Hace poco más de un año, a Nick Sirianni, el entrenador de los Eagles de Filadelfia de la NFL, le cayó un cubo de palomitas en la cabeza. Se lo tiró un seguidor de su equipo tras una derrota abultada (32-9) contra los Tampa Bay Buccaneers. Era el comienzo de los ‘playoff’ de la temporada pasada y Filadelfia se llevaba un chasco. «Estás acabado, Nick, ¡estás jodidamente acabado!», le gritó el atacante, con la elástica verde de los Eagles.Este domingo por la noche, la madrugada del lunes en España, lo que cayó sobre la cabeza de Sirianni fue el agua helada del barril donde se enfrían las bebidas energéticas de los jugadores. En fútbol americano, esa es la primera celebración de la victoria. Era el mayor escenario del deporte estadounidense, la Super Bowl , la final de la NFL. El baño frígido era la redención de un entrenador abrasador. Sirianni -polémico, rabioso, frentista- se reivindicaba en una victoria contundente frente al equipo dominador de esta época, los Kansas City Chiefs de Patrick Mahomes.Noticia Relacionada Super Bowl 2025 estandar Si Trump baja al césped tras décadas de amor y odio con la NFL Javier Ansorena | Enviado especial a Nueva OrleansSirianni es de una de esas familias de enfermos del fútbol americano. Su padre fue el entrenador durante 45 años del equipo local de Jamestown, una localidad del noroeste del estado de Nueva York, en las antípodas culturales de Manhattan. Él y sus dos hermanos acabaron siguiendo los pasos de los padres. Sirianni, de 43 años, ha sido el más exitoso y ambicioso, con una carrera como asistente en varios equipos de la NFL hasta tocar el cielo con su fichaje como entrenador principal de los Eagles en 2021.Desde que llegó a Filadelfia, las cosas se torcieron para Sirianni, un desconocido para el gran público. Su rueda de prensa inaugural fue una calamidad: dudoso, repetitivo, perdía el hilo de su discurso.El equipo tuvo aquel año su peor inicio desde 1999. Tras cinco derrotas en siete partidos, dijo a la prensa que había mostrado al equipo la imagen de un capullo a punto de florecer. Era una forma de decir que, pese a los malos resultados, las raíces que echaba el equipo acabarían explotando. La hinchada de los Eagles, considerada la más dura de EE.UU., se echaba las manos a la cabeza. Los medios locales, igual de duros, le llamaban «payaso».Pero Sirianni tenía razón. En lo deportivo ha conseguido algo al alcance de pocos. En cuatro años, ha metido a los Eagles en cuatro ‘playoffs’ y dos Super Bowl. La primera, hace dos años, la perdió por los pelos contra los Chiefs, tras un recital del talentoso Mahomes. La segunda ha sido su confirmación.Una de las imágenes de la victoria de este domingo fue la intercepción de Cooper Dejean, que birló un pase de Mahomes y corrió hasta la anotación, hasta el ‘touchdown’. A su lado, en la banda, le seguía en la carrera el propio Sirianni, eufórico. Los futboleros se acordarían de cabalgadas similares de José Mourinho, el entrenador, entre otros, del Oporto, el Chelsea o el Real Madrid.Hay más paralelos entre el míster portugués y Sirianni. Ambos disfrutan de la polémica. Sirianni se enfrentó este año a su propia hinchada tras una victoria en casa, en un momento en el que hubo críticas tras un inicio dubitativo, echándose el dedo a la oreja, recriminando a gente en las gradas. Es un tipo de mecha corta, pasional. Que tira los cascos al suelo, que se desespera, que abronca a un jugador en la banda, que se pelea con un exjugador muy querido -Zach Ertz, ahora en Washington Commanders- tras acabar el partido. Despliega un carácter similar al de los seguidores de Filadelfia (y quizá por eso ha sido una relación de amor y odio): agresivo, faltón, con un punto chulesco. En pleno temporal de críticas al comienzo de esta temporada, salió a una rueda de prensa rodeado de sus hijos en una maniobra de distracción cuestionable.Pero, al igual que Mourinho, Sirianni es un tremendo motivador. En el vestuario instaló esa atmósfera de «nosotros contra el mundo» que tan buenos resultados ha dado. Rodeado de dos lugartenientes excelentes en el banquillo -Kellen Moore, en el ataque, y Vic Fangio, en la defensa- se ha dedicado a mantener a la tropa implicada. Es el entrenador que manda una carta a un pupilo en malos momentos. Que dedica horas de vídeo a un secundario.«Todos creímos en el sueño del que Nick nos habló», dijo tras la victoria Brandon Graham, uno de los veteranos de los Eagles. Un sueño que hace cuatro años era improbable.
![La redención de Nick Sirianni La redención de Nick Sirianni](https://ayuser.org/wp-content/uploads/2025/02/785-RLYg2uk3btogD4KOqhKO6wM-758x531@diario_abc-erRLVj.jpeg)
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