Prórroga, derbi y Etihad

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Prórroga, derbi y Etihad

Nada menos que a una prórroga, con Valverde de titular y en Leganés , se arriesgó el Real Madrid de Ancelotti por un título que sólo es un moscón en la sopa del fútbol para solaz de Carlos Martínez y su mariachi de expertos, todos ellos engorilados con Modric, qué bueno es Modric, apuremos cada pase de Modric con el exterior del pie que inventó Yamal. Cómo será Benito de madridista que se pasó el partido pidiendo que Modric, que cada vez se parece más al alcaldín Almeida, juegue de titular todos los partidos, no sólo los que necesita para completar las cotizaciones que le aseguren su pensión. Y Modric agradece la pelota riñendo a Vinicius, ese Viernes de Defoe contra quien se dirige desde el hamponato mediático español toda la barbarie ibérica, que, como dijo Max Estrella, es unánime, con la inocente colaboración de los trencillas del espectáculo, que tiran de tarjeta como de fusta, tal que el campeón de calistenia que arbitró a base de trapecios y tetillas la performance leganense.El Real Madrid pide árbitros ingleses y la Federación le manda calistenios de pueblo que expulsan a Bellingham por decir «fuck» porque les suena de Netflix a palabrota. ¿Árbitros ingleses? A la altura social que se ha puesto España, que vengan incluso cocineros ingleses.La gran farsa del fútbol español (y de la política y de la vida en un país moralmente corrompido hasta los tuétanos) se representa en este auto sacramental laico: el gran beneficiado por el sistema pide cambiar el sistema, y la respuesta de los perjudicados por el sistema es sancionar al beneficiado, no por beneficiarse, sino por querer dejar de hacerlo. Para cambiar el sistema arbitral de ‘The Cantalejos’, el Real Madrid sugiere árbitros ingleses, pero no sabe que es más fácil hacer una mujer inglesa (dos listones cruzados, según Camba) que un árbitro inglés, y si no, cójase a un Soto Grado de la serie ‘The Cantalejos’ y trátese de convertirlo en un Michael Oliver.-El Parlamento británico puede hacerlo todo menos convertir un hombre en mujer o viceversa -dijo famosamente Jean Louis de Lolme, antes de la invención del ‘wokismo’.El arbitraje español es woke porque en su mano está hacer los milagros que le están vedados al omnipotente Parlamento británico. Pidamos, pues, árbitros ingleses, pero que sean ingleses de verdad, no catetos españoles intentando pasar por ingleses con el acento de Cantalejo, que ya Bernard Shaw nos abrió los ojos. A Shaw le hizo Isadora Duncan una ‘indecent proposal’: dicen, le dijo, que tengo el mejor cuerpo de Europa; usted tiene la mejor cabeza del continente; nuestros hijos serían perfectos. A lo que Shaw respondió:-Queda el peligro de que sacaran mi cuerpo y su cabeza.En España no tenemos árbitros ingleses, y en el Real Madrid no tenemos centrales. Ni centrales ni capitanes. Se hace duro ver a Cafucas de carrilero titular, teniendo al City a la vuelta de la esquina. Pero se hace todavía más duro verlo de capitán en la jugada que colmó el vaso de la paciencia en Cornellá, una entrada de Goicoechea a Maradona donde el capitán de Maradona trotó como cabritilla para consolar… ¡a Goicoechea! Así no vamos a atemorizar a Haaland, el fan de Michu. A Rüdiger lo hemos quemado en la hoguera de las vanidades, y era la garantía de esa eliminatoria. A Jacobo Ramón, visto en Leganés, le sobra uno de los dos nombres, Jacobo o Ramón, para limitar las expectativas. Jacobo (o Ramón) es grandullón, pero recuerda a Fideo, el griego de ‘El Jabato’, y no quiero pensar en lo que Leny Yoro pensará de su agente, Mendes, por hacerle perder la ocasión de convertirse en estrella nada más llegar al Bernabéu.Olvídense del derbi madrileño , que a efectos de gloria no va a ninguna parte. El verdadero derbi del futbol es el Real Madrid-City. Una línea Lucas-Asencio-Jacobo (o Ramón)-Mendy en el Etihad es una soga para ahorcarse ante Guardiola, que se ha gastado en retales del mercadillo invernal unos trescientos millones para plantarle cara a Vinicius, a quien el piperío ronceril quiere vender por la misma cantidad para acometer el fichaje de un Laporte. ¡Vinicius por Laporte! La afición.

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