Miguel se siente un afortunado. Tras dos meses de frustrante búsqueda, durmiendo en casas de amigos y en alquileres temporales, acaba de mudarse a un piso de unos 35 metros cuadrados en Urgel, Carabanchel. Paga 900 euros de alquiler , pero por fin ha acabado con la frustrante espiral de alertas de portales inmobiliarios, castings de inquilinos saturados y entrevistas fallidas. Antes, vivía con su pareja en Tribunal, pero cuando le tocó buscar un hogar para él solo se dio cuenta de que, incluso con su sueldo de funcionario, no podía permitirse seguir viviendo en esa zona. «Busqué primero en Malasaña, Lavapiés… Pero solo encontraba buhardillas de 15 metros cuadrados a mil euros. Además, te exigen que el alquiler no sea más del 30% de tu sueldo, algo que está al alcance de muy pocos», cuenta. Entonces, tomó la decisión de cambiar de distrito. Barajó como primera opción Chamartín, por cercanía al trabajo, pero el panorama era similar. Así que se decantó por Carabanchel.«Lo primero que busqué fue una buena conexión con el centro, que es donde me muevo, y hay línea directa de Metro. Además, es un barrio con mucho movimiento artístico y a mí me gusta pintar. En el centro, alquilar casa y un estudio es imposible, pero aquí tengo más posibilidades. Además, hay más comercio de barrio y las calles están más limpias», cuenta este cacereño, afincado desde hace una década en Madrid. A lo largo de todo este frustrante periplo, añade, pensó incluso en pedir un traslado y dejar la capital. «A Madrid le está pasando como a Ibiza. Hace años era una ciudad a la que la gente de provincias veníamos con ilusión, pero van a conseguir que sea un monstruo que lo devora todo », lamenta.El caso de Miguel no es, ni mucho menos, un movimiento aislado. En la última década, dos millones de personas han cambiado de domicilio dentro de Madrid. Una media de unas 200.000 al año, el equivalente a todo Móstoles, según un análisis propio elaborado a partir de los datos del Ayuntamiento de Madrid (2014-2023). Si bien el 49% de los madrileños no sale de su distrito -ni siquiera de su barrio (28%)-, esa otra mitad de migrantes intramunicipales suele buscar en barrios limítrofes. No obstante, cuando toca buscar lugares alternativos hay dos destinos que destacan sobre los demás: Carabanchel y Puente de Vallecas. En una década, a Carabanchel se han mudado más de 86.000 vecinos de otros barrios, el equivalente a la población de Toledo. Este distrito, el más poblado (con casi 260.000 habitantes) y uno de los que más empadronados ha ganado en la última década (20.000, solo por detrás de Hortaleza), acoge al 8,2% de estos madrileños en movimiento, casi el doble que la media (4,8%) . Está entre las tres primeras opciones de mudanza para los residentes de ocho de los 21 distritos: algunos limítrofes, como Latina, Arganzuela y Usera, y otros más alejados, como Centro, Villaverde, Villa de Vallecas y Puente de Vallecas. Y todo ello sin grandes desarrollo en marcha, como Hortaleza, por ejemplo, y con un PAU ya consolidado. Desde la Asociación de Vecinos de Carabanchel Alto señalan que esta descentralización lleva produciéndose años. Sobre todo, en busca de viviendas más asequibles. Carabanchel aún tiene, junto con Puente de Vallecas y Villaverde, uno de los precios más competitivos: 2.904 euros el metro cuadrado en enero , según datos de Idealista, casi la mitad de la media de la ciudad. Los alquileres (16,1 euros el metro cuadrado), sin embargo, aún se encuentran más baratos en Moratalaz, San Blas, Vicálvaro, Villa de Vallecas y Villaverde. Además, San Isidro se está convirtiendo en un nuevo lugar de peregrinaje para los artistas. De hecho, este es, por detrás de Vista Alegre y Puerta Bonita, una de las zonas que más madrileños acoge. Una periferia innacesibleA nivel de barrio, San Diego (Puente de Vallecas) es precisamente el que más población ha recibido de otros lugares: más de 32.000 madrileños. Uno de ellos es Luis, que después de la pandemia se dio cuenta de que su piso de Lavapiés se le había quedado pequeño. Como tenía unos ahorros, empezó a buscar con su pareja una casa más grande para comprar. Empezaron por Embajadores, Legazpi, Delicias… «Pero ya entonces por 300.000 euros encontrabas casi infraviviendas», recuerda. Con su presupuesto, podían aspirar a una vivienda más grande en San Diego, así que allí se