Hace unos días, un joven pintor de 89 años , Rafael Canogar , daba muestras de su vitalidad y energía en la presentación de una exposición que repasa sus 75 años de carrera en CentroCentro, del Ayuntamiento de Madrid. Esta mañana, otro joven pintor de 89 años, Antonio López , que sigue al pie del cañón, trabajando a diario y con proyectos a la vista, visitaba el Arqueológico Nacional . El motivo, el depósito en comodato al museo, por cinco años gratuito, de uno de sus lienzos, de la Colección BBVA. Concretamente, ‘Vista de Madrid (Museo Arqueológico desde la calle Serrano)’ , pintado entre 1961 y 1962. Fue la segunda panorámica urbana del de Tomelloso con la ciudad de Madrid como protagonista. Después vendrían muchísimas más. Hoy es uno de los pintores que más y mejor ha ‘retratado’ esta ciudad.El cuadro cuelga en la sala 31, un espacio de tránsito que conecta el final del recorrido de la edad moderna con un espacio dedicado a la historia del museo en la segunda planta. Comparte pared con un retrato de la Reina Isabel II –fundadora de este museo–, atribuido a Bernardo López, y piezas de platería en una vitrina. Poco antes de la presentación, atiende amable a la prensa y explica detalles del lienzo, que acaricia con mimo. Cuenta que lo pintó desde la terraza de una casa de la calle Serrano . Conocía a la hija de los propietarios, compañera de él en Bellas Artes. Recuerda que cuando se asomó a la terraza, la vista «era maravillosa». Lo pintó en invierno: « Hacía mucho frío . Mari, mi mujer, me hizo un capote que abrigaba mucho. Los árboles eran de hoja caduca, por eso solo están las ramas». Solía ir a pintar a primera hora de la tarde y se quedaba hasta que se iba la luz. Estuvo todo el invierno . Noticia Relacionada Rafael Canogar estandar Si «Sorprende considerar obras de arte esa basura que dejó en el Reina Sofía un movimiento político» Natividad Pulido A punto de cumplir 90 años, el Ayuntamiento de Madrid inaugura su primera exposición institucional en la capital en 25 añosEn la parte izquierda del cuadro aparece una pareja de enamorados besándose en la copa de un árbol. Una escena entre el realismo mágico y Chagall , que pintaba parejas flotando. «La de Chagall se hubiera visto más que la mía. Yo por entonces estaba recién casado. Coloqué a la pareja flotando encima de un árbol». En la parte inferior del lienzo pintó un cartel, pero a su amigo Lucio (el pintor Lucio Muñoz, marido de la también pintora Amalia Avia , buenos amigos) le pareció horrible y lo quitó. Antonio López lo pintó hace 65 años: «Entonces pintaba más rápido que ahora », advierte. Antonio López, atendiendo a los numerosos periodistas que había en la presentación Tania Sieira¿Cambiaría algo hoy? «Hubiera colocado el disco del sol. Aún puedo hacerlo». Imaginamos a los responsables de la Colección BBVA temblando ante la idea. «Y si hubiera sabido que iban a colocarme en un sitio como éste, hubiera desplazado el bloque del museo hacia la izquierda para que hubiera tenido mayor presencia», apunta el artista. Sobre la vecina de pared, Isabel II, recuerda unas fotos de la reina «algo oscuras y de un gran dramatismo».Confiesa que se halla muy a gusto en este museo: « El arte antiguo me enamora . El ser humano consiguió cosas definitivas. Desde las cavernas. Un amigo, José Luis Sánchez, me dijo que viniera a ver ‘La Dama de Elche’ . No hay nada comparable al arte ibérico. Para mí es una enorme satisfacción tener una de mis pinturas cerca de estas obras». Para Antonio López, Madrid «es una ciudad muy joven, no es arqueológica. No es Roma, ni Venecia. Cuando pinté esta obra, no sabía que Madrid se iba a convertir en uno de los temas de mi pintura. Es una ciudad muy complicada para vivir, pero es extraordinaria para el arte. Aunque no es tan artística como Roma, París o Nueva York, da la medida de la gente que vive en ella como ninguna otra». Le emociona, dice, ver los límites de las ciudades, donde terminan. « Se ha pintado poco Madrid . En el museo de la ciudad hay algunos artistas que lo han hecho, pero se les presta poca atención». «Mi tío [Antonio López Torres, su maestro] pintaba el campo, pero yo, a los 17 años, me quedé pintando la ciudad de Madrid. Vivo en ella. Vermeer pintó Delft; Canaletto, Venecia… , los lugares donde vivían. Yo no puedo pintar un lugar si no lo tengo delante. Los artistas figurativos del siglo XX hemos pintado con total libertad: Bacon pintó lo que quiso, y Hopper…» Aunque no se siente madrileño, lleva desde 1960 pintando incansable y obsesivamente Madrid. Aquí se casó, nacieron sus hijas y sus nietos, están sus amistades y se hizo el gran pintor que es hoy. Ha pintado el centro de Madrid (la Puerta del Sol, la Gran Vía), pero también la ha ‘retratado’ desde la torre de bomberos de Vallecas, desde Torres Blancas, desde el Cerro del Tío Pío, desde el Campo del Moro… Quiere pintar «los Carabancheles» desde un hospital, «si me dan permiso». Detalle del cuadro en el que Antonio López pintó una pareja besándose en la copa de un árbol Tania Sieira¿Ha terminado sus cuadros de la Puerta del Sol ? «Aún no. Tengo que continuar en verano». Ahora somos nosotros los que temblamos ante la perspectiva de volver a verlo pintar en agosto, a las cuatro de la tarde, con 40 grados a la sombra. Entre sus proyectos, dice, acabar unos grandes relieves para la catedral de Burgos. «Y pintar cosas sobre mi casa , el sitio en el que vivo». También estará su familia (los que están y los que ya no) y él se autorretratará. Explica que es una serie. Tiene algo de nostalgia, de melancolía, ¿no?, le preguntamos. « Es la mirada de un viejo en activo ». La directora del Arqueológico, Isabel Izquierdo , recuerda que el cuadro ya estuvo en el museo de abril a julio de 2024, con motivo del décimo aniversario de la reforma del edificio. Y ahora regresa por cinco años. «Ha sido muy generoso. Es un regalo para los visitantes . Este cuadro tiene para el museo un valor histórico y documental añadido, ya que muestra la puerta original de entrada al edificio».Checa Pardo, director global de estrategia de Talento y Cultura en BBVA, explica que fue el Banco Vizcaya el que encargó en 1961 este cuadro a un joven pintor para decorar una sala de un edificio del banco en la Plaza de Felipe II: «Es una de las obras más representativas de la Colección BBVA, que atesora más de 9.000».
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