se desparraman que localizamos a finales de los veinte y en los treinta; la iconografía de la mujer con los brazos cruzados tras la cabeza; la boca y el cabello encrespado que recuerdan las primeras imágenes que de ‘Medusa’ pintara una década antes, en el «periodo del desasosiego», como lo bautizara Eugenio Carmona; o el sentido escultórico de algunos rostros y cuerpos que desarrolló en Boisgeloup. Precisamente, ese pálpito escultórico se mantendría ahora bajo otro lenguaje, menos orgánico y con mayor presencia de cuerpos de ángulos marcados.Por otro lado, aparecen nuevos caminos o se acentúan otros recientes, como los rostros que se disocian en dos partes: una regida por la nariz, asumiendo cierta metáfora de la genitalidad masculina, mientras que la otra se halla protagonizada por la boca, que parece asumir la misma condición metafórica, pero en clave femenina. También aparecen escenas de tauromaquia con gráciles picadores que, años más tarde, pueden resonar en su ‘Deux contes’ (1947), ilustración del texto de Ramón Reventós. ‘Los cuadernos de Royan’ Pablo Picasso. ‘Los cuadernos de Royan’. Museo Picasso Málaga. Palacio de Buenavista. C/ San Agustín, 8. Comisarios: Marilyn McCully y Michael Raeburn. Hasta el 30 de abril. Cuatro estrellas.No es menor la entrega a la escritura y la poesía, con decenas de páginas, seguramente por la escasez de medios y por lo introspectivo y angustioso del momento (su obra de teatro ‘El deseo atrapado por la cola’ fue escrita unos meses después de su vuelta a París). De hecho, el dramatismo rezuma en algunos cráneos amenazantes y en ‘Tres cabezas de cordero’ (octubre de 1939), rotundo ‘memento mori’.

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