mudó sin saber demasiado del barrio. «Al principio viví cierto choque cultural. Mis vecinos son mucho más heterogéneos que antes. La renta media de mi calle es baja, los índices de vulnerabilidad son altos… Pero también es un barrio con mucha identidad y tejido social. Participo en la asociación de vecinos y aún me queda mucho por conocer», relata Luis, que también ha percibido que, en las zonas con más densidad de población, faltan equipamientos, públicos y privados.El puente de Vallecas desde la avenida de la Albufera isabel permuySu nuevo hogar, Puente de Vallecas , tiene el mérito de ser el que más población gana en general (12.000 habitantes) sin desarrollos urbanísticos. Allí han acabado en la última década 73.000 madrileños procedentes de otras áreas de la capital; el 7% de los que se mudan a otra zona, muy por encima del 4,8% de la media de la ciudad. Diez distritos en total tienen a Puente de Vallecas entre sus predilectos. Ningún otro goza de una popularidad tan variada. Ayuda, eso sí, el precio de la vivienda, 2.591 euros el metro cuadrado, por debajo de los 5.104 de media en la ciudad, cifra Idealista. «Al final no dejamos de ser el primer cinturón de la periferia y en Metro estamos muy bien conectados con el centro. En otras zonas como Moratalaz o Ciudad Lineal la conexión no es tan directa», apunta Jorge Nacarino, presidente Asociación Vecinal Puente de Vallecas-San Diego. «Lo que sucede es que se acaba generando un segundo efecto de expulsión. Si los que pueden pagar un alquiler de 1.200 euros en el centro acaban pagándolo en Vallecas, los que vivían allí antes acaban fuera de la ciudad. Y la gente con menos poder adquisitivo es expulsada de la ciudad», lamenta. El centro, hostilPor otro lado, el distrito donde más rotación hay (con saldo negativo) es en Centro: de allí se han marchado 76.133 empadronados y se han instalado 54.548. Dentro de este, Sol es el barrio que más residentes ‘exporta’ : sólo el 9% de sus vecinos en la última década se quedan en el barrio, muy por debajo de la media de la capital (28%). «Hay una causa principal, que es la turistificación», señala Víctor Rey, presidente de la Asociación Vecinal Sol y Barrio de las Letras. «Esto provoca un incremento de precios no solo de los alquileres [25,7 euros el metro cuadrado, el más alto de toda la capital con Chamberí y Salamanca], sino también de la compra y el ocio. A esto hay que sumar el ruido». También, asegura, faltan equipamientos, por lo que cuando la gente joven decide tener familia acaban yéndose.El empuje de los nuevos desarrollos Aunque Carabanchel y Puente de Vallecas son los distritos que más madrileños acogen en términos relativos, su saldo migratorio, la diferencia entre los que llegan y los que se marchan, no es tan favorable como otras zonas que crecen más rápido gracias a las promociones en construcción en los nuevos barrios. Así, Hortaleza, donde está Valdefuentes, por ejemplo, cuenta con un balance positivo de 14.685 vecinos. Le sigue Villa de Vallecas, que ha ganado, gracias a su ensanche, 12.973 residentes. Cierra el podio Villaverde, que suma 12.287 habitantes gracias al empuje de Butarque y Villaverde Alto, entre otros.También Salamanca (-15.841 habitantes) y Chamberí (-15.706) están entre los más ‘hostiles’, los que peor saldo migratorio tienen. Este último es además, proporcionalmente, el distrito que más empadronados expulsa: sólo el 37% de los que se mudan lo hacen a una vivienda del entorno. «También han dejado el barrio muchos universitarios que ya no pueden permitirse pagar un alquiler aquí. Nos sobra ruido y nos faltan zonas verdes», lamenta Pilar Rodríguez, portavoz de la asociación El Organillo, por lo que muchas familias buscan espacios más amigables en los que criar a sus hijos.Lo malo, apunta Miguel, es que estos problemas están ya alcanzando al extrarradio. Uno de sus amigos de Carabanchel vive en lo que fue una antigua librería. Otros comercios del barrio son ya pisos turísticos. «O ponen orden o aquí pasará como en el centro», sentencia.
![Carabanchel, última estación para los que se resisten a dejar la capital Carabanchel, última estación para los que se resisten a dejar la capital](https://ayuser.org/wp-content/uploads/2025/02/carabanchel-RrBflBqw74w6zt4KVz7eHmO-758x531@diario_abc-o9DdnP.jpeg)
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